Jueves, 7 de julio de 2011 | Hoy
EL PAíS › JORGE TELERMAN, CANDIDATO A JEFE DE GOBIERNO POR EL FRENTE PROGRESISTA MáS BUENOS AIRES
Por Adriana Meyer
Jorge Telerman responde tranquilo, a pocos minutos de ingresar a un estudio de televisión. Dice que está acostumbrado, que no le pesa. “Si dicen que me quedé con las ganas, es cierto, pero no es que quiero volver, nunca me fui, toda mi militancia estuvo y está dedicada a esta ciudad que amo, y muchas cosas quedaron en el tintero en aquella breve gestión de 2006 y 2007”, dice el candidato del Frente Progresista Más Buenos Aires –periodista, 55 años, casado, dos hijos– en diálogo con Página/12. “Me gusta hacer campaña, me gusta gobernar, sea cual fuere el lugar con el que la ciudadanía me honre”, agrega quien ejerció la Jefatura de Gobierno luego de la destitución de Aníbal Ibarra por el caso Cromañón, y que también se postula como legislador.
–¿Dónde obtuvieron los datos para armar el mapa de las esquinas más peligrosas de Buenos Aires?
–El último mapa del delito lo hizo el ex ministro de Seguridad Diego Gorgal con la Universidad de San Andrés, y, como dijo (Raúl) Zaffaroni recientemente, se invierte muy poco en datos que son imprescindibles para tener una estrategia sobre la seguridad. No existe un mapa del delito de la ciudad desde hace mucho tiempo, y a partir de esa base de datos establecimos estas esquinas que son las más emblemáticas. Son delitos menores para una policía local de proximidad, no como la Metropolitana que está en un lugar sí y en otro no.
–¿Ese mapa es de 2006?
–Sí, pero lo actualizamos con nuestros equipos. La base de la estructura socioeconómica y situaciones estructurales lamentablemente desde hace décadas no se modificaron e incluso en algunos casos empeoraron.
–¿Qué le parece la presencia de Gendarmería y Prefectura en la Ciudad?
–La necesidad de desplegar efectivos para combatir la inseguridad es siempre bienvenida. Celebramos la decisión de llevar efectivos a la calle, pero exigimos que las decisiones las articulen las fuerzas federales, metropolitanas, más la Gendarmería y la Prefectura. Pero una coordinación efectiva no requiere sólo buena onda entre funcionarios sino crear la autoridad metropolitana, donde también intervenga la Bonaerense, porque hay que pensar la seguridad incluyendo al conurbano.
–¿Usted dijo que se sentía orgulloso de que lo llamen “paisano”?
–Claramente rechazamos algo que nos parece preocupante: el que no haya más voces claras y contundentes contra estas declaraciones de xenofobia y racismo, porque debajo anida el huevo de la serpiente. Hay insultos que honran a quienes luchamos por la libertad y la dignidad de los pueblos. Lo que algunos dicen en forma despectiva otros lo asumimos con orgullo, en mi caso el judaísmo. Cuando alguien dice bolita asqueroso, o judío de mierda, o puto debe ser repudiado, pero si lo dice un dirigente el repudio debe ser más enfático aún.
–¿Cuál es su relación con el gobierno nacional?
–A partir de nuestras elecciones del 10 de julio, en lo personal y como espacio político tomaremos posición. Mis posiciones son conocidas, pero ahora estamos abocados a esta campaña, que sin duda ha sido la más chata y fría, y por eso en este último tramo hay que poner de relieve el modelo de ciudad. Cualquier debate que se meta, por más importante que sea, desdibuja un perfil que nunca estuvo claro, por picardías, porque Macri decidió hacer la plancha para no exponer la insolvencia de estos cuatro años.
–¿Usted busca el voto progresista o de derecha? La propuesta de prohibir manifestaciones callejeras ni siquiera es tolerable para alguien que se defina como liberal.
–Mi propuesta no es ésa. En ningún caso hay un intento de prohibir protestas, siempre he estado a favor de garantizar la libertad de expresión, de petición a las autoridades. Pero también estoy convencido de que ordenar la ciudad no es una idea de derecha. Que se impidan cortes en avenidas estratégicas y en autopistas no es sólo para no llegar dos horas más tarde, sino para garantizar la circulación de ambulancias, bomberos y policía; una ciudad que no lo hace es irracional e irrespetuosa de sus ciudadanos. Proponemos generar consenso con una ley, de manera que no quede librado al arbitrio discrecional y caprichoso de alguien que prohíbe o reprime la manifestación que no le gusta.
–¿Hay alguna gran ciudad que ya lo haya hecho?
–Muchísimas.
–¿Por ejemplo?
–Francia es un país conocido por promover libertades y derechos y, sin embargo, el gobierno socialista lo hizo.
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