Elisa Carrió volvió a las bases: salió a denunciar un pacto entre “un sector del radicalismo y el Gobierno” para expulsar a Martín Redrado del Banco Central. “Que sepan mis amigos radicales que no comparto esas prácticas”, les advirtió a sus aliados del ya bastante deshilachado Acuerdo Cívico y Social. La líder de la Coalición Cívica-ARI ya había retirado su apoyo de la convocatoria a extraordinarias para restarle protagonismo a su adversario interno, el vicepresidente Julio Cobos. Esta vez, les apuntó a Ernesto Sanz y a Gerardo Morales, hasta ahora su principal socio en el Acuerdo. “El radicalismo no pacta con este Gobierno”, indicó el senador Sanz, que rechazó “cualquier imputación de pacto con el Gobierno o que exista alguna moneda de cambio en el diálogo con el oficialismo para que el Congreso funcione para tratar el tema de la deuda”.

La diputada de la CC-ARI aseguró que el pacto se consumó a partir de las conversaciones entre Morales y el jefe del bloque K en el Senado, Miguel Pichetto, y que tuvo como traducción el giro de la UCR, que salió a pedir que Redrado dé un paso al costado. “Me llama poderosamente la atención”, sostuvo Lilita, quien afirmó que el pacto incluye un trueque: la salida de Redrado a cambio de que el kirchnerismo habilite el tratamiento en el Congreso del DNU que creó el Fondo del Bicentenario. “Son, en todo caso, conversaciones que mantienen los senadores Gerardo Morales y (Ernesto) Sanz con el oficialismo, pero no por parte nuestra. En este tipo de negociaciones no entramos, no nos involucren”, reclamó Carrió.

“Nunca vamos a formar parte de la negociación del radicalismo con el Gobierno para intercambiar el tratamiento de los DNU a cambio de la caída de Redrado. Vamos a actuar conforme a la ley y la Constitución. Nosotros queremos que se traten las dos cosas conforme a la Constitución y la ley. Le tengo (a Morales) un respeto y un cariño enormes, pero sepan mis amigos radicales que yo esas prácticas no las tengo”, le enrostró Carrió.

La chaqueña consideró que Redrado debería seguir en su cargo. “Nosotros impugnamos a Redrado por hechos de corrupción, nunca estuvimos de acuerdo con la designación de él, estuvimos en desacuerdo con miles de decisiones que ha tomado, pero creemos que en esta situación actuó correctamente”, explicó. “Si usted es presidente del Banco Central y se pueden poner en riesgo todas las reservas y los embargos, usted tiene que preservar esa autonomía y preservar esas reservas”, estimó. Y volvió a reclamarle a la presidenta Cristina Fernández que convoque a sesiones extraordinarias.

En el cobismo, en tanto, se regocijaban por la pelea entre Carrió y Morales. “Ahí tiene, ahí está su socia”, se mofaban. La respuesta del titular de la UCR, Ernesto Sanz, no se hizo esperar. “El radicalismo valora el diálogo político y propicia la búsqueda de acuerdos a través de instancias institucionales. La democracia sólo puede ser sólida si logra garantizar, al mismo tiempo, la eficacia en la toma de decisiones y el control adecuado de quien las toma. Confundir esta convicción con cualquier noción de pacto espurio sólo es posible desde la ignorancia o la mala fe”, rebatió Sanz en un comunicado firmado junto con Jesús Rodríguez.

“Desde el radicalismo dedicamos nuestros mayores esfuerzos a tratar de tenderle un puente al Gobierno para salir de esa encerrona original: estamos dispuestos a discutir la creación del famoso Fondo del Bicentenario”, consideró el mendocino, quien propuso “discutir con los números sobre la mesa y nuestras ideas y opiniones cuál es la necesidad de pagar deuda este año, cuál es el monto, cuáles son las herramientas para pagarla, si el Gobierno puede insistir con las reservas o hay otras maneras”. Y remató: “Si no podemos encontrar una síntesis por acuerdo o por unanimidad, pues va y se vota en el Parlamento y el que ganó, ganó, y el que perdió, perdió, y se acabó el tema”.