EL PAíS › LUIZ INáZIO “LULA” DA SILVA, CANDIDATO DEL PT
“Quien paga la crisis es el pueblo”
Fue una de las estrellas del Foro Social. En este reportaje habla de la necesidad de superar la pobreza, del miedo a su candidatura a presidente y de cómo “los que causaron la crisis argentina no quebraron, quien está quebrado es el pueblo argentino”.
Por Francesc Relea
Desde Porto Alegre
El Foro Social Mundial que concluye el martes en la ciudad brasileña de Porto Alegre ha sido aprovechado por el Partido de los Trabajadores (PT) para potenciar la candidatura de Luiz Inácio “Lula” da Silva, 56 años, a las elecciones presidenciales del próximo octubre. No en vano tanto Porto Alegre como el Estado de Rio Grande do Sul son dos feudos importantes del PT, que el mes próximo proclamará oficialmente a Lula como su candidato. Precisamente, Lula junto a los intendentes petistas de Porto Alegre, Tarso Genro, y de Sao Paulo, Marta Suplicy, han sido las estrellas del Foro. Lo intentará de nuevo por cuarta vez desde 1989, cuando quedó a seis puntos del ganador. Las encuestas lo ponen una vez más a la cabeza. Una victoria de este obrero metalúrgico que fundó el PT en febrero de 1980 y lo condujo hasta convertirlo en el partido de izquierda de mayor peso de América latina, sería un auténtico revulsivo para Brasil y para todo el continente. Las expectativas de un triunfo electoral de Lula provocan intranquilidad en Washington, que enfrenta un rechazo creciente en toda la región al modelo económico liberal promovido desde Estados Unidos. El candidato está casado y es padre de cinco hijos.
–¿Cuál es el significado del Foro Social Mundial y qué perspectivas tiene el movimiento antiglobalización reunido estos días en Porto Alegre?
–Creo que el foro social es la demostración más elocuente que cuando la sociedad civil tiene la oportunidad de participar y puede decir lo que piensa, empiezan a pasar cosas. Hace tres años habría sido totalmente imposible imaginar que el foro alcanzaría la dimensión social que tiene hoy. A diferencia de los movimientos de Seattle y de otros lugares que apenas eran expresiones de protesta, el Foro Social se propone abrir posibilidades de presentar alternativas a la globalización. La primera victoria ya se ha producido: los ricos no se reúnen más en Davos porque se han mudado a Nueva York. Porque saben que cuando están reunidos no discuten los intereses de la humanidad, sino la forma de aumentar la concentración de la renta. El foro social mundial consigue exactamente discutir lo contrario, cómo acabar con la pobreza y transformar el mundo en algo más solidario y más humano.
–¿El movimiento antiglobalización puede convertirse en una alternativa a los partidos políticos en una época en la que están muy desprestigiados?
–Si cometiéramos el grave error de transformar el foro social en un partido político en cualquier país del mundo sería un fracaso. De momento, ha sido un éxito tan notorio porque es apartidista, plural, heterogéneo y permite que se manifiesten todas las corrientes de pensamiento de la sociedad. Los problemas de los partidos políticos son otros. En muchos países de América del Sur, de Europa y del mundo entero los partidos políticos dejaron de representar los intereses de la sociedad.
–¿Hay peligro de que la crisis argentina contagie a Brasil?
–No creo que tengamos un efecto argentino en Brasil. De otro modo, ya se habría producido. Brasil tiene que ayudar a Argentina a salir de la crisis. Pero hay que subrayar que es una crisis de la que es responsable única y exclusivamente la incompetencia de los líderes argentinos, que un día decidieron que un peso valía un dólar cuando no valía un dólar, y resolvieron desestructurar el Estado vendiendo todas las empresas, privatizar hasta extremos fuera de toda lógica. Argentina no tiene hoy patrimonio público porque está quebrada por la irresponsabilidad de Menem, de Cavallo, de De la Rúa, del FMI. Toda esta gente que quebró Argentina no está quebrada. Quien está quebrado es el pueblo argentino.
