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Las dos cartas de un golpista
Por Miguel Bonasso
La historia se repite: la primera vez como tragedia, la segunda como farsa. Karl Marx El XVIII Brumario de Luis Bonaparte.
Fiel a su estilo megalómano, Carlos Menem produjo ayer un golpe de efecto para calmar su ego maltratado por el creciente repudio que viene colectando. Poco importa si la carta de renuncia que motorizó, en copia caricatural de los sucesivos renunciamientos de Evita y de Perón, lleva su firma o no: está claro que partió de sus usinas. Y está claro también que atenta contra la credibilidad, la gobernabilidad y la paz social de los argentinos. Es la carta de un golpista.
No es la primera muestra de sus intenciones desestabilizadoras de la democracia. En abril, cuando ya veía venir la noche electoral, un suboficial enviado por Carlos Saúl Menem recorrió las distintas unidades del Ejército llevando una carta del ex presidente a jefes y subjefes de las distintas unidades a los que se dirigía con el apelativo castrense de “Camarada”. Allí les recordaba a los oficiales en actividad que había firmado los indultos, “no sólo para cerrar un ciclo de desencuentros” sino para restituirles “a nuestras Fuerzas Armadas la respetabilidad de la que habían sido despojadas por intereses mezquinos”, para “devolverles el lugar que merecen en la historia patria”. Luego, orillando el ridículo, afirmaba: “Así con orgullo –sereno y seguro de que me luciría ante el mundo con mis argentinos de armas– ordené la partida de elementos de nuestra flota de mar hacia uno de los conflictos más calientes del planeta. Tormenta del Desierto fue el primer hito (...) Argentina encabezó el desfile de tropas del mundo libre que participaron en el conflicto”.
Pero el mensaje no se limita al pasado, insinúa negros nubarrones para el futuro: “Es menester repensar la defensa en función de la seguridad continental, en las que habrá que atender novedosas formas de agresión”. “Pienso, también, en liderar una Iniciativa de Defensa y Seguridad Regional, colocando a nuestra Nación a la cabeza de la toma de decisiones en el subcontinente.” (Una clara afirmación de que se propone enviar soldados argentinos a Colombia o donde haga falta, a dar la vida por el Comando Sur.) “Y lo haremos a pesar de que hoy la Argentina se debate en la peor crisis de su historia. Porque luego de una década de prosperidad e inserción en el Mundo (con mayúsculas en el original), la mala administración de los recursos del Estado por parte de funcionarios corruptos e incapaces en algunos casos, e ideológicamente vindicativos en otros, nos ha llevado a una situación límite, únicamente reversible con desprendimiento, coraje y amor a la Patria. Tales son las virtudes que califican la hombría de bien del soldado.”
Y luego, la solemne apelación: “Señores: Ustedes elegirán no sólo un presidente. Elegirán un Comandante en Jefe. Por eso quiero reafirmarles mi compromiso de siempre y hacerles saber –aunque es público y notorio– que haber sido vuestro camarada durante mis años de gobierno, constituyó para mí un altísimo honor. Con todo mi afecto y admiración. Carlos Saúl Menem”.
Una copia de la carta “a los camaradas” le fue entregada a este cronista por un oficial del Ejército que profesa la fe democrática, cree en la necesidad de reconstruir el Estado ausente y cuestiona el modelo neoliberal. Un oficial, en suma, que se niega a integrar un ejército represor del conflicto social. Otras fuentes añadieron datos que el oficial desconocía: que esta carta, donde se defiende la infamia de los indultos y se ofrecen garantías tácitas de protección para los escasos militares en actividad que buscan la impunidad a través de la ley de obediencia debida, habría sido redactada –en equitativas mitades– por el coronel retirado Jorge Norberto Igounet (uno de los segundos de Hugo Anzorreguy en la SIDE menemista) y por Vicente Massot, capo de la La nueva provincia de Bahía Blanca, diario también conocido como “La gaceta marinera” por sus nexos con la Armada. Por si esto no bastara, el hombre que ayer intentó recrear (con cifras minimalistas) el Cabildo Abierto de Eva Perón, anunció que Néstor Kirchner no duraría mucho tiempo en el gobierno si ganaba. Como los gerentes que lo mandan, como la mafia gangsteril de Miami con la que está política y económicamente ligado, Carlos Menem apuesta en el ocaso de su carrera a las actitudes protogolpistas que socavan la democracia.
No evitará que la ciudadanía lo envíe (con o sin comparecencia suya) al geriátrico de los políticos que ya fueron.