Jueves, 18 de noviembre de 2010 | Hoy
EL PAíS › LA PRESIDENTA CRITICó A LA OPOSICIóN POR IMPEDIR LA APROBACIóN DEL PRESUPUESTO Y ALUDIó AL GOLPE DE CAMAñO
En la inauguración de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, en Florencio Varela, Cristina Fernández les reclamó a los opositores “proyectos superadores”. En el Día de la Militancia, recordó a Kirchner como “un presidente militante”.
Por Julián Bruschtein
“Las victorias no se construyen sobre la derrota del pueblo y la Nación, sino con proyectos superadores.” Con la multitud de frente, la presidenta Cristina Fernández envió un mensaje a la oposición y, a su vez, recordó en el Día de la Militancia a la figura de su esposo fallecido tres semanas atrás. “Si tuviera que darle un título le diría que fue un presidente militante”, dijo al recordar a Néstor Kirchner, mientras los manifestantes cantaban “yo soy argentino, soy soldado, del pingüino”.
Con la vestimenta de luto que usa desde la muerte de Kirchner, la Presidenta inició el acto para oficializar la creación de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, con un libro del ensayista que da nombre a la casa de estudios en la mano. Recomendó a “todos que lean el Manual de zonceras argentinas porque se puede no ser peronista, pero no se puede ser zonzo”, provocando risas entre los invitados y el público, mientras un grupo de trompetas sonaba más fuerte de fondo. La tónica estuvo puesta en la oposición ante la negativa de votar la ley de presupuesto y el golpe que le propinó ayer la diputada Graciela Camaño a Carlos Kunkel en la reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara baja.
Los militantes se agolpaban para mostrar sus banderas y posicionarse en un lugar donde los pudiera ver la Presidenta. Las gradas estaban repartidas entre los “varelenses” y cada vez que un grupo de una localidad vecina hacía mención a su ciudad, comenzaban a cantar “si esto no es Varela, Varela dónde está”, imponiendo el rigor de la localía por sobre los visitantes. Entre el mar de gente, una nena pasaba en los hombros de su papá, cantando contenta la marcha peronista y acompañando a los bombos. A un lado, un estudiante universitario comentaba con un compañero: “Por fin una universidad con nombre de un pensador nacional y peronista”.
En medio del discurso presidencial se escuchó un “que se vayan todos” y CFK respondió con rapidez que ella “pediría” que se “piense un poco más. Los necesitamos a todos. Que sientan más responsabilidad, porque un sistema democrático es democrático en serio cuando está integrado por un gobierno y una oposición con responsabilidades de gobierno”. Y cuando se escuchó otra vez el cantito dedicado al vicepresidente Julio Cobos, la Presidenta volvió a frenar a los manifestantes para indicarles que había “que respetarlos a todos, aun a los que no nos respetan. Eso es símbolo de grandeza moral. Aun a los que nos insultan, nos agravian y nos pegan”, dijo, en alusión a la piña que recibió Kunkel.
En un día de la militancia peronista especial, Fernández de Kirchner se vio cobijada por la gran cantidad de vecinos de Florencio Varela que se acercaron a saludarla. “El supo pasar de la resistencia a la construcción de un país más importante. Y ése debe ser el compromiso hoy de todos nosotros, como militantes. Si tuviera que darle un título, diría que fue un presidente militante. Es cierto que no se murió, va a vivir en su pueblo y en sus obras”, afirmó CFK, conmovida por el clamor de la gente al nombrar al ex presidente. Allí fue cuando reconoció que “falta, siempre va a faltar y por eso siempre hay que trabajar cada vez más, comprometerse cada vez más, militar cada vez más”, dejando las palmas de los manifestantes rojas y las gargantas roncas.
Antes del acto, la Presidenta estuvo en el hospital local, que el intendente Julio Pereyra anunció que llevará el nombre Néstor Kirchner. Allí visitó a la nena que anteayer cayó en un pozo de más de 20 metros (ver página 17). Mientras, los intendentes se iban acercando al acto de a poco. Por detrás del escenario, Juan José Mussi, de Berazategui, Darío Díaz Pérez, de Lanús, Darío Giustozzi, de Almirante Brown, y Francisco “Barba” Gutiérrez, de Quilmes, ingresaban entre los gritos de aliento y un grupo de legisladores. “Barba, Barba, aguante, seguí así”, lanzó de viva voz una mujer. Después, Cristina entró junto a los ministros de Educación, Alberto Sileoni, y de Salud, Juan Manzur, y el gobernador bonaerense Daniel Scioli, quienes la acompañaron en la mesa.
“Ahora mi hijo va a poder ir a la facultad sin tener que viajar a la Capital”, decía Jorge Valdivia, albañil de 56 años y tres hijos con edad próxima para empezar sus estudios universitarios. Detrás de las banderas del Movimiento Evita, el Frente Transversal, La Cámpora, el Movimiento Segundo Centenario, entre muchas más, los jóvenes volvieron a ser protagonistas de la movilización con pancartas y cantos cada vez que se nombraba a Kirchner o cada vez que CFK hacía una pausa. Cuando caía la tarde, Cristina Fernández volvió a mezclarse entre la gente para recibir su afecto antes de dirigirse hacia el helicóptero que la llevaría de vuelta a Olivos.
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