EL PAíS › PENAS DE ENTRE CINCO Y OCHO AÑOS Y MEDIO A SEIS REPRESORES EN RIO NEGRO

“Es el comienzo de una nueva vida”

El tribunal de General Roca juzgó a siete represores por los secuestros y las torturas a dos dirigentes gremiales en 1976. La pena más alta fue para Lucio Gerardo Pedernera, ex jefe de la policía provincial. Un comisario fue absuelto.

 Por Diego Martínez

El gremialista Daniel Avalos, secuestrado y torturado en 1976, y Gladys Cofré, secretaria de DD.HH. provincial.

El Tribunal Oral Federal de General Roca condenó ayer a penas de entre cinco y ocho años y medio de prisión a dos oficiales superiores del Ejército y a cuatro ex policías de la provincia de Río Negro, por delitos de lesa humanidad contra dos dirigentes gremiales en 1976. La pena más alta fue para el general de brigada retirado Lucio Gerardo Pedernera, de 85 años, ex jefe de la policía de Río Negro. “Para mí es el comienzo de una nueva vida porque me pude sacar de encima una pesada”, explicó el ex secretario general de la seccional Atlántica de la Uocra, Daniel Avalos. “Pienso en mi compañero (Carlos) Lima, que ya no está”, dijo en referencia a la segunda víctima, que murió en 2010, y destacó que “los imputados no tuvieron coraje para venir a escuchar el fallo, pero están en todo su derecho, los mismos derechos que nos quitaron a nosotros y que hoy gozamos todos los argentinos”.

Lima era colaborador de la Uocra seccional Sierra Grande, la ciudad donde fueron detenidos el 2 de abril de 1976. A Avalos lo llevaron de su casa. “La dieron vuelta”, declaró. Lima supo que lo buscaba la policía y se presentó en la comisaría. “¿Así que vos sos Lima?”, alcanzó a escuchar, rodeado por el cuerpo de Infantería. Lo golpearon hasta que perdió el conocimiento. Cuando despertó, estaba rapado. El viernes 5 fueron trasladados en camiones del Ejército hasta Viedma. En el trayecto, Avalos fue autorizado a defecar, aunque esposado a un soldado y apuntado con armas largas. En la Comisaría 1ª de Viedma, ocupada por militares, escucharon los primeros gritos de personas torturadas. Antes de que le colocaran la venda, Avalos alcanzó a ver el cable de una picana eléctrica.

Por las noches, vendados y atados, ambos fueron sacados de la comisaría durante varios días. Los trasladaban en jeep, presumen que a la desembocadura del Río Negro, a una zona conocida como La Boca, donde fueron interrogados, torturados y donde escucharon simulacros de fusilamiento. Avalos fue llevado luego a un sótano de la Escuela de Cadetes, bajo control militar. Durante la estadía lo trasladaron a la base naval de Puerto Belgrano, en Punta Alta, donde lo mostraron ante una secuestrada joven que se llamaría Graciela, para ver si lo reconocía. Lima no llegó a declarar en el juicio, pero por el testimonio de su esposa se supone que también lo llevaron al centro clandestino de la Armada. Avalos fue liberado el 20 de abril. Lima siguió preso en la Comisaría 1ª hasta el 5 de julio. Antes de liberarlo, el coronel Padilla Tanco le advirtió que se olvidara de los padecimientos “si es que aprecia a su familia”.

El comisario Rubén Alcides Codina (alias “Negro”, 71 años) y el oficial principal Víctor Manuel Lobos (75 años), jefe y subjefe de la comisaría de Sierra Chica, fueron condenados a ocho años y siete años y diez meses de prisión. Los suboficiales Sixto y Elfio Enrique Navarrete, que hoy tienen 82 y 51 años, prestaban servicios en el Cuerpo de Infantería. Los jueces Armando Márquez, Noberto Ferrando y Orlando Coscia condenaron al padre a siete años y medio de prisión y a siete años al hijo, quien según testimonios de secuestrados y admisión de sus superiores era el más violento con los detenidos. El coronel Néstor Rubén Castelli, de 81 años, que ya estaba retirado el 24 de marzo de 1976 cuando los dictadores lo designaron interventor militar de Río Negro, fue condenado a cinco años y dos meses de prisión. Fue absuelto el comisario Alberto Mario Marasco, ex director de la Escuela de Cadetes de la policía. “La Justicia al fin puso orden en este caso. Después de tanto tiempo llegan los castigos”, celebró Avalos. “En este momento pienso en mi compañero Lima, que ya no está, y en tantos miles de compañeros de mi generación que ya no están, que nunca sabremos qué pasó con ellos y no tuvieron oportunidad de justicia”, añadió.

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