Lunes, 20 de febrero de 2012 | Hoy
EL PAíS › LUIS JUEZ, SENADOR NACIONAL POR LA PROVINCIA DE CóRDOBA
“El radicalismo de Córdoba es el partido más conservador, reaccionario y de derecha de la República Argentina.” Con esa frase, el senador por esa provincia Luis Juez explica su postura en la discusión dentro del Frente Amplio Progresista sobre la posibilidad de aliarse a la UCR a nivel nacional. Luego de que la gobernación cordobesa quedara en manos del peronista José Manuel de la Sota, el discurso de Juez busca reforzar el carácter de “tercera fuerza” de su partido, el Frente Cívico y Social, y caracterizar la política cordobesa, dominada por el PJ y la UCR, como “un partido de chinchón, donde mientras uno roba, el otro espera”. Después de haber pasado por la costa atlántica y Playa del Carmen durante el verano, Juez volvió para criticar el aumento en las dietas legislativas y responderle al intendente de Córdoba capital, Ramón Mestre, quien cargó contra las gestiones que lo precedieron por el déficit en ese distrito.
–¿Qué tiene para decir ante las críticas de Mestre a su gestión?
–Es una típica conducta para justificar la venta del patrimonio del Estado. La típica conducta de los liberales de decir que el Estado es ineficiente, siempre echándoles la culpa a los trabajadores, a las herencias recibidas y a las empresas del Estado. Eso le da motivos para arrasar con las empresas estatales y terminar haciendo grandes negocios con los amigos del poder, con los tipos que te financian la campaña electoral.
–Usted aseguró que no recibirá el aumento en la dieta de diputados y senadores, ¿cuál es el mecanismo para hacerlo?
–Le he mandado una nota a (Amado) Boudou donde le planteé claramente que hay que tomar una decisión colectiva, dar la discusión como cualquier trabajador, con paritarias, a plena luz del día, arriba de la mesa, y con total transparencia. Si esto no se puede hacer, mi sueldo deberá ser liquidado de acuerdo con la pauta anterior al 31 de diciembre.
–El socialismo y el GEN aceptaron el aumento y participaron de las reuniones, ¿no discutieron la decisión dentro del FAP?
–Nosotros fuimos no-ti-fi-ca-dos de la decisión, no fuimos invitados a participar de la discusión. En el ‘95 renuncié a mi banca provincial por una razón muy parecida. En el 2005 les dije a los legisladores míos, cuando teníamos una bancada mayoritaria, que era una locura que aceptaran el ciento por ciento de aumento. Se me partió el bloque y me quedé solo como Gilligan esperando que llegue la barcaza.
–¿Qué opina sobre de una alianza entre el FAP y el radicalismo?
–El radicalismo en Córdoba es Angeloz. Es Oscar Aguad. Es el partido más conservador, reaccionario y de derecha de la República Argentina. El radicalismo en Córdoba ha sido siempre una expresión muy conservadora, y hoy se muestra con dirigentes sin autoridad, ni ética, ni autocrítica. La verdad, no me veo hablando con esa gente. ¿Qué valores podemos compartir?
–Alfonsín los resposabilizó a usted y a Pino Solanas por evitar una alianza con la UCR...
–Menos mal. Si no, hubiésemos hecho el papelón que hizo Alfonsín. Menos mal que nos escuchó (Hermes) Binner cuando le planteamos que era imposible hablar de valores con tipos que no los tienen, hablar de decencia con tipos que no saben si va con “s” o con “c”. Es muy difícil hablar de derechos humanos con Aguad en Córdoba; hablar de distribución de la riqueza cuando se trabaja para los sectores concentrados; hablar de la pobreza cuando trabajaron para los sectores corporativos. Es muy difícil entender que, ante los menores problemas, lo que uno tiene que hacer es subirse a un helicóptero y tomarse el palo. Tenemos historias distintas.
–¿Por qué?
–En estos últimos doce años, la UCR ha sido un instrumento maravilloso que De la Sota usó para hacer grandes negocios. La presencia del Frente Cívico en Córdoba a partir del 2003 vino a convertirse en una cuña ante el bipartidismo y poner en evidencia la situación en que la política del radicalismo y el PJ funcionaba como un partido de chinchón, donde mientras uno roba, el otro espera. No podemos sumar a estructuras que tienen una historia de entrega y corrupción, y de darle la espalda a cada reclamo.
–¿Usted mantiene algún tipo de diálogo con Solanas?
–Pino es un tipo honorable. Los argentinos le debemos haber sido el único que se animó a hablar de los recursos naturales en Argentina hace 15 años, cuando nadie le daba pelota y todos pensaban que era un ecologista del Partido Verde. Hoy todo el mundo habla de la megaminería, de la explotación petrolífera, hidrocarburífera, de la entrega del patrimonio natural. Me honra permitiéndome ser su amigo. No me unen con Pino Solanas intereses electorales, me une una profunda admiración. Y me encantaría que algún día pudiéramos políticamente avanzar juntos.
Entrevista: Sol Prieto.
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