Viernes, 5 de junio de 2009 | Hoy
EL PAíS › EL JUICIO EN MAR DEL PLATA POR LA DESAPARICION DE CARLOS LABOLITA
Néstor Kirchner podría declarar como testigo en el juicio que se realiza en Mar del Plata por el secuestro y desaparición de su amigo Carlos Labolita durante la última dictadura militar. El abogado César Sivo, que representa a la familia de la víctima, hizo ese pedido al tribunal que juzga al general retirado Pedro Pablo Mansilla y al coronel Alejandro Guillermo Duret.
Kirchner –que estará unas horas hoy en Mar del Plata para participar de un acto de campaña– y Cristina Fernández militaron con Labolita en la Juventud Universitaria Peronista (JUP), de la Tendencia Revolucionaria del peronismo en la Universidad Nacional de La Plata. Las declaraciones de la Presidenta y el ex presidente fueron desestimadas cuando el caso se elevó a juicio, pero ayer Sivo reiteró la solicitud. En caso de que los jueces Alejandro Esmoris, Nelson Jarazo y Carlos Rozansky la acepten, el testimonio de CFK podría recibirse por escrito.
En este proceso declararon ayer el padre y la esposa de la víctima, Carlos Orlando Labolita y Gladis D’Alessandro. Carlos Orlando narró que fue secuestado el 24 de marzo de 1976 y que luego fue llevado al penal de la ciudad bonaerense de Azul. El joven está desaparecido desde el 25 de abril cuando volvió a su ciudad para presentarse ante las autoridades militares de Azul para que dejaran libre a su padre y lo arrestaran a él.
Durante su testimonio, D’Alessandro mencionó que Kirchner le recomendó a Labolita que no fuera a Las Flores porque lo iban a detener, pero el joven regresó “porque se sentía responsable, por su militancia, de la detención de su padre”.
Labolita fue secuestrado el 25 de abril de 1976 en su casa paterna. El primero de mayo, relató D’Alessandro, “ocho hombres de civil pero con botas de militares lo llevaron de nuevo a la casa, buscando una libreta de direcciones que nunca existió”.
“Hace cinco días que me tienen en ‘la parrilla’”, le alcanzó a decir su esposo, que estaba encapuchado, descalzo, esposado a la espalda y con signos de haber sido torturado.
La mujer aseguró que la patota que se llevó a su marido estaba al mando de un joven rubio y alto: “Deduzco que era (el coronel Alejandro Guillermo) Duret, me lo dijo mi suegra, y dijo que era el mismo que encabezó el operativo de detención del padre de Carlos. Luego del secuestro, D’Alessandro fue a ver a Mansilla, que era coronel en el Regimiento de Azul. El militar les dijo de mala manera que Labolita hijo había sido liberado. “Nos maltrató, nos dijo que nosotros sabíamos en qué andaba mi esposo”, agregó.
“A mí me arruinaron la vida. Hoy estoy sola, porque nunca pude superar esto y volver a tener una pareja. En el pueblo, nadie quería ni hablar con nosotros o con otras familias que tenían parientes detenidos. Todos estaban aterrorizados, al igual que nosotros mismos”, concluyó.
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