EL PAíS
El Gobierno prepara una campaña mediática para mostrar sus logros
El plan Jefas y Jefes, la sanción de la ley de genéricos, el ancla del dólar, la baja inflación. En la Rosada elaboran una campaña para mostrar estos asuntos a la luz de los catastróficos presagios que había en enero. La idea es “irse bien”, por ahora.
Por Martín Piqué
Aquella jornada lejana del 1º de enero Eduardo Duhalde asumió la Presidencia en medio de enfrentamientos que presagiaban un futuro turbulento y signado por protestas. Pero el bonaerense aprovechó el contexto para darle a su asunción un tono heroico, y se presentó ante la sociedad como un azteca destinado al sacrificio. Diez meses después, y luego de la devaluación, el fallido diálogo social, la pesificación asimétrica, los planes Jefas y Jefes de hogar, el asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán y la convocatoria a elecciones anticipadas, el Gobierno disfruta de cierta estabilidad. Inspirado en la mejora de los indicadores económicos, y con el objeto de elevar la percepción social de la gestión, Duhalde prepara una agresiva campaña de propaganda que saturará los televisores con un argumento central: la diferencia entre el país que recibió y el que dejará, supuestamente, el 25 de mayo.
La idea de recrear una campaña mediática surgió casi como una consecuencia natural de la sensación de “veranito” que, dice el Gobierno, se avecina. Los índices macroeconómicos –dólar en baja, suba de las reservas en el Banco Central, superávit comercial y aumento de la recaudación– han llevado al Ejecutivo a su mejor momento desde que comenzó la gestión duhaldista. La mejora en los números permitió incluso que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, negociara con más fortaleza ante las autoridades del FMI.
Ante esa mejora de los indicadores, en varios núcleos del Gobierno surgió la idea de preparar una campaña para mejorar la imagen de la gestión, y también la de Duhalde. El problema es que el repunte de los números no se comprueba en la vida cotidiana de la gente, como reconoció a Página/12 un funcionario de los más cercanos al Presidente. “Los índices buenos son los macroeconómicos. Pero no se ven en el día a día”, admitió sin ningún exceso de euforia. Para compensar esa situación, los expertos en comunicación del Ejecutivo analizan un nuevo plan de propaganda. El objetivo, además, es que Duhalde concluya su gestión sin debilitarse demasiado.
Hasta marzo, el Gobierno había apostado a una comunicación optimista, tal vez grandilocuente, centrada en las propuestas del politólogo brasileño Joao Santana: como parte de esa estrategia, Duhalde optó por una alta exposición pública y anuncios confiados como aquel que prometió el fin de la recesión para el 9 de julio. Ante el evidente fracaso de esta propuesta, Duhalde se distanció de Santana y ordenó cambiar la forma de comunicarse con la sociedad: limitar su aparición en las pantallas y que sus funcionarios priorizaran los planes asistenciales. “Lo que se ha tratado de hacer hasta ahora es utilizar la comunicación para apoyar los planes de Gobierno”, explicó un funcionario del área.
Así fue la difusión de los mensajes del Gobierno en la peor etapa de la crisis, que explotó en junio con la masacre del Puente Pueyrredón (cuya autoría recayó en la policía, pero que se produjo luego de un clima a favor de la represión alentado desde el propio oficialismo). Esa estrategia consistía en proteger la figura del Presidente, y repartir el rol de voceros entre diversos miembros del Gabinete. Y subrayar, sobre todo, las acciones de gobierno como el plan Jefas y Jefes de hogar y la ley que obligó a recetar medicamentos genéricos.
Pero con la mejora de ciertos índices macroeconómicos, esa estrategia podría cambiar. En el Ejecutivo quieren que ese repunte se refleje en las encuestas de imagen, para transitar el resto de la gestión con fortaleza. Uno de los temores de Duhalde es verse debilitado luego de la elección interna del 19 de enero, cuando supuestamente se elegirá el candidato presidencial del peronismo, que sería, inevitablemente, el nuevo hombre fuerte del PJ. Además, si la Justicia derogara la convocatoria a elecciones para el 30 de marzo, el Presidente debería prologar su mandato,debilitado por la presencia del candidato. Para evitar eso, Duhalde quiere que una campaña realce los logros de su gestión.
Aunque en algunos sectores del Gobierno no descartan que la despedida sea más larga de lo previsto. Esto significa que, secretamente, varios funcionarios y dirigentes del duhaldismo sueñan con que el Jefe permanezca en su puesto hasta el final del mandato que le ordenó la Asamblea Legislativa. Se apoyan para eso en la fragmentación electoral, y en que ninguno de los candidatos supera el 18 por ciento de intención de voto.
“Después de tanto esfuerzo, si Duhalde no hubiera dicho que se va el 25 de mayo, hoy nadie discutiría quién es el candidato”, se entusiasmó ante Página/12 uno de los jefes del PJ bonaerense. Lo que es seguro es que el Gobierno piensa que es hora de capitalizar. Y se prepara para eso.