EL PAíS › EL REPRESOR JORGE “EL TIGRE” ACOSTA DECLARó POR EL ROBO DE BEBéS

La negación como estrategia

El dictador Jorge Rafael Videla no estuvo en la audiencia porque se fracturó. Sólo el Tigre Acosta aceptó hablar para amenazar con “una nueva guerra civil” y negar la existencia de un plan sistemático para apropiarse de hijos de desaparecidos.

 Por Alejandra Dandan

Chicha Chorobick de Mariani entró temprano en los Tribunales de Retiro con sus enormes anteojos oscuros, buscando un ascensor para bajar al subsuelo. Abajo empezaba una audiencia del Juicio del Plan Sistemático de Robo de Bebés. Chicha intentaba acercarse a la sala para sentarse a esperar, como lo viene haciendo hace años, las palabras de los imputados, convencida, todavía como está, de que aún iban a decir algo. Al final del día sólo había hablado Jorge “El Tigre” Acosta. El ex jefe de Inteligencia de la ESMA negó la existencia de los 30 mil desaparecidos y de “un plan sistemático” de robo de bebés. Por suerte, a esa hora, Chicha ya había dejado la sala.

La audiencia comenzó poco después de las diez de la mañana con todos los acusados: todos, excepto Jorge Rafael Videla. Según un informe del cuerpo médico forense, el ex dictador no va a presenciar las audiencias durante los próximos 45 o 60 días. Como una señal del infierno, un accidente le provocó múltiples fracturas a raíz de lo cual lo operaron en el Hospital Militar.

La presidenta del Tribunal Oral Federal 6 María del Carmen Roqueta tomó indagatorias a los imputados. Empezó con Reynaldo Bignone. Le pidió que se acerque al frente. El ex dictador tenía la posibilidad de hablar o de callar. Bignone se acercó, se sentó con sus 83 años en una silla en la que se acomodó con el cuello coquetamente ataviado con un pañuelo de campo. Como envuelto por una rara sensación de anonimato, cuando la jueza le preguntó su nombre, respondió como si no fuera quien es: “Reynaldo Bignone”, dijo. “Reynaldo con ‘y’ griega y Bignone con ‘g’ y luego con ‘ene’”, aclaró. Se negó a declarar. Y como lo hicieron con sus camaradas, la secretaría del TOF 6 le leyó sus viejas declaraciones.

Estuvo dos veces en la ESMA, admitió alguna vez. Una, durante la dictadura. Pese a eso, nunca dijo haber estado en el centro clandestino, sino en la ESMA, pero por un partido de fútbol. Negó denuncias de Estela de Carlotto. Dijo que la titular de Abuelas de Plaza de Mayo tuvo una relación de amistad con su hermana. “Pero mi hermana continúa manteniendo el círculo de todas sus amigas –aclaró–: excepto a la señora de Carlotto.”

Una mosca voló sobre su cabeza durante un rato, como zumban con la piel de los muertos. En la parte de arriba –el espacio destinado a los familiares de los represores– se habían sentado algunas de sus mujeres. Una repartía tarjetitas a lo Pando entre periodistas extranjeros. Otra se quejó porque el TOF pedía a los imputados sus direcciones en voz alta. Abajo, Roqueta le pedía los datos a Omar Riveros.

El ex jefe de Campo de Mayo no declaró, pero se quejó de que no pudo conseguir trabajo cuando pasó a retiro por las “persecuciones que sufrió desde el retorno a la democracia”. De sus declaraciones anteriores, hubo subrayados. Reconoció los “lugares de reunión de detenidos”, el modo en el que los militares se referían a los centros de exterminio. Dijo que era su “obligación” visitarlos. “Jamas conocí el robo de bebés”, dijo Riveros alguna vez, según la lectura. “Como buen religioso, es un cargo infamante que no podría tolerar jamás.”

Una de las mujeres de arriba empezó a tejer. Había llegado temprano hablando del tiempo. Estaba segura de que a la noche iba a llover. ¡Menos mal! –explicó–: Odio este infierno.

Acosta estuvo haciendo anotaciones desde temprano en un papelito. Cuando la jueza lo indagó, el ex jefe de Inteligencia de la ESMA se despachó con locuacidad, como sucedió en el juicio de ese centro clandestino. Dijo que lo de los 30 mil desaparecidos y el robo de bebés son “una mentira, más allá de que al terrorista Eduardo Luis Duhalde (el secretario de Derechos Humanos de la Nación) le resulte todo un símbolo”. Sobre la apropiación dijo: “No hubo un plan sistemático; hubo algunos que se quedaron con esos menores”. Esa “mentira nos va a llevar a una nueva guerra civil” de corte “trotskista”.

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El represor Jorge “El Tigre” Acosta en una audiencia del juicio sobre los crímenes de la ESMA.
Imagen: Bernardino Avila
 
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