Sábado, 9 de mayo de 2009 | Hoy
EL PAíS › SOLá Y DE NARVáEZ CASI TERMINAN A LOS GOLPES SUS NEGOCIACIONES. SARGHINI RENUNCIó
De Narváez vetó a varios dirigentes que proponía Solá para las listas: Carlos Brown se fue y Sarghini renunció enojado porque había quedado en el undécimo lugar. Luego, más calmos, completaron los casilleros vacantes.
Por Werner Pertot
La mesa tendida para la cena por poco se convierte en un ring de boxeo. “¿Quién te creés que sos? ¿Perón?”, gritó Felipe Solá y casi se agarra a trompadas con Francisco de Narváez. Era ya de madrugada y llevaban horas discutiendo por las listas. Mauricio Macri no estuvo para interceder, ya que alegó que se sentía cansado y se retiró temprano. Luego de la escena de cuasi pugilato, la negociación de la madrugada fracasó. Se reanudó ayer por la tarde. En lugar de Macri fue el titular de PRO, José Torello, que con un Solá y un De Narváez algo más calmos cerraron las listas nacionales. El ex gobernador perdió como en la guerra: le dieron lugares atrás en la lista nacional y los tres hombres que vetaba el Colorado quedaron afuera. En el caso de Jorge Sarghini, con un ruidoso portazo. En tanto, Macri finalmente develó quién será la “cara nueva” que irá tercera: es una funcionaria PRO que fue acusada de ofrecerle un soborno a una revista.
La tríada de dirigentes de centroderecha se reunió anteayer por la noche con la idea de dirimir las diferencias en las listas. De Narváez había vetado a tres duhaldistas del espacio de Solá: Sarghini, Osvaldo Mércuri y Carlos Brown. El encuentro comenzó muy tenso y terminó peor. En el medio, se dijeron de todo: le recriminaron al empresario-candidato que haya quedado públicamente vinculado con la causa por tráfico de efedrina a raíz de tres llamadas que salieron de un celular a su nombre hacia el de un presunto narcotraficante. El dirigente sostuvo que ese tema no lo afecta “porque ya nadie le cree al Gobierno”.
Macri insistió en que quería más lugares en la primera sección electoral: “Nos corresponde uno de los dos candidatos a senadores”, remarcó. Finalmente, dijo sentirse muy cansado y se fue. Quedaron Solá y De Narváez para terminar a las dos de la mañana casi resolviendo sus diferencias a los golpes.
Las negociaciones continuaron ayer. Pese a que siempre plantea que lo primero es la gestión, Macri suspendió sus actividades como jefe de Gobierno para “mantener una serie de encuentros privados”, según un comunicado del gobierno porteño. Sin embargo, Macri no volvió a ponerle el cuerpo a la negociación. En su lugar fue Torello, que estuvo on line con el líder de PRO toda la tarde. El encuentro siguió hasta entrada la noche con la negociación distrital, pero a eso de las 19 acordaron una lista de diputados nacionales: detrás de De Narváez y Solá quedó la subsecretaria de Atención Ciudadana, Gladys González, que viene del riñón de Horacio Rodríguez Larreta.
González fue directora del Banco Ciudad y quedó en el centro de un escándalo en 2006 cuando la revista Veintitrés denunció que les ofreció pauta del banco a cambio de una entrevista favorable a Rodríguez Larreta, cuando el actual jefe de Gabinete porteño quería ser el candidato de PRO a jefe de Gobierno. El gestor de la pauta fue un operador de Larreta, Claudio Romero. “Romero le hace prensa a Rodríguez Larreta. Yo como directora del banco tengo posibilidades de pedir estar en algunos medios porque lo trabajamos así, en equipo”, le explicó González a esa revista. El entonces presidente del Banco Ciudad, Julio Macchi, tuvo que admitir luego que “hubo por lo menos tráfico de influencias”. Unos meses más tarde, el entonces legislador Marcos Peña propuso a González para la Auditoría General de la Ciudad, pero fue impugnada en la Junta de Etica de la Legislatura por tener abierta una causa en el juzgado en lo Criminal y Correccional por “malversación de caudales públicos e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. El macrismo retiró la candidatura.
Detrás de la cara de la “nueva política” que eligió Macri quedó la actriz Claudia Rucci, hija del asesinado líder de la CGT, José Ignacio Rucci; seguida del jefe de campaña de De Narváez, Gustavo Ferrari; del ex funcionario felipista Roberto Mouillerón; de los peronistas PRO Silvia Majdalani y Julio Ledesma. El noveno lugar fue para Alfredo Atanasof, por el espacio de De Narváez, y a Jorge Sarghini le dieron el puesto once.
Cuando Solá se lo comunicó, Sarghini rechazó ese lugar y pegó el portazo. “En estos días estuve en riguroso silencio para no entorpecer la negociación, a pesar de que me sentí manoseado. Terminada la negociación, cuando Felipe me comunicó qué lugar me toca, decidí que bajo ningún punto de vista voy a participar en esas condiciones”, explicó el diputado a Página/12. En su entorno atribuyeron la “falta de respeto” a una vendetta personal de De Narváez por el enfrentamiento entre ambos cuando Sarghini acompañó en 2007 a Roberto Lavagna. En su lugar irá Raúl Rivara, que fue secretario de Seguridad de Solá y debió renunciar por el secuestro y asesinato de Axel Blumberg. En el puesto doce va Eduardo Amadeo.
Los otros dos vetados por De Narváez, Carlos Brown y Osvaldo Mércuri, corrieron la misma suerte que Sarghini. A Mércuri le ofrecían, con suerte, el cuarto lugar en la tercera sección electoral, que tendrá a la cabeza a Jorge Macri, seguido del yerno de Eduardo Duhalde, Gustavo Ferri (por De Narváez), y de una mujer del gremio de los petroleros. Finalmente, quedó afuera. Brown, en tanto, prefirió irse por su cuenta: “Me alejé del esquema, porque tomé la decisión de trabajar en el Movimiento Productivo Argentino. Hace unos días que dejé de participar, porque tomamos esta decisión con Eduardo Duhalde”, explicó a este diario. En el entorno de Solá no mostraron mucha preocupación por la caída de los tres hombres de su espacio. “Ninguno era nuestro-nuestro”, se lavaron las manos.
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