Miércoles, 8 de julio de 2009 | Hoy
EL PAíS › EDUARDO DUHALDE REAPARECIó EN LA ESCENA PúBLICA CON UN MENSAJE PARA CRISTINA FERNáNDEZ
El ex mandatario señaló que es necesario el “consenso” y llamó a “terminar con los agravios”. Abogó, además, por el retorno al bipartidismo. Entre otros, lo escuchó Alberto Kohan, quien dijo que ayudará en la tarea de reconstruir el PJ.
Por Werner Pertot
Volvió una noche. El ex presidente Eduardo Duhalde hizo su reaparición en público con un mensaje que dirigió directamente a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: “Le digo respetuosamente que no hay otro camino que el diálogo. Debemos terminar con las peleas, con los agravios”, aseguró, tras explicar cómo había convocado en su gobierno al empresariado y a las entidades rurales. Como adelantó Página/12, el ex mandatario abogó también por un retorno al bipartidismo y por un “Pacto de la Moncloa” entre el radicalismo y el peronismo. Lo hizo en un encuentro de su ONG rodeado por el rabino Sergio Bergman, por un Carlos Tula sin bombo y por el ex secretario general de Carlos Menem, Alberto Kohan.
Ante todo, la asepsia: el visitante del Movimiento Productivo Argentino recibía en la entrada un obligatorio lavado de manos con alcohol en gel, que era administrado por una secretaria. Luego pasaba a apretujarse en un pequeño auditorio con jóvenes seminaristas y viejos duhaldistas. De fondo, distintos disertantes de otras charlas del MPA se preguntaban en un video: “¿Cómo va a hacer la Presidenta para llegar al final del mandato?”.
Entre los concurrentes se podía ver a un obispo luterano con una enorme cruz dorada, al periodista y ex SIDE Guillermo Cherashny (“Duhalde fue el mejor presidente”), al ultraduhaldista Daniel “Chicho” Basile, a Chiche Duhalde, a un Tula de traje rayado y cadenas al cuello y, como frutilla del postre, a Kohan, que era una sombra de sí mismo: envejecido y muy flaco. El ex secretario general de Menem dijo que ayudará a reconstruir el PJ. “Soy peronista de toda la vida. Tenemos que ir a internas”, propuso Kohan, quien aclaró que se acercó a pedido de Bergman. “Nos van a cargar con la factura de con quién hablamos. Pero no prejuzgamos ni condenamos”, decía más tarde el polifacético rabino de la sinagoga de la calle Libertad.
Duhalde reapareció tras un viaje por Europa, con el pelo más corto y algo bronceado. Desde que volvió el viernes pasado, el ex presidente mantuvo encuentros con un sinnúmero de dirigentes: entre ellos, su ex jefe de Gabinete Alfredo Atanasof, el gastronómico Luis Barrionuevo, el ex gobernador Carlos Ruckauf y el titular del gremio de los peones rurales Gerónimo “Momo” Venegas. A todos los recibió en su casa en Lomas de Zamora. También habría tenido contactos reservados con los gobernadores Mario Das Neves (Chubut) y José Luis Gioja (San Juan).
No habló, en cambio, ni con Mauricio Macri ni con Francisco de Narváez. El diputado de Unión-PRO no quiere que Duhalde pueda colgarse de su victoria. “Si quiere incluirme en una estructura política, lo voy a descartar terminantemente. No me va a usar”, aclaró De Narváez. A la zaga le fue Felipe Solá: “Duhalde viajó y nosotros dimos la pelea”. En el MPA no se escuchaban las mejores palabras sobre la tríada de centroderecha. De momento, Duhalde ve con mejores ojos una candidatura de Carlos Reutemann.
La excusa de la reaparición de Duhalde era una conferencia sobre “La argentina ciudadana” que protagonizó Bergman, aunque todas las miradas estaban centradas sobre lo que iba a decir el ex presidente. “Ahora para una presentación adicional, el doctor Eduardo Duhalde”, introdujo el presidente del MPA, Carlos Brown. “En estos días, muchos me preguntan qué estoy pensando de temas secundarios, de las elecciones. Pienso que ya son el pasado. Son como los diarios, que el siguiente día son pasado. Tenemos que trabajar para el futuro”, advirtió Duhalde, quien eligió recordar la experiencia del Diálogo Argentino, como un consejo al gobierno actual.
“Los poderes estaban por dar el último golpe de las semillas que sembraron en marzo del ’76: ese golpe era la dolarización. Pero surgió el milagro del diálogo”, aseguró. Y enumeró quiénes fueron (y deberían ser) parte de ese “diálogo”: “La Iglesia Católica nos prestó el ámbito. Estuvieron los empresarios, las cuatro entidades del campo, que decidieron aceptar las retenciones cuando sólo había una posibilidad de rentabilidad. Eso fue producto del diálogo”. Duhalde planteó que, tras la derrota K, existe “gran posibilidad. Al desaparecer los grandes liderazgos, hay una necesidad imperiosa de diálogo para que dos estructuras políticas –Duhalde volvió a remarcar el ‘dos’– puedan enfrentarse y alternar”. Su planteo fue volver al bipartidismo, pero con un acuerdo de “cuatro o cinco” puntos entre los partidos. No dijo Pacto de Olivos. Prefirió recordar el Pacto de la Moncloa, ocurrido en España con la salida de la dictadura franquista. Del consejo elíptico, Duhalde pasó a la advertencia directa: “Quiero decirle a la Presidenta que el camino vuelve a ser el diálogo. La necesidad de consenso es igual a la que necesitábamos en 2001”, sostuvo. Y finalizó con su clásico “estamos condenados al éxito”.
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