Lunes, 11 de agosto de 2008 | Hoy
“Cecilia Abrazo de Oso Pando contra los jueces garantistas”, se despacha el blogger Dr Lecter, en su anuncio del film Kung Fu Pando. En una parodia del arrebato procesista que protagonizó la activista castrense, Lecter promete: “No te pierdas a nuestra heroína usando golpes mortales, torturas, picanas, desapariciones y todas las cosas lindas que aprendió de sus maestros del proceso”. Eso sí, por las vacaciones de invierno, advierte: “No traigas a tus hijos, que te los va a secuestrar”.
Si la relación del Gobierno con el vicepresidente Julio César Cleto Cobos es traumática, el vínculo personal de Cobos con el presidente de la bancada K en el Senado, Miguel Angel Pichetto, ronda lo insostenible. Pocos olvidan cómo Pichetto se retorcía en su banca mientras Cobos estiraba su definición en contra de las retenciones móviles. La imagen se volvió a repetir el miércoles pasado en la votación por la derogación del Código de Justicia Militar. La oposición había manifestado su desacuerdo con algunos incisos de cuatro de los nueve artículos. Pichetto pidió que el proyecto –finalmente aprobado por unanimidad– se votara en conjunto dejando constancia de las disidencias. Cobos desoyó a Pichetto y ordenó votar los cuatro artículos por separado. Hasta el socialista Rubén Giustiniani apuntó que no quería votar en contra de los artículos, porque sólo cuestionaba algunos incisos, pero Cobos se ciñó al “reglamento”. Las cámaras de Senado TV –el circuito interno que funciona bajo la dirección de la presidencia del cuerpo– no dudaron en “ponchar” la imagen de Pichetto con su cara desencajada, hecho un manojo de nervios. Cerca del rionegrino aseguran que espera con ansias la oportunidad de una revancha.
Cuando la semana pasada asumieron Gustavo López, Oscar González y Tristán Bauer en segundas líneas del gabinete nacional, en el Salón Blanco de la Casa Rosada podría haber jurado también un cuarto funcionario con rango de subsecretario: el arquitecto Rubén Pascolini, vicepresidente de la FTV que encabeza Luis D’Elía, designado al frente de la Comisión Nacional Tierra Social. De hecho, D’Elía quería que Pascolini participara de la misma ceremonia, pero en el Ejecutivo prefirieron que no, acaso por el mentado “desgaste” de la figura del líder piquetero, consecuencia de su alta exposición durante el conflicto rural. Para darle las explicaciones del caso, Juan Manuel Abal Medina (h), vicejefe de Gabinete, llamó al líder piquetero la noche previa al acto. Le pidió que no se enojara, le dijo que la decisión había sido tomada a último momento y que se prefería focalizar el acto en la pata centroizquierda de la coalición oficialista, no tanto en los movimientos sociales. D’Elía se enojó igual. Palabras más o menos, argumentó: “Cuando hubo que poner el pecho, estuvimos en la primera línea. Ahora que hay que socializar prestigio, no nos ponen”.
Entre las asistentes a una charla sobre energía que dio la semana pasada el ex candidato presidencial Ricardo López Murphy hubo una que dio la nota: la senadora por la Coalición Cívica María Eugenia Estenssoro. Sucede que Estenssoro ocupó el lugar en las listas de la CC que podría haber encabezado López Murphy si no hubiera fracasado su negociación con Elisa Carrió. Algunos, en su entorno, no pueden dejar de recordar que hoy sería senador. “Por ahí, María Eugenia le fue a agradecer que llegó a senadora”, bromeaban.
Se lo habían prometido a sí mismos apenas vieron los triciclos de colores. Estaba terminando la presentación del libro La familia vial, del vicepresidente primero de la Legislatura, Diego Santilli, que cantó “En el auto de papá” con Pipo Pescador. Mientras se marchaba la gente, el legislador macrista aprovechó para darse un gusto más, junto a dos de los asistentes: Diego Pérez y Raúl Portal. Los tres se subieron a los triciclos gigantes que estaban preparados para la presentación y salieron a jugar una carrera en una pista que tenía el ACA en la Feria del Libro Infantil y Juvenil. ¿Quién ganó la carrera? Salieron los tres empatados y se rieron como niños.
Es una tradición cara a la liturgia peronista y ayer no fue la excepción. El reparto de juguetes por el Día del Niño se cumplió, organizado por el Ministerio de Desarrollo Social. Pero esta vez incluyó una cantidad inferior a los pedidos que se habían registrado. Así que hubo quejas y malhumor en algunos municipios y organizaciones sociales. Parece que no alcanzaron los juguetes incautados en la Aduana por diversas irregularidades.
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