Viernes, 26 de septiembre de 2008 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Pablo Imen *
Conocí a Mariano Narodowski en mi adolescencia, en los últimos días de la dictadura genocida. Fue mi maestro en una institución judía progresista y con él aprendí la posibilidad de cambiar el mundo con un sentido de igualdad y justicia. Tal vez por ese motivo me asaltó cierto desconcierto y una renovada decepción cuando escuché en los medios su discurso acompasado a la perspectiva tecnocrática y presuntamente desideologizada tan “PRO”. El viraje de Mariano no fue, sin embargo, un rayo en un día de sol, sino parte de un proceso histórico masivo: desde los ’90 fueron cooptados una parte de nuestros maestros, que pusieron su inteligencia al servicio del proyecto educativo neoliberal. ¿Cómo pasó Narodowski de la entonación emocionada de las canciones republicanas de la Guerra Civil Española a la justificación de los modernos mecanismos del genocidio social? Su camino paradigmático de intelectual que pasó del campo de la revolución al campo del viejo orden refleja otras tantas y tristes historias de capitulaciones.
En efecto, Narodowski jugó un papel fundamental en la implementación del proyecto de Escuelas Autogestionadas en el feudo puntano de los Rodríguez Saá, tal vez el experimento más avanzado en la instalación de un modelo educativo neoliberal. Lo hizo desde la Fundación Gobierno y Sociedad, timoneada por Miguel Angel Broda, entusiasta gurú neoliberal con quien compartió algo más que su amor por Atlanta.
Narodowski ha logrado lo que ningún otro ministro de Educación en la historia de nuestra ciudad: que trescientos directivos y supervisores generen un pronunciamiento que sostiene, entre otras graves acusaciones, la afirmación lapidaria de que esos actores “se encuentran en estado de alerta en función de considerar que corre peligro la estabilidad y continuidad de la escuela pública”. La retórica ministerial sobre la “calidad educativa” constituye así un artilugio discursivo legitimador de la privatización y autoritarismo que convierte a la “nueva política” en un modo eficaz para la ampliación de la brecha de la de-sigualdad educativa.
Se registran como efectos, por acción u omisión, fenómenos de exclusión educativa (chicos sin vacantes), de autoritarismo impar (desde la prohibición de hacer declaraciones públicas a la demanda penal contra estudiantes por tomas de colegios), de vaciamiento del espacio público (acotando las atribuciones de las cooperadoras escolares), de descualificación del trabajo docente (eliminación de las jornadas de reflexión), de implantación de mecanismos abiertos y encubiertos de privatización educativa (la creciente fragmentación del sistema es apenas un indicador de estas políticas), entre otra larga lista de calamidades que no hacen sino multiplicar el creciente malestar de la comunidad educativa.
El Mariano que puño en alto gritaba que “el pueblo unido jamás será vencido” se convirtió en el Narodowski que, cual Dr. Jekill y Mr. Hyde, nos somete a los más horrendos experimentos orientados a los (inconfesables) objetivos de vaciar, de-sarticular y reconfigurar los restos de la educación pública, promoviendo un sistema educativo de- sigual e injusto. Con Macri y Narodowski, pues, la escuela pública sigue sitiada.
* Coordinador del Departamento de Educación Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
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