EL PAíS › CREYERON EN L. MURPHY, MENEM YA NO ATRAE Y DESCONFIAN DE KIRCHNER
Doble derrota para el establishment
El empresariado reunido en el precoloquio de IDEA no oculta su identificación con López Murphy. Ya ven a Menem como una sombra del pasado y tienen reservas con respecto a Kirchner. Críticas a la opción de no competir en la segunda vuelta.
Por Cledis Candelaresi
La mayoría de los empresarios reunidos ayer en el precoloquio de IDEA admite haber votado a Ricardo López Murphy. Carlos Menem era la segunda opción pero, en algún sentido, pasada de moda. “No me conviene que alguien tan cuestionado tome mis banderas”, se confesaba ante este diario el alto ejecutivo de una empresa de telecomunicaciones. Néstor Kirchner es, finalmente, el dato político impuesto por la realidad, al tiempo que una gran incógnita para las empresas. Tan inquietante como el propio presidente Eduardo Duhalde, tutor político del santacruceño en estos comicios presidenciales.
La convocatoria en Rosario fue prevista para debatir acerca de la integración de Argentina en el mundo, con la presencia de los protagonistas de la segunda ronda electoral o, en su defecto, sus equipos técnicos. Pero la estrategia kirchneriana de reducir al mínimo posible su exposición antes del domingo hizo que declinara el convite, al igual que su ya designado ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el resto del staff ligado al gobernador santacruceño.
Fuera de los paneles de expositores, el debate y el interés no pudo sustraerse de la noticia de que Menem se retirase del ballottage, paso al costado que los ejecutivos congregados ayer en la Bolsa de Comercio rosarina no veían con mucha simpatía. “Hay que respetar las reglas y seguir hasta el final, para dar la impresión de que somos un país serio”, opinó Oscar Vicente, vice de Pérez Companc. “No le conviene bajarse, porque los votos que consiga serán propios y con ellos puede disputar el gobierno del Partido Justicialista a Duhalde: no hay dudas que la interna peronista la ganó él”, especulaba al mediodía ante este diario Orlando Salvestrini, titular de Pago Fácil (Socma), antes de que se confirmara la renuncia anticipada de Menem.
Antes de que cobrara cuerpo el rumor de que el riojano declinaría su postulación, la tribuna patronal manejaba el dato de que Menem había acordado con Adolfo Rodríguez Saá una estrategia para retirarse de la segunda vuelta electoral argumentando fraude. El ardid habría quedado en el cajón. La hipótesis de que Kirchner pueda consagrarse como presidente con un magro 22 por ciento de votos no parece quitar el sueño a las empresas, ya que ven a la gobernabilidad como una cuestión más ligada a su capacidad de construir poder y a la solvencia técnica de los equipos que a otra cosa. Pero sí inquietaba la alternativa de que pudiera imponerse con una avalancha de sufragios. “Eso hubiera habilitado a cuestionar todo lo que se hizo durante los ‘90, como si todo hubiera estado mal por el sólo hecho de que lo decidió Menem”, se afligía ante Página/12 el máximo directivo de una telefónica.
El gobernador santacruceño es para la mayoría de los ejecutivos un político poco conocido y esquivo. Esas incógnitas dibujan su costado más temible, de supuesto anticapitalista y ultrarregulador. Las prestadoras de servicios públicos privatizados figuran entre las más preocupadas por esos supuestos rasgos del eventual triunfador del domingo, sobre quien proyectan la misma inacción duhaldista para resolver, por ejemplo, el problema del congelamiento tarifario.
La gran mayoría, sin embargo, piensa que Kirchner podría finalmente recorrer el mismo camino que Inácio Lula da Silva, quien a pesar de su discurso combativo hasta ahora resultó casi un dirigente capitalista clásico. “Acá no cabe la opción estatismo vs. capitalismo: sólo es posible un equilibrio”, filosofa Jorge Aguado, hombre de confianza de Francisco Macri y director de Socma. “Una cosa es lo que se dice desde el Congreso y otra lo que se puede hacer desde la Presidencia. No me asustan las ideologías. Sí me preocupa la corrupción: también puede querer reestatizarse una empresa pública para hacer negocios”, sentencia un ejecutivo con gran poder en TGN. Pero es quizás Juan Manuel Forn, presidente de Molinos, quien desnuda por qué Kirchner, aunque es una opción poco simpática, tampoco desvela. “La Argentina tiene un problema de gestión más que de confrontación de modelos: él (por el gobernador santacruceño) reconoció que el equilibrio fiscal es fundamental para cualquier política.”
En su exposición matinal sobre la suerte de la industria láctea, el directivo destacó que la producción de ese bien creció un 70 por ciento durante los ‘90, empuje que también se registró en las exportaciones. “No quiero meterme en camisa de once varas hablando del tipo de cambio. Pero eso demuestra todo lo que pueden hacer los argentinos en estabilidad”, añadió el hombre fuerte de Molinos quien, sin embargo, aclaró que no es necesario un tipo de cambio fijo para conseguir ese orden. “En la medida que los gobernantes entiendan que el equilibrio fiscal es clave, estará todo en orden.”