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El caso del asesinato del comisario retirado Jorge Piazza sigue por el camino del escándalo. Después de una investigación asombrosa de la Bonaerense, en la que todo parece un armado que no se sostiene, el fiscal y la Justicia les dictaron la preventiva a un comerciante de 60 años y a dos jóvenes por ser autores y partícipes de uno de los crímenes más sórdidos de los últimos años: a Piazza lo secuestraron en una transitadísima avenida de Quilmes, lo llevaron esposado a un basural, lo obligaron a arrodillarse y le pegaron un tiro en la nuca. Pese a que son cada día más intensos los rumores de que se trató de una operación apadrinada por policías, por ahora cargan con la culpa tres personas sobre las que hay escasas pruebas, una de las cuales es la declaración de un testigo de identidad reservada que, si fuera lo que dice, fue indudablemente parte de la operación del asesinato.
El fiscal Claudio Pelayo pidió la prisión preventiva y la jueza Adriana Myszkin la concedió en base a una serie de evidencias extrañas.
- Durante los primeros días, la Bonaerense intentó hacer pasar el caso como un intento de robo del vehículo que manejaba Piazza, un Gol del año 93. La hipótesis era insostenible porque no existe banda que protagonice semejante secuestro, en plena avenida, y semejante homicidio para robar un auto que no vale en el mercado negro más de 800 pesos. Encima, según la policía, participaron varias personas. Transcurridas un par de semanas, la Bonaerense aceptó que podía tratarse de una venganza, pero ahora le cree a un testigo de identidad reservada que vuelve a hablar del robo y dice que a Piazza lo mataron por ser policía. Justito una versión que les viene como anillo al dedo a los uniformados.
- La última vez que el comisario Piazza fue visto con vida salía del supermercado Auchán de Quilmes. Según un compilado, armado por la Bonaerense, de los videos de las cámaras de seguridad del supermercado, Piazza fue seguido por una camioneta Trafic, un Fiat Uno y un Ford Escort. Como se ve, un operativo enorme, casi inédito.
- La acusación contra Obdulio Sartirana, un comerciante de 60 años, es que él conducía la Trafic. Efectivamente Sartirana dice que esa tarde estuvo en el Auchán comprando carne para un asado que se hizo en su casa esa misma noche. La Bonaerense argumenta que en los videos no se lo ve bajar de la Trafic ni comprar nada. Los abogados de Sartirana, en cambio, sostienen que eso no se ve en el compilado que armó la Bonaerense, pero que en el crudo de los videos se lo percibe tomando el changuito, entrando a comprar y saliendo después.
- Una de las bases de la acusación es un testigo de identidad reservada que cuenta que el operativo se hizo con los tres autos, que los que estaban en el Fiat Uno eran los campanas y los de los otros dos vehículos fueron los que actuaron. Que después lo llevaron al basural, pero como la Trafic no podía entrar, la dejaron por el camino, lo bajaron a Piazza caminando y después, dentro del basural, le pegaron el tiro por ser policía. Como queda claro, si lo que dice fuera cierto, no se trata de un testigo sino de un integrante del grupo asesino. Sin embargo, los investigadores policiales y judiciales lo mantienen como testigo y le adjudicaron una custodia. Otro de los testigos que declararon en la causa está preso por vinculación con un desarmadero de autos.
- Los otros dos jóvenes detenidos por el asesinato de Piazza, Humberto Ortiz y Sebastián Vera Sánchez, viven en el barrio aledaño al basural y, supuestamente, fueron vistos por una vecina cuando se estacionó una Trafic cerca del lugar donde mataron al comisario retirado.
La prisión preventiva fue ahora apelada por los abogados, pero incluso el diputado Francisco “Barba” Gutiérrez cuestiona una investigación que parece sobre todo un armado policial.