Lunes, 12 de febrero de 2007 | Hoy
EL MUNDO › IRAN NO RENUNCIARA AL ENRIQUECIMIENTO DE URANIO
Por Angus McDowall y Andrew Buncombe *
Desde Teherán y Washington
El presidente iraní Mahmud Ahmadinejad le imprimió un tono desafiante ayer a la ceremonia por el aniversario de la Revolución Islámica. En un discurso frente a una multitud aseguró que su país no renunciará al enriquecimiento de uranio, aunque adelantó que sí está preparado para conversar con la comunidad internacional.
Llamativamente, Ahmadinejad dejó fuera de su discurso el esperado anuncio de que Irán finalmente había comenzado a instalar tres mil centrifugadoras para enriquecer uranio en su planta en Natanz. Muchos creyeron que esto era una prueba de la influencia de las voces moderadas que dentro del régimen islámico le están aconsejando que no haga declaraciones provocativas que puedan aumentar las tensiones entre Irán y las potencias occidentales.
La relativa moderación del presidente iraní no se repitió en Washington ayer, en donde la discusión estuvo centrada en la responsabilidad de Teherán en las muertes de los soldados estadounidenses en Irak, a través de las armas y el entrenamiento que supuestamente da a las milicias chiítas iraquíes. Esta acusación chocó con las declaraciones previas del propio presidente George Bush, que había asegurado varias veces que la influencia directa de Irán en Irak no podía ser probada. Hace menos de diez días, el secretario de Defensa, Robert Gates, habló en el Senado y afirmó que no podía decirse con certeza si Irán estaba apoyando los ataques contra las tropas estadounidenses.
En Teherán, en tanto, la celebración anual del aniversario de la Revolución de 1979 se realizó pacíficamente, a pesar de los muñecos en llamas de Bush y el premier británico Tony Blair, que acompañaban a la multitud. La ferocidad de la retórica del mandatario fue reemplazada por los cánticos de los manifestantes: “¡Muerte a Estados Unidos! ¡Muerte a Inglaterra! ¡Muerte a Israel!”. El clima durante el Día del Amanecer, como lo denominó el gobierno islámico, fue alegre y relajado.
Sin embargo, todos los discursos oficiales hablaron de la creciente preocupación del nivel de tensión existente entre Irán y las potencias occidentales. Uno de los dirigentes que hablaron se refirió a la situación sensible que se vive en Medio Oriente y destacó que la estabilidad en la región será imposible mientras Londres y Washington mantengan sus tropas en Irak.
“Cada política del gobierno estadounidense está completamente en contra nuestra”, sostuvo la estudiante de arquitectura Marzieh Naddaf, con la vestimenta típica de las mujeres conservadoras. “No están de acuerdo con que nosotros nos desarrollemos. Pero la frase ‘muerte a Estados Unidos’ no significa que estemos completamente en su contra. El mensaje de nuestra Revolución es pacífico y humanitario, aunque a veces los iraníes están enojados con la política exterior estadounidense”, agregó.
Ahmadinejad tuvo que enfrentar recientemente críticas sobre la dirección de la economía y de la crisis nuclear. Sin embargo, en Teherán esperan que estos cuestionamientos se disipen una vez que el presidente anuncie un esperado avance en el programa nuclear. Mientras tanto, para los analistas los políticos más pragmáticos están ganando fuerza y espacio en las altas esferas del régimen. Dado el hermetismo de las instituciones iraníes, es imposible saber cuán popular es realmente Ahmadinejad, tanto entre los iraníes como entre los dirigentes más poderosos del país.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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