Fue unas horas antes de dirigir un mensaje cargado de épica a todos los diputados oficialistas. Al mediodía, Néstor Kirchner recibía en la quinta de Olivos a un grupo de diputados K. Eran los incondicionales. Entre los visitantes estaban los bonaerenses Carlos “Cuto” Moreno, Carlos Kunkel, Dante Dóvena y Remo Carlotto, el porteño Juan Carlos Dante Gullo, la cordobesa Patricia Vaca Narvaja y la mendocina Patricia Fadel, entre otros. La reunión intentó mantenerse en secreto, pero con el paso de las horas se filtró. En el Congreso, donde por estos días circula infinidad de versiones, se hizo una lectura: el motivo de la reunión, siempre según esa hipótesis, habría sido advertirle a Kirchner que no cerraban los números de la bancada kirchnerista. Diametralmente opuesta fue la versión que dieron a PáginaI12 varios de los asistentes a la charla con Kirchner. “Los números vienen muy bien, aunque se discutirá con seriedad adentro del bloque”, dijeron a este diario cuatro diputados que pasaron por Olivos.

Una vez que se sentó ante sus invitados, Kirchner hizo una mezcla de diagnóstico y arenga. Dijo que esta semana de debate en Diputados había encontrado muy disperso al bloque, que había que mejorar el funcionamiento interno para evitar que los diputados se sintieran solos ante la presión de las entidades rurales. “Hay que fortalecer a Cristina y garantizar la institucionalidad”, fue una de sus consignas a la hora de motivar a la tropa.

En medio de la charla, la mendocina Fadel se encargó de hacer un informe sobre la situación interna del bloque. Kirchner escuchó que en la bancada había surgido una propuesta alternativa, ideada por Felipe Solá, que propone recortar las alícuotas a las retenciones móviles. La propuesta que impulsa el ex presidente consiste en mantener las retenciones móviles previstas en la Resolución 125 pero al mismo tiempo sancionar una ley alternativa que instrumente compensaciones muy jugosas para los pequeños y medianos productores. “No se puede retocar cuando el enemigo está jugando muy fuerte”, dijo Kirchner.

Tras escuchar esa sentencia, los legisladores analizaron con el ex presidente hasta dónde llevar el paquete de compensaciones que se ofrecería en la ley complementaria. Por ejemplo, el precio pleno del trigo y la liberación de las exportaciones se elevaría de 500 a 1000 toneladas el tope para recibir reintegros, se extendería el subsidio por fletes, se dejaría en manos de los gobernadores la administración del Fondo de Redistribución Social para construir hospitales y viviendas populares. También se sancionaría una ley de arrendamientos para beneficiar a los pequeños propietarios que alquilan sus campos a pools de siembra.

En la reunión también se habló particularmente de Solá. La figura del ex gobernador cobró mucha relevancia tras el envío al Congreso del proyecto de retenciones móviles. Los kirchneristas sostienen que Solá se ha convertido en un interlocutor habitual de Eduardo Duhalde.

Se hizo catarsis por la sensación de “malestar e incertidumbre” de algunos legisladores. “Muchos diputados están afectados por la realidad local”, confió a este diario uno de los asistentes. Según dos partícipes de la charla, Kirchner escuchó con atención y luego prometió no presionar a los indecisos. Unas horas más tarde, al participar de un acto del gremio bancario que dirige Juan José Zanola, el ex presidente dedicó un mensaje a sus compañeros que ocupan bancas del Congreso. “Tengan coraje y piensen en el pueblo. Que nunca más tengamos que sentir la vergüenza de algunas leyes que se sancionaron entre gallos y medianoche en la Argentina”, lanzó. Fue una manera indirecta de recordar el caso de la Ley de Reforma Laboral, que se aprobó gracias a varios presuntos casos de sobornos en el Senado.

El mensaje de Kirchner tuvo un rápido eco en las carpas kirchneristas del Congreso. Ayer se repartieron volantes firmados por la CNP 25 de Mayo que decían “No a la Banelco de la soja. Diputados: defiendan el bolsillo popular, no se dejen apretar ni sobornar”.