EL PAíS › LA BUSQUEDA DEL CANDIDATO Y
LA PERFORMANCE DE LA ADMINISTRACION DUHALDE
Algo desorientados, pero entusiastas
En el Gobierno se angustian por la carencia de un candidato que lleve los colores del Presidente. Aunque crece la idea de resaltar los logros del Gobierno. Seminarios y encuestas sobre la imagen del Gobierno. Las mentes afiebradas.
Por Sergio Moreno
Desorientados, caracterizó el influyente funcionario al estado de ánimo de los principales operadores del Presidente. La desorientación es, según explicaba la fuente, producto de la carencia de recipiente para volcar el resultado de la acumulación de poder que el Gobierno consiguió a partir del congreso de Parque Norte. “No sabemos qué hacer, damos vueltas alrededor de lo mismo y todavía no tenemos candidato”, comentaba con cierta angustia el miembro del gabinete. Mientras la orfandad gana el alma de cada operador de la Casa Rosada, en una de sus oficinas ya reposa un trabajo encargado para estimar la ponderación social del Gobierno. Los resultados son mejores de los que esperaban en el gabinete y abren una esperanza en algunos funcionarios de que, con el paso del tiempo, dicha sensación crezca en la gente y puedan convencer a Duhalde de que él es el candidato que está buscando.
Mentes afiebradas, calificó otro integrante del elenco oficial a sus pares que acuñan, por ahora en voz baja, la idea de ver –nuevamente y a pesar de sus propios decires– a un Duhalde en campaña presidencial. El Presidente volvió a reiterar ayer que no se quedaría un día más allá del 25 de mayo (ver página 11) y, quienes están más cerca de él, sostienen que tales dichos son sinceros. “Chiche es una de las personas que, además de influir definitoriamente en el Negro, le insiste en que debe irse en esa fecha”, comentan en Olivos.
La teoría de la primera dama, apoyada también por el ministro de Justicia y Seguridad, Juan José Alvarez, es la del retiro con gloria: en mayo y con los indicadores económicos en condiciones más que favorables si se los compara con los de enero de 2002. “Y con las previsiones que hacían todos en aquella época”, recordó un ministro a este diario, “no se olvide que nos daban a todos por muertos y al país hundiéndose en el mar”.
En ese sentido, en el Gobierno han encomendado la realización de una campaña que resalte los logros de esta administración (ver página 6). El motivo revelado de tamaña empresa es que “Duhalde quiere irse bien, para poder volver y para reafirmarse sin dudas en la provincia”, dicen sus hombres de confianza. Ahora, si la idea de que el Gobierno está gestionando aceptablemente derrama en la sociedad –y comienza a hacerse carne en la gente–, será el momento de convencer a Duhalde de que su tiempo de retirada aun no ha llegado, tal como ayer dijo a Página/12 un importante funcionario del gobierno nacional.
Seminarios y sondeos
La semana pasada Mauricio Mazzon exponía junto a otros tres consultores (Artemio López, Hugo Haime y Ricardo Rouviere) en un hotel cercano al Congreso Nacional los resultados de un trabajo titulado “Navegando sin tempestad. La catástrofe que no fue”. Mauricio Mazzon es hijo de Juan Carlos “el Chueco” Mazzon, jefe de la Unidad Presidencial y hombre del secretario general de la Presidencia, José Pampuro. Una parte del trabajo consiste en una serial comparativa entre los escenarios pronosticados a comienzos de año y lo que finalmente ocurrió. Algunos ejemplos de lo que se dijo en esa oportunidad:
- Estimaban un dólar de entre 8 y 17 pesos; el dólar ronda los 3,50 pesos.
- Juraban que se marchaba aceleradamente hacia la dolarización.
- Sostenían que quedarían sólo 18 mil millones de pesos en depósitos bancarios; esa cifra asciende a 84 mil millones.
- Decían que quedarían sólo 15 bancos; hay 80.
- Que la banca sería off shore.
Juraban que no habría contagio regional de la crisis argentina; la crisis se extendió a Uruguay y Brasil y causó severos traumas en Chile y Paraguay.
- Calculaban un déficit fiscal de entre 12 y 15 mil millones; el déficit a la fecha es de 5400 millones.
- Decían que estaríamos en hiperinflación; la inflación anual rondará el 40 por ciento.
La exposición estaba destinada a funcionarios del Gobierno, senadores y diputados nacionales oficialistas, quienes no ocultaban su beneplácito a medida que el vástago de Mazzon desgranaba las cifras.
