El gobernador bonaerense Daniel Scioli volvió a manifestar, en las últimas 48 horas, su alineamiento con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y aunque no oculta sus ambiciones presidenciales, éstas quedan, al menos por ahora, subordinadas a la relación con la Casa Rosada: luego de hablar de “la conducción monolítica” de la mandataria en el Congreso Extraordinario del PJ bonaerense hace dos días, ayer, en el acto de fin de año que organizó para su tropa propia en el llamado Estadio Unico de La Plata (una ciudad cuya proporción entre cantidad de estadios y de habitantes es altísima) le agradeció “el apoyo brindado a la provincia de Buenos Aires y el trabajo realizado juntos”. Lo que muchos preveían (o más bien, deseaban) fuera un lanzamiento político hecho y derecho del gobernador fue, como aseguraba su entorno, una actividad de gestión, donde los números musicales tuvieron más importancia que el breve mensaje que dio Scioli, fiel a su estilo, sin definiciones fuertes.

“¿Cómo la están pasando?”, brama el gobernador. Bronceado, canchero, el saco abrochado pero la camisa abierta, pantalón sport blanco y zapatillas, Scioli parecía más un presentador que un político tradicional mientras caminaba, micrófono en mano, por el escenario montado, a la manera de los rings de boxeo, en el centro del estadio semivacío. El aire estaba cargado de humo de bengalas color naranja (como la tarima, como las banderas, como las chaquetas y gorritas y remeras y paraguas y como los micros escolares que se acumulaban en las afueras del Unico) y los bombos y el sistema de sonido deficiente hacían complicado entender las palabras del único orador.

Pero eso no importaba porque la idea era otra: “Una fiesta para toda la familia”, como recordaban los presentadores. Los asistentes, beneficiarios de microcréditos, miembros del programa Envión (que capacita a los jóvenes para ayudarlos a conseguir su primer trabajo), egresadas de la Escuela Provincial de Enfermería Eva Perón, algunas pequeñas columnas de unos pocos intendentes que acompañaron la convocatoria, una más importante del local Pablo Bruera, parecían más interesados por disfrutar de los espectáculos que, playback mediante, se sucedían: desde la Princesita Karina hasta Cacho Castaña, pasando por La Mosca y el número internacional a cargo de Julio Iglesias. De todas formas, meticuloso, el ex motonauta se cuidó de saludarlos uno por uno, despertando aplausos y gritos cada vez que mencionaba a un sector.

“A mí me van a encontrar siempre con un espíritu de unión y colaboración. Cuidemos a la Argentina y a nuestra querida provincia de Buenos Aires”, fue el mensaje del gobernador, cuya oscilante relación con el gobierno nacional pasa por una etapa de distensión. En “el gran encuentro de fin de año de la inclusión social”, el gobernador estuvo acompañado por los ministros del gabinete provincial y un puñado de intendentes, entre los que se destacaban los de La Matanza, Fernando Espinoza; de Florencio Varela, Julio Pereyra; y de Mercedes, Carlos Selva, además de Bruera.

De esta manera, Scioli volvió a decepcionar las expectativas de los que esperaban que se alejara del kirchnerismo como preparativo para encarar las legislativas del año próximo con un rol de oposición, como hizo el cordobés José Manuel de la Sota. “Daniel sabe que el tiempo juega a su favor, porque no aparecen otros candidatos para el 2015. Y además no está en su ADN hacer movimientos bruscos. Los que quieran ver batallas van a tener que ir al cine esta vez”, desdramatizan en su entorno.