Cuando despegue el vuelo que hoy a las 19 llevará a la Presidenta a Brasil, en la delegación argentina se repetirá una pregunta: ¿Cuál será la suerte de la candidatura de Néstor Kirchner a secretario general de Unión de Naciones Sudamericanas? La respuesta hasta anoche aún era incierta. Y eso que más de cien funcionarios argentinos se encontraban en el complejo de Costa do Sauípe, a cien kilómetros de San Salvador de Bahía, un lugar paradisíaco a metros del mar elegido como sede de la XXXVI cumbre del Mercosur. Mañana a la tarde, cuando termine el encuentro del bloque, los mandatarios de Sudamérica se volverán a encontrar para debatir cómo darle mayor institucionalidad a la Unasur. Será el momento clave para la comitiva argentina, porque uno de los temas a discutir es quién ocupará la secretaría general de Unasur en los próximos años. Y la Presidenta, se descuenta, defenderá la postulación de su esposo.

Cristina Fernández llegará a Brasil entrada la noche y enseguida escuchará el informe que le hará el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Alfredo Chiaradía. Hombre clave en todas las negociaciones encaradas por la diplomacia argentina, Chiaradía participó en las rondas previas sobre el mercado común. Esas reuniones coincidieron con las del foro de gobernadores e intendentes del Mercosur, un evento que superó los records de asistencia de jefes comunales. El paisaje de Costa do Sauípe debe haber contribuido a tanta convocatoria.

De todas las actividades que se realizarán en simultáneo entre hoy y mañana, la Presidenta ya tiene sus prioridades. La primera será defender la candidatura de Kirchner: una cuestión que seguramente la llevará a polemizar con el uruguayo Tabaré Vázquez. Uruguay es el único país que, hasta ahora, ha hecho público su rechazo a la postulación de Kirchner. También están en duda las posiciones de Perú y Colombia.

La otra prioridad de la delegación argentina es la posibilidad de que la Presidenta se entreviste con el presidente cubano Raúl Castro. Los adelantados de la Cancillería están trabajando con sigilo para ver si es posible que ambos tengan un encuentro bilateral. De gira por Brasil tras un paso por Venezuela, el hermano de Fidel tendrá su debut en las cumbres latinoamericanas de presidentes. Para CFK, la relación con Cuba es un tema sensible: durante la gestión de su marido, fue ella quien puso más énfasis en el caso de la neurocirujana Hilda Molina. Como gesto hacia la Casa Rosada, el gobierno cubano terminó accediendo a que la madre de Molina, la anciana Hilda Morejón, viajara a Buenos Aires a visitar a su nieto. Molina no fue autorizada a dejar la isla.

Por decisión de los brasileños, el complejo hotelero recibirá también a los miembros del Grupo Río. Ese foro incluye a los países del Caribe y en su última reunión tuvo un capítulo bastante agitado: fue en República Dominicana, donde los presidentes Hugo Chávez, Alvaro Uribe y Rafael Correa debatieron a cara de perro a causa de la incursión de Colombia en territorio ecuatoriano. Aquella incursión terminó con la muerte de Raúl Reyes, uno de los jefes de las FARC. Como otros presidentes del Caribe, el mandatario cubano llegó a Brasil para participar de las actividades del Grupo Río. En contraste con la cautela con que se manejó el matrimonio Kirchner –Néstor y Cristina no viajaron nunca a La Habana–, Lula siempre se movió con mucha independencia en su relación ante Cuba. Esa autonomía explica también las inversiones brasileñas en la isla.

Aparte de Unasur y la probable reunión con Raúl Castro, la Presidenta podría enfrentar otro escenario delicado y en un tema muy sensible para la Argentina: la relación con Brasil. El socio mayor del bloque está impulsando la aprobación de la próxima Ronda Doha de la Organización Mundial del Comercio, para lo cual apoya la iniciativa de los países centrales de levantar los aranceles a la importación de productos industriales. El gobierno argentino no está de acuerdo con reducir la protección a su industria. Es muy difícil que CFK acepte rever esa negativa justo cuando la UIA está reclamando una mayor devaluación del peso para no perder competitividad ante los competidores brasileños.