EL PAíS › TROPIEZOS, PROBLEMAS Y COSTOS DE LAS INICIATIVAS DE ECONOMIA
La mala suerte del ministro Lavagna
Por Claudio Zlotnik
Roberto Lavagna no tiene suerte. Al menos desde lo financiero, las cosas le salen mal. Aunque, en algunos casos, los tropiezos del ministro no signifiquen malas noticias para el resto de la sociedad. Algunos ejemplos: busca una suba del dólar y la moneda estadounidense cae a pesar de que se lanzan normas para evitarlo. Impulsa expandir los préstamos bancarios en un mercado donde el stock de créditos no para de contraerse. Tampoco logra que bajen las tasas de interés. Y no pudo cumplir con la reestructuración del sistema financiero porque Eduardo Duhalde prefirió que las compensaciones a los bancos salieran por ley del Congreso y no por decreto. Liberó el corralón el peor día, elevando el costo fiscal de la medida. La lista es amplia. Lavagna no encuentra la salida del laberinto que armó.
Las últimas medidas tomadas por el Banco Central ampliaron la capacidad prestable del sistema financiero en 3000 millones de pesos. Habrá un 30 por ciento más de fondos para dar créditos. Un miembro del equipo económico, en diálogo con Página/12, dio cuenta de su escepticismo: “No quiere decir que los bancos vayan a prestar. No los podemos obligar. Ese es un proceso que debe darse a través del tiempo”, apuntó el funcionario. La medida del Central favoreció a las entidades financieras que afrontan deudas con la autoridad monetaria, que hasta ahora tenían prácticamente vedada la posibilidad de otorgar créditos. Estos bancos –principalmente los públicos, el Galicia, el BBVA Francés y el Río– son los más activos con su cartera de pequeñas y medianas empresas. Pero hay un dato negativo que a nadie escapa: sólo en el último mes, el stock de créditos al sector privado se contrajo en 600 millones de pesos.
El dólar también es un dolor de cabeza para el ministro de Economía. Sus íntimos admiten que les gustaría ver la cotización en 3,20 pesos. Pero se resignan a un valor por debajo de 3. El viernes pasado terminó en 2,94 pesos para la venta, mientras que el tipo de “referencia” cerró en 2,9022. Es decir, casi ocho centavos menos que el martes, cuando se anunció la apertura del corralón. Conclusión: los tres días de diferencia le costarán al Estado un adicional de casi 200 millones de dólares. El costo fiscal por la desaparición del corralón será de 2790 millones de dólares en vez de los 2608 millones que hubieran sido con un dólar más bajo al final de la semana. Lavagna, que pugnaba por abaratar los costos para el Estado, volvió a tener mala suerte.
Cerca del titular de Hacienda ya se resignan a un dólar más depreciado del que quisieran. Al ministro le gustaría que un tipo de cambio más alto lo ayudara con la recaudación por las retenciones, pero sabe que el último acuerdo con el Fondo le impone límites al Central para emitir dinero y así adquirir divisas para sostener el precio. Al mismo tiempo, en Economía admiten que ni siquiera el levantamiento del corralón “moverá el amperímetro” de la paridad cambiaria. Los funcionarios calculan que a lo sumo un tercio de los ahorros saldrán del sistema financiero rumbo a una cobertura en divisas. El resto quedará en los bancos como nuevos plazos fijos. Estas colocaciones aumentaron 6500 millones de pesos durante el primer trimestre del año. Y aunque los bancos no prestan, las tasas de interés pasivas continúan en aumento. En promedio rondan el 24 por ciento anual y en la city prevén mayores alzas cuando se desprogramen los Cedros.
El Credicoop fue el primer banco en anunciar que devolverá los depósitos reprogramados en su totalidad entre el 8 y el 23, mejorando el ofrecimiento oficial. La mayoría de los bancos de primera línea lo imitarán y elevarán las tasas para seducir a los ahorristas a mantener sus depósitos. En el BC dijeron a este diario que no esperan problemas de liquidez crítica en ninguna entidad, aun cuando se dé un “vuelo hacia la calidad” entre los distintos bancos. La diferencia entre las más y las menos solventes se reflejará en el nivel de tasas que ofrezcan.
Lavagna se irrita cuando lo acusan de estar haciendo la plancha. Dice que es una agresión de los grupos de poder ante su negativa de ceder a loslobbys. Pero ni siquiera lo acompañó la fortuna cuando fogoneó las compensaciones a las entidades financieras por los amparos pagados y la eliminación del CER. El Presidente archivó el decreto que ya estaba redactado y envió un proyecto al Congreso, postergando la decisión hasta la próxima administración. Quedó trunco el objetivo de Lavagna de ser protagonista en la refundación del sistema financiero. El mundo financiero no es el más favorable para Roberto Lavagna. Ni para las buenas ni para las malas.