EL PAíS
Todas las noticias que no merecían imprimirse en “The New York Times”
Los jefes de redacción de uno de los diarios más prestigiosos cayeron tras un escándalo.
“Todas las noticias que merecen imprimirse.” Desde 1851, éste ha sido el lema de The New York Times, que todos los días aparece impreso en la tapa, en el costado del logo. Pero algunas se colaron y no merecían imprimirse. Ayer, el Times informó la renuncia de su jefe de redacción, Howell Raines, y la del subjefe de redacción, Gerald Boyd. Con el anuncio, el diario espera calmar las aguas después del escándalo desatado por el periodista Jayson Blair. El mes pasado se descubrió que éste había inventado numerosas notas publicadas por el diario. El Times nombró a un nuevo jefe de redacción para recuperar la credibilidad del diario, uno de los más prestigiosos del mundo.
“Hoy se me rompió el corazón”, dijo ayer Arthur Sulzberger Jr, presidente del New York Times, al anunciar que el jefe de redacción del diario, Howell Raines, y el subjefe de redacción, Gerald Boyd, presentaron su renuncia. “Tuve que aceptarlas con tristeza porque creemos que es lo mejor para el Times”, les dijo Sulzberger a los cientos de empleados del diario que se habían reunido en la redacción del tercer piso. Agradeció que Raines y Boyd hayan priorizado los intereses del diario, pero no mencionó el escándalo de Blair. El 1º de mayo pasado, este redactor de 27 años renunció luego de que el diario descubriera sus “frecuentes fraudes periodísticos”. Blair plagió información, inventó declaraciones e incluso simuló estar viajando para hacer notas que hizo desde su propia casa. Antes de renunciar, confesó el engaño y se burló de que el diario publicara un largo artículo con todas las falsedades detectadas en sus notas, entre ellas descripciones de lugares en los que nunca había estado.
Algunos editores habían denunciado su comportamiento, que a veces llegaba a trabajar borracho y otras faltaba sin justificación. Pero la dirección no escuchó estas quejas y Blair siguió avanzando en su carrera. En poco tiempo pasó de colaborador a redactor de planta en la sección de Política Nacional. Las circunstancias de su ascenso también alimentaron una polémica sobre su rápida carrera. Muchos se preguntaban si se debió a que Blair es negro y no a sus méritos profesionales. El escándalo desencadenó una investigación interna para comprobar si había otros casos de plagio o información falsa. Y el directorio anunció la creación de un comité para revisar la política de la redacción, que incluye la forma en que se contrata el personal free-lance, el uso de fuentes anónimas y las firmas de las notas. En medio de la controversia, el diario anunció la suspensión durante dos semanas del periodista y premio Pulitzer, Richard Bragg. Este había firmado un artículo que, en su mayor parte, había sido escrito por un pasante. Finalmente, Bragg renunció el 29 de mayo.
Raines y Boyd se habían convertido en el blanco de las críticas por permitirle cubrir el caso del francotirador de Washington cuando el editor de Asuntos Metropolitanos ya había dicho estar preocupado por los reiterados errores del redactor. De todos modos, Sulzberger se refirió a ellos de buen modo: “Han hecho grandes contribuciones al diario, incluyendo siete premios Pulitzer en el 2002 y otro este año”, indicó. El nuevo jefe de redacción será Joseph Lelyveld, que en el 2001 se jubiló luego de ocupar la dirección del diario durante siete años. En ese lapso, el diario ganó 12 premios Pulitzer, introdujo el color en sus páginas y agregó nuevas secciones. Antes había trabajado como corresponsal en diversas capitales. Tiene 66 años y últimamente colaboraba con el suplemento literario del diario y la revista The New Yorker.