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Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe

El escándalo político por la denuncia de una supuesta fuga de un millón de dólares a Estados Unidos el año pasado desalojó ayer de su cargo al ministro de Hacienda de la provincia, José María Candioti. El gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, no sólo perdió un gran amigo, también cedió la espada política con la que pretendía consolidar su fama de buen administrador. El empujón final llegó desde la Cámara de Diputados que pidió al funcionario que exhiba una declaración de bienes depositada en la Casa Gris para “verificar si incluyó los depósitos al exterior”. Candioti aceptó el convite pero ya dijo que sólo brindará esos datos a los legisladores y no a la opinión pública. Y hasta consideró la remesa de fondos como cuestión tan privada que se negó a precisar cifras, a pesar de que figura en la lista de la Comisión de Fuga de Capitales del Congreso con transferencias por 1.082.347 dólares, en el 2001, antes del corralito.
Candioti llegó al gabinete de Reutemann el 22 de agosto para reemplazar a un intocable hasta entonces, el economista Juan Carlos Mercier, a quien muchos consideran un artífice en el ascenso político del Lole. Pero un entredicho público con su colega de Salud, Carlos Parola, lo desalojó del gobierno después de diez años de acompañar a Reutemann: fue su ministro de Hacienda en el primer gobierno y parte del segundo.
Reutemann restableció autoridad a su estilo: despidió a Mercier y a Parola y llamó a Candioti por entonces presidente del Nuevo Banco de Santa Fe –que sólo duró en el cargo 89 días–. Así, el paralelo entre el ministro de los diez años y el sucesor que no llegó a tres meses será inevitable. Y consolidará lo que muchos creen en el entorno reutemista, que Mercier cayó por celos del gobernador. Ahora, Reutemann deberá improvisar un nuevo ministro para su último tramo de gestión y entre los candidatos suena el secretario de Finanzas, Miguel Asencio, uno de los ex segundos de Mercier que también secundó a Candioti.
El empujón final llegó desde la Cámara de Diputados –que responde a otro fiel amigo del gobernador, Alberto Hammerly– donde el PJ votó un pedido opositor para que Candioti abra su declaración secreta de bienes –hoy en manos del escribano mayor de Gobierno– para verificar si incluyó depósitos de dinero en Estados Unidos. Candioti dijo que aceptará el convite de la Cámara, pero con una condición: resguardar el carácter privado de sus fondos, lo que significa que no los exhibirá en público. Reutemann ya comenzó a buscar un reemplazante y hasta se mencionan tres candidatos: el secretario de Finanzas, Miguel Asencio –un funcionario clave en el equipo económico–; el hoy ministro de Educación, Daniel Germano, y el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado, Hugo Fermani, según dejaron trascender fuentes de la Casa Gris.
Después de una mañana de trajín, Candioti repitió la escena de su antecesor. Llamó a la prensa, se ubicó detrás de la mesa grande en su despacho, intentó alejar algunos micrófonos y grabadores –para hablar tranquilo– y anunció:
–A partir de la buena relación personal y profesional que tengo con el gobernador, hemos acordado mi alejamiento del cargo de ministro. He tomado esta decisión para acometer inmediatamente la demanda que tengo de la Cámara de Diputados que me invitó a que abra la declaración jurada que oportunamente presenté al gobierno. Lo voy a hacer en forma inmediata. Ya le pedí al gobernador que me autorice a presentarme ante el escribano de Gobierno para cumplir con tal cometido y responder al requerimiento de la Cámara –agregó.
Candioti estaba tenso. Lo molestaba la rueda de periodistas, pero el tono quejoso aumentó con las preguntas sobre sus depósitos en Estados Unidos.
–La difusión periodística que tuvo este tema me llevó a conversar con el gobernador para alejarme del cargo y tener todo el tiempo disponible para documentar y respaldar en los hechos y en mis números, lo que tengo que responder a la remesa de fondos al exterior que hice durante el año 2001. Esto fue en el marco de mi actividad privada, un marco legítimo desde el punto de vista legal, cambiario y económico-financiero. En las dos terceras parte de mi vida profesional estuve abocado a la actividad financiera en bancos y fondos de inversión.
–¿Los demás funcionarios de su cartera también pusieron la renuncia a disposición?
–No. Lo dije cuando vine. Este es un ministerio muy profesional.
–¿Le parece justo alejarse por este motivo?
–No se trata de eso. Esto tiene que ver con la profundidad y difusión periodística (de los giros al exterior) que a uno le altera el ritmo de vida profesional y laboral.