La cúpula de la CGT se reunió ayer con la Presidenta y le transmitió su preocupación por el impacto de la inflación en los salarios. También le plantearon su inquietud por la falta de indicadores fiables para discutir sueldos. La entrevista con Cristina Fernández de Kirchner se realizó en el Salón Norte de la Casa Rosada. Los invitados estuvieron encabezados por el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, quien será reelecto en la próxima sesión del congreso de la central de Azopardo. En la reunión, los dirigentes sindicales ratificaron su pedido de que se convoque al Consejo del Salario, pidieron que se eleven las asignaciones familiares y el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias. También solicitaron una recomposición de las jubilaciones y las pensiones. Tras escuchar las demandas de sus invitados, la Presidenta les pidió que se manejaran con “prudencia” por la situación económica y social. Cristina prometió que no se enfriará la economía ni se aplicarán recetas ortodoxas para recortar la demanda. “El modelo económico no se toca”, garantizó.

Tras haber aceptado aumentos salariales del 19,5 por ciento anual, sobre todo en las paritarias que se acordaron en la primera parte del año, los gremialistas llegaron a la Rosada con una obsesión: hacer saber su preocupación por el deterioro que produce la inflación sobre los incrementos de haberes. Además de Moyano, en la reunión estuvieron Antonio Caló (metalúrgicos), José Pedraza (ferroviarios), Omar Viviani (taxistas), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Gerardo Martínez (construcción), Amadeo Genta (municipales), Armando Cavalieri (mercantiles) y Andrés Rodríguez (UPCN). Faltó Luis Barrionuevo (gastronómicos), quien buscó expresar su rechazo al tope salarial del 19,5 por ciento y su oposición a que Moyano sea reelecto. Además de hacer planteos, la CGT comunicó nuevamente a la Presidenta su apoyo a la política general del Gobierno.

Para hacer público ese respaldo, la CGT redactó una solicitada que aparecerá hoy. En el texto, los dirigentes cegetistas incluyeron un guiño a la Casa Rosada por el reciente conflicto con las entidades del campo. “Las conquistas obreras unificaron al pueblo, que era y es víctima de la oligarquía terrateniente, la misma que se apropió de las tierras a tiro de fusil en los tiempos de la ‘Organización Nacional’ para quedarse con los suelos de la Nación y evitar el desarrollo de la Patria”, dice uno de los párrafos del documento. También se destaca “la caída del desempleo y la pobreza” alcanzadas por la gestión de Néstor Kirchner. Antes de la reunión, Moyano había preparado el clima adelantando algunos elogios. “Nadie puede dudar que se avanzó mucho”, dijo.

El encuentro con la Presidenta también reflejó la actualidad de la interna cegetista. Después de dos años y medio sin integrar el secretariado de la CGT, los “gordos” decidieron participar otra vez de la conducción. El regreso de los gremialistas que estuvieron al frente de la CGT durante el menemismo provocará realineamientos en la próxima elección de autoridades, prevista para el 8 de julio. Aunque no proviene de ese sector, el metalúrgico Caló es figura puesta para suceder a Lingeri en la secretaría adjunta. Ayer todos se mostraron unidos, como marca la tradición. El proceso para elegir la nueva conducción seguirá hoy cuando Moyano encabece el plenario del Comité Central Confederal: allí se designará a la comisión de poderes y la junta electoral.

Anoche, tras salir de la Rosada, los gremialistas se fueron rápido y sin hablar demasiado. El estatal Rodríguez alcanzó a decir que la charla había sido “muy positiva” y contó lo que había dicho la Presidenta: “El modelo no se toca”. Moyano se dirigió a un canal de noticias. En el reportaje contó que durante la reunión con la Presidenta habían conversado sobre los aumentos de precios. “La inflación existe, nadie puede negarlo. Ha crecido como consecuencia de la protesta del campo, aunque tampoco es el desborde total. No creo que llegue al 20 por ciento”, dijo. “Hay algunas recetas para combatirla, como enfriar la economía. Sabemos lo que eso representa: congelar salarios y desalentar consumos, recesión”, concluyó.