Miércoles, 23 de abril de 2008 | Hoy
EL PAíS › LUCIANO HAZAN, ABOGADO DE ABUELAS
Por Alejandra Dandan
El caso Evelyn marcó un antes y un después en la búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo. Entre otras singularidades, obligó a la Justicia a repensar los términos del derecho a la identidad e instaló al Estado en el lugar de garantizarlo. Luciano Hazan es coordinador del equipo jurídico de Abuelas y en diálogo con Página/12 analiza el impacto y la potencia de este caso. “Lo peor es dejar en manos de los jóvenes la decisión de sacarse sangre. Ahora, cuando al juez se le plantea el conflicto tiene que resolverlo y en estos casos gravísimos más, no pueden mirar para un costado.”
–Evelyn siempre fue muy dura con la búsqueda de las Abuelas. Incluso lo manifestó en algunas entrevistas. ¿Cuál es la evaluación de Abuelas en este caso?
–En realidad nosotros creemos que este tipo de mecanismos (la extracción de ADN por vías alternativas al análisis de sangre) trae una respuesta satisfactoria tanto a las Abuelas y familiares que buscan, como a los jóvenes que están buscando, y el mejor ejemplo es el de Evelyn.
–Durante las veces que habló, ella se mostró en contra.
–Si uno lee las entrevistas en realidad lo que nota es a ella que dice que “estoy buscando mi identidad”, que “me encantaría” saberlo, y está mostrando así claramente que quiere saber quién es. El mecanismo de extracción de sangre quedó frenado desde 2003, con el fallo de la Corte que provocó que las causas se traben y no puedan avanzar.
–¿Son muchas causas?
–Tenemos decenas de causas conflictivas. Muchas veces sucede que los abogados de los acusados que están en esta situación de imputación convencen a los jóvenes de oponerse al análisis genético, y ellos lo hacen con temor a que la Justicia pueda ponerse en contra de las personas que los criaron. Entonces, lo que termina pasando es que se vuelven funcionales a los intereses de esos abogados, los de imputados de apropiación, y no avanza la causa. El fallo de la Corte de 2003 generó esto.
–¿Y cuáles fueron las consecuencias?
–Que sea imposible hacerlos obligatorios, y las causas quedaron bajo la decisión de los chicos que deciden analizarse o no. Eso complicó mucho en los últimos años el trabajo de búsqueda de las Abuelas, que encontraron una nueva alternativa en esto de salir a buscar ADN con métodos alternativos, como el de los restos de pelo recogido en un allanamiento. Evelyn es la tercera identificación que se hizo de esta forma y la verdad es que este mecanismos es lo que nos deja seguir avanzando. Como decía antes, garantiza bienestar entre las Abuelas y los familiares que buscan y los jóvenes.
–¿Por qué?
–Porque los jóvenes también encuentran la respuesta, una respuesta a esa pregunta sobre la identidad que tuvieron atragantada durante treinta años. Depende el caso, pero el Estado se hace cargo de la decisión.
–En todas las historias, el momento de tomar la decisión de hacerse los exámenes debe ser la instancia más difícil. Sobre todo por aquello de las consecuencias que puede tener para las personas que los criaron.
–Exacto, y la decisión ahora es del Estado. Y esta metodología pone en la cabeza del Estado esta decisión que si no queda en manos de los chicos que de esa forma vuelven a “revictimizarse”. Y el que tiene obligación de resolverlo es el Estado que generó el conflicto durante la dictadura y durante la democracia porque siguieron y son delitos continuados.
–¿Los jóvenes pueden decir que así no tienen libertad de elegir?
–El argumento de ella era que no quería que el estudio genético se usara contra las personas que la criaron, pero en este caso puntual no sucede. Este análisis no los afecta porque ellos confesaron, y el caso está en la etapa plenaria. Lo que sí es cierto es que la confirmación echa luz sobre una cadena de complicidades porque ahora se confirma que Evelyn nació en la ESMA y que por lo tanto hay personas allí que sin este examen no habrían sido investigadas.
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