La jueza de la Corte Suprema Carmen Argibay fue internada de urgencia en la madrugada de ayer por “una insuficiencia cardíaca e infarto agudo de miocardio”. Según los partes médicos difundidos por el Instituto del Diagnóstico y Tratamiento, la magistrada fue sometida a una “angioplastia coronaria” cuyo resultado fue “exitoso”. En un principio su pronóstico era reservado, pero la última información suministrada por el centro médico indicó que se encuentra con “asistencia respiratoria mecánica” y su cuadro de salud “se estabilizó”.

El pasado 12 de abril Argibay había sufrido una descompensación cuando participaba de un congreso en la Universidad Nacional del Litoral. Días después fue operada de urgencia de la vesícula. Sin embargo, tras un corto posoperatorio, volvió a trabajar el lunes en su despacho en Tribunales. Luego de aquella intervención quirúrgica, los médicos le habían aconsejado que retornara paulatinamente a sus actividades, pero, según afirmaron sus colaboradores, la jueza volvió “con el mismo ritmo que de costumbre”.

La ministra nunca hizo caso a las recomendaciones y pedidos de profesionales y allegados para que dejara el cigarrillo. Argibay, de 69 años, fuma desde la adolescencia y se estima que el infarto sufrido ayer podría estar vinculado con su adicción.

Argibay estuvo nueve meses presa durante la dictadura, se ha definido como “atea militante” y se manifestó a favor de la despenalización del aborto en distintas oportunidades. Por esos motivos, a comienzos de 2004 su postulación para integrar la Corte Suprema de Justicia recibió críticas y rechazos de la Iglesia Católica y otros sectores conservadores. Como miembro del máximo tribunal judicial, declaró la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Este año votó a favor de la habilitación como diputado del comisario Luis Patti, quien se encuentra procesado por secuestros, torturas y asesinatos durante la última dictadura. En 2001 Argibay fue elegida por la Asamblea General de Naciones Unidas para integrar el Tribunal Penal Internacional de La Haya, con el fin de juzgar los crímenes de guerra cometidos en la ex Yugoslavia.