EL MUNDO › JEAN-MARIE LE PEN PUEDE SURGIR COMO ARBITRO DE LA ASAMBLEA

La ultraderecha complica a la derecha

 Por Eduardo Febbro

Prolija, prudente, sin jamás aceptar la controversia ni el debate político, la derecha francesa espera con tranquilidad la última revancha: conseguir en las dos vueltas de las legislativas la continuidad del voto que el pasado 5 de mayo permitió a Jacques Chirac conquistar una nueva presidencia. Los sondeos, los estudios de opinión y el clima nacional le anticipan una cómoda victoria. Bajo las siglas UMP (Unión por la Mayoría Presidencial), la derecha francesa juntó casi todas sus fuerzas y mantuvo el rumbo fijado en una misma dirección: la seguridad y el lobo de la cohabitación. Todo apunta a pensar que dentro de siete días la mayoría parlamentaria cambiará de color político. En 1997, la izquierda plural -hoy rebautizada izquierda unida– sacó 44,4 por ciento de los votos contra 36,5 para la derecha, lo que, con 319 escaños ganados, equivalió a un control absoluto de la Asamblea Nacional. Los sondeos prometen ahora todo lo contrario: las últimas estimaciones vaticinan entre 340 y 410 escaños para la derecha.
Esta configuración ideal sufre sin embargo algunas incógnitas. Dos pueden perturbar el porcentaje de escaños: la primera es la altísima proporción de candidatos, más de 8400, y listas presentes. La segunda es el impacto real que tendrá la extrema derecha y en qué medida podrá perjudicar a los candidatos de la derecha tradicional provocando una extensa serie de duelos triangulares. En 1997, con poco más del 15 por ciento de los votos, la ultraderecha había conseguido pasar a la segunda vuelta en 132 circunscripciones desencadenando así 76 duelos triangulares –izquierda-derecha-extrema derecha– y 56 duelos directos, sea con la derecha o con la izquierda. Cinco años después, la proporción ha aumentado y el partido del candidato presidencial Jean-Marie Le Pen está en condiciones de mantenerse en 237 circunscripciones. Este cálculo se basa en una transposición de los votos obtenidos en la elección presidencial (16,86%) y fue repetidas veces confirmado por los sondeos de opinión: la extrema derecha puede complicar muchísimo la formación de la próxima mayoría, tanto más cuanto que si no existe una real “conducta republicana”, es decir, retiro de uno u otro candidato a fin de evitar el duelo triangular, es muy posible que sea la ultraderecha francesa la que defina el color de la futura mayoría. Consciente del doble riesgo que lo acecha, tanto la sanción electoral en caso de que la derecha pacte con Jean-Marie Le Pen como la derrota directa, el presidente francés reiteró que no habría ningún acuerdo con el Frente Nacional. El mandatario francés, a pesar de la brisa favorable de los sondeos, se encuentra en una posición delicada: fue electo con el 82 por ciento de los votos pero esa aplastante mayoría no se la brindó su propio electorado sino la izquierda. Un paso en falso y la derecha pierde la frágil “confianza” que nació un poco a contramano luego de que Jean-Marie Le Pen pasara a la segunda vuelta de la elección presidencial.

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