EL PAíS › DUHALDE SE REUNIO CON LOS GOBERNADORES QUE FUERON AL CONGRESO
Para armar un frente anti Menem
El encuentro fue en Olivos. Estuvieron De la Sota, Rovira, Juárez, Insfrán, Miranda, y los vices Gallo y Galantini. Duhalde les pidió que se jueguen en la formación de una entente para terminar con el riojano. Las dudas por la fórmula. Los reclamos.
Por Diego Schurman
Habían pasado pocos minutos cuando Eduardo Duhalde blanqueó las razones del encuentro.
–Muchachos, se tienen que jugar. Y si veo que hay ganas de ganarle a Menem yo también me juego. Es el momento.
El grupo de gobernadores que el martes le garantizó el éxito del congreso partidario no necesitó traducción. Por primera vez, el Presidente les estaba pidiendo abiertamente que cierren filas detrás de la fórmula oficial, pese a que aún no está definido si la encabezará Néstor Kirchner o José Manuel de la Sota.
El desayuno había sido organizado con sigilo. Hasta la residencia de Olivos fueron llegando de a uno los mandatarios que en Obras Sanitarias votaron a mano alzada toda la estrategia antimenemista de Duhalde.
Estuvieron los gobernadores De la Sota (Córdoba), Carlos Rovira (Misiones), Julio Miranda (Tucumán) y Gildo Insfrán (Formosa). También los vicegobernadores Daniel Gallo (Tierra del Fuego) y Ricardo Galantini (Corrientes), además del ex mandatario Carlos Juárez (Santiago del Estero). Felipe Solá (Buenos Aires) faltó con aviso.
El Presidente les reveló que no quiere limitar el papel del grupo al ordenar el proceso electoral del PJ a través de la flamante Comisión de Acción Política. Pretende, además, hacerlos parte activa del polo de poder que terminará enfrentando a Menem en la puja interna.
Hubo un dato que no pasó inadvertido: la reunión que Duhalde mantendrá hoy con Carlos Reutemann en una estancia santafesina. Será para garantizar que el eje Buenos Aires-Santa Fe-Córdoba, los distritos más populosos del país, se encuentra en la vereda contraria a la del riojano.
Al Lole le agradecerá haber enviado a todos sus representantes al congreso partidario. Le dirá que no sólo representó un golpe en el plexo del ex presidente sino también la consolidación de un frente antimenemista. Pero que, para capitalizar plenamente la cumbre del PJ, ahora habrá que dar el próximo paso: barajar nombres para la fórmula.
En Olivos, De la Sota merodeó insistentemente el tema, pese al café y las facturas que pueden más que su dieta. Señaló que le parecería apropiado que el Gobierno intervenga en la puja interna. Y que de hacerlo lo haga con “decisión”. Sin decirlo, el cordobés hablaba de su propia situación. Ya en Lomas de Zamora, en otra reunión que se intentó mantener en secreto y que finalmente Página/12 reveló, le había reclamado a Hilda “Chiche” Duhalde para que lo secundara.
A esta altura, la máxima del Gobierno es una fórmula compartida con Kirchner, pero no logra acercar posiciones sobre quién debería encabezarla.
–¿Hablaste con él? –le preguntó al cordobés el ministro de Interior, Jorge Matzkin, durante su breve intervención.
–Sí, pero no nos ponemos de acuerdo –terminó admitiendo De la Sota luego de algunas cavilaciones.
Duhalde entonces pidió al resto de los presentes que “se jueguen”. Esto es, que colaboren en la consolidación de la fórmula. Una de las razones: prefiere que sea una entente de gobernadores –a quienes considera el “poder real” del PJ– la que blanquee la inquina con el ex presidente. En la intimidad lo logró a medias, ya que si bien hubo expresiones de repudio a Menem fueron exageradamente moderadas.
–Necesitamos algo distinto a Menem, pero con la misma o mayor vocación de poder que él –dijo uno de los presentes, mitad crítica mitad elogio.
–¡¡¡Por eso hay que jugar!!! –levantó la voz Duhalde–. No me pidan a mí que haga solo la fórmula. La tenemos que hacer entre todos.
En pos de convencerlos se mostró prescindente de cualquier disputa de poder inmediata: dijo que el 25 de mayo se va del gobierno, haya o no haya elecciones. No fue una aclaración al pasar: en la Casa Rosada dan porhecho que la jueza María Romilda Servini de Cubría le bajará el pulgar a las generales del 30 de marzo.
El tema restableció el debate sobre el cronograma electoral. Se recordó la propuesta que Ramón Puerta barajó en el congreso partidario: internas el 9 de marzo, generales la primera semana de mayo, y entrega del poder el 25 de ese mes. La discusión quedó abierta.
Ni José Pampuro, quien se sumó al desayuno, dio más pistas sobre el tema. El secretario general de la Presidencia prefirió aclarar que más que la fecha al Gobierno le preocupa el “compromiso” con el proyecto antimenemista.
Por si no había sido claro, el anfitrión le regaló otra frase a los mandatarios:
–El problema de la Argentina es Menem-Duhalde. Yo soluciono el 50 por ciento porque me voy. El otro 50 por ciento depende de ustedes.
Sonó convincente, aunque inoportuno: segundos antes Matzkin se había quejado por tener la oreja caliente de tanto hablar con Eduardo Bauzá, uno de los operadores clave del menemismo. Por las dudas, el ministro aclaró que quiere incorporar a Menem en un eventual “congreso de unidad” para blanquear la pelea y buscar derrotarlo con todas las de la ley.
Aún así, por ahora el Gobierno se conforma con el triunfo objetivo que representó el respaldo de los mandatarios. Hace apenas un mes eran pocos los que querían sacarse una foto con Duhalde. En ese contexto fue que hubo menciones sobre lo “descolocado” que quedó Adolfo Rodríguez Saá al tomar distancia de la estructura partidaria. Tanto, que hasta uno de sus aliados bonaerenses, el intendente de Merlo Raúl Othacehé, comenzó a tomar distancia. “Con lo que pelean por adentro todo, con lo que van por afuera del PJ nada”, fue la primera alusión al puntano que hizo el Presidente. La segunda fue menos estratégica y más visceral: “Está chapita”, dijo, sin que nadie le pidiera traducción.
Para que no quedaran dudas de que está jugándose la vida en su frente antimenemista, Duhalde escuchó detenidamente cada uno de los reclamos particulares de los gobernadores. En buen romance, prestó atención a las deudas que la Nación mantiene con las provincias y que no se limitan al retraso en los giros de la coparticipación.
No por nada, cuando el encuentro terminó sólo el Presidente se retiró del lugar. Los mandatarios se quedaron en Olivos para ver si el ministro de Economía, Roberto Lavagna, calculadora en mano, terminaba de arrancarles el apoyo que a Duhalde tanto le costó.