–¿Qué cambiará en Brasil y en América latina si Lula gana las elecciones presidenciales de octubre?
–En América latina no sé. En Brasil sería un sueño. Yo sueño que en Brasil tienen que cambiar muchas cosas. Hay que tener en cuenta que en Brasil son necesarias reformas que en Europa fueron hechas hace 50 años. Como la reforma agraria. La gente en Brasil tiene que invertir sus prioridades y que parte de los recursos públicos sean invertidos para creación de empleo, para mejorar la educación y la salud, para hacer la reforma agraria.
–Si usted gana las elecciones ¿revisará algunas de las privatizaciones aprobadas en los últimos años?
–Es un tema muy difícil. Primero, el Estado no tiene dinero para recomprar empresas que fueron privatizadas y sería un error invertir dinero del erario público para ello. Lo que hay que hacer es no privatizar lo que no fue privatizado, fiscalizar correctamente a las empresas privatizadas y utilizar todo centavo recaudado en este país para garantizar saneamiento básico, escuelas, salud, reforma agraria y empleo.
–Usted despierta grandes recelos en el exterior, sobre todo a los organismos financieros internacionales y a grandes inversores ¿Corre Brasil el riesgo de quedar aislado si usted llega a la Presidencia de la Nación?
–No creo. En primer lugar porque soy un defensor de la integración latinoamericana. Estoy en contra del acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, porque la propuesta del ALCA no es una propuesta de integración sino de anexión de la economía de América del Sur a la de Estados Unidos. Un proyecto de integración presupone una cierta equidad entre los miembros que participan de la integración. EE.UU. detenta la hegemonía tecnológica, militar, cultural y económica, y no se propone tener una política compensatoria como la que tiene la Unión Europea para España, Portugal y Grecia. Brasil no quedaría aislado, porque ningún capitalista invierte en un país según su régimen político. Los capitalistas invierten en un país si se les ofrecen cuatro ingredientes básicos: estabilidad política, mano de obra calificada, infraestructura y mercado para los productos fabricados.
–¿Sobre qué bases tendría que ser la integración latinoamericana teniendo en cuenta que el Mercosur ha sido un fracaso?
–Lo que fracasó fue la economía de Brasil y de Argentina. El Mercosur apenas fue un acuerdo comercial, es preciso que haya una integración cultural, política. Hay que ir creando mecanismos de protección hasta ir consolidando la integración. Queremos atraer a Venezuela, Perú, Chile para que participen del proceso de integración, haciendo los ajustes necesarios para que todos los países puedan sobrevivir. El Mercosur tuvo problemas porque la moneda brasileña estaba sobrevaluada y favorecía mucho a los argentinos en su política de exportaciones. Cuando Brasil devaluó el real, perjudicó mucho a Argentina, que dependía de nosotros en un 30 por ciento de sus exportaciones. Tanto Fernando Henrique Cardoso como Carlos Menem son responsables de afirmar que el peso y el real valían un dólar. Nunca fue verdad este tipo de cambio. Como las mentiras tienen las patas cortas, la verdad ha aparecido finalmente. Quien paga la crisis es el pueblo.
–¿Es posible no pagar la deuda externa?
–Aproximadamente el 70 por ciento de la deuda brasileña es privada, empresarios que tomaron dinero a tipos de interés más bajos. Por lo tanto tienen que pagar. Lo que tenemos que rediscutir son los acuerdos con las deudas públicas. Ahí se puede negociar. Creo que habrá una lucha muy enconada porque no podremos continuar trabajando para pagar los intereses. Se impone un acuerdo sobre la base de los intereses de los países más pobres. No es la primera vez en la historia de la humanidad, ni será la última, en que los países ricos hagan un sacrificio para ayudar a los países pobres.
Especial de El País