La última semana fue una semana de celebración para la Coalición Cívica. En el partido de Elisa Carrió vivieron la definición de Mauricio Macri y de Fernando “Pino” Solanas de abandonar sus candidaturas nacionales para competir en la ciudad de Buenos Aires como una oportunidad para ganar el terreno que Lilita venía perdiendo desde hace meses. “Todos los votos que podía tener Macri en esa elección los vamos a tener nosotros”, se entusiasmó Patricia Bullrich. En este escenario, la chaqueña les ratificó a los suyos que deberán profundizar la estrategia política definida a fines del año pasado: no tejer alianzas con ninguna fuerza a nivel nacional y aprovechar el destino errático de sus ex socios radicales para remontar su situación. Así y todo, reconocen que los dos bastiones de Carrió, la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, se convirtieron en territorio áspero para la chaqueña.

“No es lo mismo si tenés que repartir los votos entre tres o tenés que repartir entre cinco. Obviamente, nos beneficia”, sintetiza un operador de la CC, un poco más realista que Bullrich. Carrió sabe que si bien el traslado de los votos de Macri y de algún votante de Solanas no es automático, con la deserción de esos y otros candidatos presidenciales finalmente se despejó “la mugre”, como dijo ella en sus últimas recorridas por el interior del país.

Cuando en agosto de 2010 Carrió anunció que rompía el Acuerdo Cívico y Social, aquella alianza que incluía a la UCR y el PS, dejó la puerta entreabierta para conversar nuevamente en marzo o abril de este año. La restitución de aquella sociedad, decían por lo bajo, estaba sujeta al proceso interno de la UCR, que entonces tenía a Julio Cobos como candidato presidencial y al que luego se le sumó fugazmente Ernesto Sanz. El radicalismo superó esa etapa y Ricardo Alfonsín se consolidó como candidato, generando condiciones para volver a conversar. Sin embargo, el acercamiento a Francisco de Narváez y los coqueteos con el PRO le sirvieron de excusa a Carrió para postergar cualquier acercamiento y, de paso, recoger algún dirigente disconforme con la cúpula radical.

“Vemos un escenario de tres fuerzas como en 2007, donde estaban Cristina Fernández y Julio Cobos, la UCR asociada a un sector conservador del peronismo y nosotros”, sintetiza el operador. El punto que podría diferenciar aquel escenario, agrega, es lo que resuelva el socialismo de Hermes Binner. Hace cuatro años, Carrió llevó de vice a Rubén Giustiniani, presidente del PS, partido con el que la chaqueña rompió cualquier puente al calificar de “inexistente” al gobernador Binner, su máximo referente. Además, los acusó de haber “traicionado” a los productores agrarios.

“Para que efectivamente haya ballottage tiene que haber dos fórmulas”, aseguró Bullrich, quien ofició de vocera del pensamiento de Carrió. El análisis de Lilita es que el voto no K representa entre un 55 y un 65 por ciento y que, si hay un solo candidato, no los va a capitalizar en su totalidad. Como consecuencia, CFK por cuatro años más.

Aunque en este nuevo escenario avizoran un escenario más favorable, en la CC reconocen que deberán enfrentar problemas en algunos distritos de peso, principalmente en la provincia y la Capital. La candidata porteña María Eugenia Estenssoro no levanta en las encuestas y ante el inminente cierre la presentación de las alianzas descartan cualquier entendimiento con el líder de Proyecto Sur, Fernando “Pino” Solanas. Las negociaciones no cesarán hasta último minuto del martes, pero la CC se encamina a ir sola en la Ciudad, lo que según cálculos optimistas le augura un cuarto o quinto puesto, detrás del PRO, el Frente para la Victoria y Proyecto Sur. La Ciudad siempre fue el principal bastión de la CC y una mala elección también impactará negativamente.

En la provincia de Buenos Aires, el candidato Juan Carlos Morán tampoco despierta mayores adhesiones. A pesar de eso, el diputado Horacio Piemonte descartó de plano alianzas provinciales con otros espacios, como el GEN de Margarita Stolbizer. “Sólo se traiciona una vez”, remató en una demostración de la bronca de la CC con el GEN. Más allá de las dificultades de Morán para sumar votos, confían en que como la elección irá junto a la nacional, Carrió arrastrará votos. “En 2007 Carrió sacó el 25 por ciento y Stolbizer el 16”, desliza un bonaerense de la CC, dando cuenta del corte de boleta.

Faltan pocos días para que termine de configurarse el escenario nacional. La elección de Santa Fe será la clave. “Ahora es el momento de ver hasta dónde podemos crecer. Si vemos que Carrió no sube, después siempre se puede acordar”, remata un dirigente porteño de la CC. La decisión, aseguran, solo podría revisarse en un caso: si la candidatura de Carrió termina favoreciendo la victoria de Cristina Fernández.