Miércoles, 21 de mayo de 2008 | Hoy
EL PAíS › EL OBISPO JORGE CASARETTO CUESTIONó LAS ESTADíSTICAS OFICIALES
El titular de Cáritas aseguró que en las parroquias la gente pide “más alimentos que antes”. Sostuvo también que la Iglesia y el Gobierno tienen una relación institucional distante, aunque aclaró que el diálogo no está cortado.
El obispo de San Isidro y titular de Cáritas, Jorge Casaretto, aseguró ayer que “está aumentando la pobreza” y señaló que el vínculo entre la Iglesia y la Casa Rosada está signado por la “distancia”. El prelado, que además es presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, aclaró de todos modos que “no hay ningún diálogo cortado” ni “ninguna actitud beligerante” con la administración de Cristina Fernández de Kirchner. Y si bien habló de “conflictos pendientes” con el Gobierno –como la postulación del nuevo embajador ante la Santa Sede y la demora en la designación de un nuevo obispo castrense–, afirmó que están más vinculados con el Vaticano que con la Iglesia argentina.
El aumento de la pobreza pregonado por Casaretto va en contra del informe difundido por el Gobierno, según el cual en el que la cantidad de pobres se redujo al 20,7 por ciento. Así, la Iglesia se sumó a los cuestionamientos de los políticos de la oposición y de las consultoras privadas en torno de la cifra ratificada por la propia presidenta Fernández de Kirchner.
Los últimos datos sobre pobreza fueron difundidos por la Presidenta en un acto que encabezó la semana pasada en la Casa Rosada. Entonces, la jefa del Ejecutivo indicó que en el segundo semestre de 2007 la pobreza había descendido 2,7 puntos respecto de la medición anterior que la ubicaba en el 23,4 por ciento.
El obispo de San Isidro contrapuso los índices oficiales a las conclusiones del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), “que –según enfatizó– sigue muy de cerca esta temática”. “Ellos siguen de cerca el punto de vista de las estadísticas pero, además, nosotros tenemos (otro índice) que son nuestras Cáritas parroquiales y ellas nos dicen que vuelve la gente para pedir más alimentos que antes. Esa percepción nos dice que está aumentando la pobreza”, aseveró el prelado.
Las declaraciones de Casaretto se dan luego de un comunicado de la Conferencia Episcopal difundido el lunes, donde se hizo referencia al conflicto con las entidades agropecuarias. “En estos momentos de tensión se hace necesario y urgente que el Gobierno y las agrupaciones representativas del campo lleguen a un acuerdo”, expresaron los obispos. En ese texto se evitó tomar posición respecto de la razón de las partes en la negociación, pero se advirtió sobre los pobres: “Son quienes más sufren las consecuencias de toda esa situación.”
Para no introducir nuevos elementos de tensión entre la administración kirchnerista y la Iglesia, el presidente de la Pastoral Social remarcó que “la relación es institucional y esto es propio de lo que ha sido la vida de este Gobierno con respecto a la Iglesia”. Casaretto precisó: “Yo tengo diálogo con muchos funcionarios, por lo tanto, no hay ningún diálogo cortado, no hay ninguna actitud beligerante”. Admitió, de todos modos, que “quizás hay una distancia, pero esa distancia puede ser interpretada desde el punto de vista del Gobierno y también desde el punto de vista nuestro. Es una relación institucional”.
“Los dos puntos más conflictivos escapan bastante al Episcopado argentino”, aseguró Casaretto, en referencia al caso de Iribarne –postulado como representante argentino ante el Vaticano y rechazado por su condición de divorciado– y al reemplazo de Antonio Baseotto al frente de la vicaría castrense. Baseotto fue apartado de su cargo luego de sugerir que se tirara al mar al ex ministro de Salud Ginés González García.
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