Miércoles, 21 de mayo de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › INVESTIGAN EL CONTEXTO SOCIAL DE LOS NIñOS QUE MATARON A MILAGROS
Una jueza de menores que interviene en el caso contó que los chicos provienen de “un encuadre familiar muy violento” y aseguró que ambos “comprendían lo que hacían”. “No puedo aceptar que los llamen asesinos con chupete”, se quejó la abuela.
Por Emilio Ruchansky
Si algo inquieta a la opinión pública desde que los dos hermanos de 7 y 9 reconocieron haber asesinado a Milagros, de dos y medio, es que haya un crimen donde los culpables no son responsables de sus actos. Ayer, Marta Pascual, una jueza de Menores que colabora en la causa, aseguró que los chicos “comprendían lo que estaban haciendo” y “no se conmovieron ante el dolor de la niña”. “De alguna forma les causaba placer”, comentó la magistrada, quien además especificó que provienen de un “encuadre familiar muy violento”. Página/12 amplió estos primeros datos del informe psiquiátrico con testimonios de vecinos que conocen el entorno de estos niños y comienzan a intuir una larga cadena de responsabilidades.
Pese al hermetismo que rodea a la investigación, Pascual reveló algunos detalles sobre el relato de los menores –al que tildó de “frío”– en el marco de la causa a cargo de su colega, el magistrado Mariano Alejandrini. La titular del Tribunal de Menores 5 de Lomas de Zamora dijo que tras la reunión de un grupo de psiquiatras convocados por el juez “hubo un diagnóstico durísimo y shockeante en cuanto a lo que hicieron y la forma en que lo hicieron. Además porque, pese a su corta edad, comprendían lo que estaban haciendo”.
La jueza dijo que al principio de la investigación había rumores sobre la participación de un adulto en el homicidio porque no podía entenderse que dos chicos tan pequeños –“de talla menuda por estar un poco desnutridos”, acotó– pudieran cometer algo así. “Por eso mismo llevó tanto tiempo poder ejecutar el crimen y por eso el sufrimiento de ella. Al no tener fuerza, su agonía fue muy larga y por eso mismo ellos podrían haber parado ese acto y no lo hicieron, sino que continuaron”, evaluó Pascual. A modo de explicación, la jueza relacionó este accionar con la situación familiar de los niños, quienes “repitieron escenas de violencia que veían a diario”.
Durante la charla con los psiquiatras, al igual que con los fiscales el lunes pasado, los hermanos buscaban echarse la culpa uno a otro. “No sé si en su mente infantil entienden lo que es un crimen, pero sí que es una conducta disvaliosa, entienden perfectamente que la hicieron sufrir mucho a Milagros”, comentó la jueza al respecto y sentenció: “Eso no les causó que pararan su accionar o se conmovieran ante el dolor. De alguna forma, como dicen los psiquiatras, les causaba un placer”. El diagnóstico de los peritos es que tienen una personalidad disociada, “es decir, estos chicos pueden tener un acto de ternura o un acto de locura y de violencia”, interpretó la magistrada.
Según afirmó una familiar de Milagros, la madre de los chicos consume drogas y alcohol en exceso. “Y parece que siempre los cagaba a palos”, sostuvo. El padre de ellos había muerto hace dos años de un infarto y su viuda, una mujer “que no pasa los treinta”, nunca logró conseguir trabajo. La abuela de los hermanitos y la de Milagros son comadres y ya estuvieron hablando del tema. Aunque en un principio la primera, Herminia Lazarte, defendió a sus nietos, según la fuente, ayer “se cruzó y le pidió disculpas” a la madre de la niña. En esa cuadra niños y niñas jugaban juntos, sin mayores inconvenientes. De hecho, los dos hermanos “tienen dos hermanitas que son unas santas, por suerte”.
“Yo discutí más de una vez con ella para que no les pegue más a mis nietos”, dijo ayer Lazarte por radio. La señora contó que los chicos iban al colegio, eran buenos alumnos y aseguró que su hija vivía de un Plan Familia, con 175 pesos y con la ayuda que le daban sus suegros. “No puedo aceptar que los llamen asesinos con chupete. Ellos no son asesinos. Son criaturas”, recalcó la abuela. Los niños y su madre se encuentran desde el pasado lunes en una Comisaría de la Mujer de La Plata, bajo atención psicológica, porque “acá no pueden volver”, agregó la abuela. El juez deberá resolver si pueden seguir viviendo con la madre o ser entregados a otras personas.
Ayer, César Oscar Belizán, el padre de Milagros, se reunió con el intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi, quien lo invitó a sumarse a los equipos de trabajo del municipio, para que pueda cubrir las necesidades económicas de su numerosa familia. El mandatario en ningún momento habló de “responsabilidades”, de hecho aprovechó la ocasión para afirmar que trabaja desde el primer día en la problemática social, sanitaria y la carencia de infraestructura del barrio. También prometió que redoblará los esfuerzos “para mejorar la situación de los habitantes más carenciados”.
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