El oficialismo tuvo otra gratificación de esta índole con el resultado de un trabajo encargado por el Gobierno a la consultora Equis, que dirige Artemio López, y que fuera adelantado hace una semana por Página/12. El sondeo bucea la aceptación social que tiene el Gobierno de Duhalde. La pregunta es si un hipotético gobierno de fulano de tal será mejor o peor que éste. Los resultados, que ya están en poder del secretario Pampuro, indican que la gente cree que sólo un gobierno encabezado por Kirchner o, en menor porcentaje, por Rodríguez Saá, sería mejor que éste. Según la consulta, no serían mejor que la administración Duhalde gobiernos que liderasen Ricardo López Murphy, José Manuel de la Sota, Elisa Carrió ni Carlos Menem. En el caso del riojano, los consultados lo mandaron al fondo de la tabla de ponderación con cifras negativas que superan el 70 por ciento.
Envalentonados por los guarismos, el Gobierno ya mandó a medir la imagen del Presidente. Lo encomendaron a las consultoras de Hugo Haime y a Julio Aurelio.
Ausencia
Los guarismos ilusionan en el areópago del duhaldismo. El entusiasmo se desinfla cuando toman conciencia de que no tienen en quién poner el beneficio que –creen– ofrecen dichos datos. La ausencia de candidato obsesiona al Presidente.
“El Gallego salió espantado de la reunión de Lomas de Zamora.” El ministro que esto contó ayer a Página/12 refería la incomodidad que sintió De la Sota cuando Duhalde le propuso compartir la fórmula presidencial del PJ con Néstor Kirchner, el miércoles a la noche, en la casa del Presidente. La reunión fue revelada por este diario y, al día siguiente, Pampuro dio a conocer públicamente el deseo presidencial del binomio compartido. “Lo que dijo José (por Pampuro) enojó más al Gallego; por eso ahora habla de retomar la gobernación y amenaza con bajarse. La verdad es que habría que tratarlo mejor”, confesó un operador oficialista.
Los pretores presidenciales destacan la performance del gobernador Kirchner. Incluso el trabajo de Equis –citado anteriormente– lo afianza en la consideración oficial. No obstante, la mayoría de los asesores del duhaldismo dudan de que el santacruceño, per se, pueda enfrentar a Carlos Menem o a Adolfo Rodríguez Saá, si bien contaría con el apoyo del aparato peronista bonaerense.
“Duhalde sabe que debe encontrar un candidato que contenga a todos los que apostaron por él en el congreso de Parque Norte”, contaba un integrante del gabinete. En el Gobierno coinciden en que la mayoría del peronismo, de los gobernadores, legisladores e intendentes, que juntaron masa crítica la semana pasada en Parque Norte “no tienen candidato”. Los que están lanzados obtienen menos votos que los que no fueron al congreso, Rodríguez Saá y Menem. “Duhalde debe darles un candidato o, de lo contrario, se corre el riesgo de que cierren con alguno de aquellos dos”, sostenía ayer un confidente del Presidente.
Menem es el motivo de la inquina del Presidente. No obstante, “el Adolfo” ha sabido ganar porotos en la columna del rencor duhaldista. “Es un tipo increíble –ensayaba con malicia un secretario de Estado ayer ante este diario–: en plena campaña enjuicia a una jueza por pensar distinto a él. Da la sensación de que, si el Adolfo es presidente, llenaría las cárceles de opositores políticos. Me parece que desde ahora va a rodar cuesta abajo en las encuestas.”
Rubio y alto
Si el entusiasmo y las “mentes afiebradas” se multiplican en la Rosada, al otro lado de la General Paz la fe duhaldista genera visiones. “Si alguna vez alguien amagó con rebelarse, ahora que el dólar está quieto, que se pagan los planes Jefes y Jefas, que la inflación se frenó y que hay un incipiente movimiento económico, Duhalde es rubio, alto y de ojos celestes.” Así habló ante este diario un importante intendente que supo tomar distancia del hombre de Lomas de Zamora.
La tropa bonaerense, dada a exaltar todo lo que venga de su líder, encuentra sólo el límite que pone el mismo Duhalde a la hora de imaginarlo candidato. Por ahora han ensayado tímidas operaciones para instalar a Chiche Duhalde como compañera de fórmula de quien fuere, sea Kirchner o De la Sota.
En la Rosada, ante la orfandad y la búsqueda fallida de un postulante oficial, aunque con cautela, no dejan de lado la fantasía. “Si esta primavera se transforma en verano y si el cronograma (electoral) se alarga, entonces nosotros convenceremos a Duhalde; ojo que el Negro no es Reutemann”, ensalzan.
La voluntad, dicen, mueve montañas. En este caso deberá, además, convencer al propio Presidente y a una buena parte de la sociedad, que se empeña en no creer en nada.