Sábado, 9 de marzo de 2013 | Hoy
EL PAíS › EL DIPUTADO AGUSTIN ROSSI DESTACO LA MASIVA CONCURRENCIA AL FUNERAL DE HUGO CHAVEZ EN CARACAS
Acompañó a la presidenta Cristina Kirchner a despedir al líder bolivariano. Cuenta que se percibía tristeza y congoja y también mucho agradecimiento. Le impactó “la integración de las fuerzas armadas con el pueblo”.
Por Miguel Jorquera
El jefe de la bancada kirchnerista en la Cámara de Diputados, Agustín Rossi, formó parte de la comitiva que viajó a Venezuela para despedir a Hugo Chávez. Lo “impactó” la masividad y el agradecimiento del pueblo venezolano al líder y presidente que “cambió el país”, además de “la integración de las fuerzas armadas a la Revolución Bolivariana”. Regresó “convencido de que el pueblo venezolano y la dirigencia bolivariana ratificarán el rumbo de Chávez” y que la decisión del presidente fallecido, de señalar a Nicolás Maduro como su sucesor, “fue de una enorme valentía e inteligencia”.
–¿Qué lo impactó de la despedida del pueblo venezolano a Chávez?
–Es imposible cualquier relato sin destacar la masividad. Los primeros dos días llegaban venezolanos y venezolanas de todos los rincones de Caracas y luego la gente de los pueblos del interior de Venezuela que venía a dar su última despedida a Chávez. Uno podía percibir algunos de los sentimientos que cohabitaban en esa población: tristeza y congoja por la muerte de Chávez y al mismo tiempo mucho agradecimiento, genuino agradecimiento a la gestión de Chávez y de todo lo que hizo por Venezuela en estos 14 años. Y obviamente esperanza que se expresaba en la unificación de la figura de Chávez con la de Nicolás Maduro.
–Compartió ese momento con la Presidenta. ¿Cómo lo vivió ella?
–Estaba muy acongojada, triste, por el fallecimiento de Chávez. La Presidenta dedicó gran parte de su estadía en Caracas a estar junto a la familia de Chávez, especialmente con sus hijas. Está claro que Chávez era un amigo de la Argentina y tenía una visión ideológica similar de hacia dónde tenía que ir América latina, de cómo funcionaba el mundo, pero también había una relación afectiva muy fuerte de Chávez con Néstor y Cristina Kirchner. Basta recordar aquel enorme abrazo en el fallecimiento de Néstor para con Cristina, el acompañamiento de Chávez a Río Gallegos para darle el último adiós a Néstor.
–¿Pudo hablar con las hijas de Chávez?
–No, las saludamos. Hablé con la madre de Chávez, me presenté, y ella me dijo que su hijo quería mucho a la Argentina y a los argentinos.
–Es difícil asociar socialismo con religión, pero Chávez adhería a los dos por igual. ¿Cómo se manifestó eso en su despedida?
–Todos los pueblos latinoamericanos son profundamente religiosos y eso se expresó en la despedida. La oración religiosa que se realizó en un primer momento y de la que nosotros participamos fue compartida por un pastor evangélico y por un sacerdote católico. Chávez también era profundamente religioso y cuando hablaba de sus coincidencias y diferencias con Fidel (Castro), una de las diferencias era la posición frente a la religión.
–¿Lo sorprendió la masividad? ¿Se imaginó que iba a ser así?
–Sabíamos de la adhesión del pueblo venezolano a Chávez, veíamos las grandes movilizaciones de los actos de campaña electoral, pero a pesar de que uno lo preveía no dejó de sorprenderme.
–¿Hubo otro aspecto que lo sorprendiera?
–Me impactó la integración de las fuerzas armadas con el pueblo. Uno veía pasar frente al féretro una mujer, que, como la mayoría, llevaba como identificación una prenda roja, que se llevaba la mano al corazón cuando veía el cuerpo de Chávez, y luego un militar con su uniforma verde haciendo la venia, después de haber hecho la cola como todos. Es una cosa totalmente distinta a nuestra historia.
–Además de la congoja, ¿apreció alguna preocupación o prioridad entre los miembros del gobierno venezolano que ahora tienen que reemplazar a su líder y ratificar en elecciones el rumbo de la revolución bolivariana?
–Hay una tendencia natural de comparar a Maduro con Chávez y la verdad es que son escenarios y situaciones incomparables. Chávez es el padre de la revolución, el hecho fundacional. Son dimensiones distintas, pero Maduro ha demostrado en los últimos años, en los que acompañó a Chávez como canciller, y en la transición de estos meses desde diciembre, capacidad de liderazgo y mucha templanza en una situación difícil. Estoy convencido de que el pueblo venezolano y la dirigencia de la Revolución Bolivariana van a poder sobreponerse a esta situación y llevar a Venezuela en el mismo rumbo que Chávez. La enorme movilización popular transmite una fuerte responsabilidad hacia la dirigencia y marca el rumbo de a dónde quiere ir. La decisión de Chávez, antes de partir por última vez a Cuba e intuyendo lo que le podía pasar, de señalar a Nicolás Maduro como el continuador de su tarea, fue de una enorme valentía e inteligencia.
–Si tuviera que señalar un símbolo de las transformaciones que Chávez logró en Venezuela, ¿cuál elegiría?
–Era la primera vez que viajaba a Venezuela. Un símbolo: el cablecarril que construyó Chávez para que la gente pueda subir y bajar de los cerros, que antes lo hacía solo caminando, y adonde no llegaban ni los médicos.
–Hubo muchas especulaciones sobre el regreso anticipado de la Presidenta. ¿Existió alguna motivación en particular?
–No hubo ninguna. La Presidenta fue claramente con la idea de llegar en forma inmediata y buscó tener espacios de intimidad con la familia de Chávez. Además de despedir a un jefe de Estado fue a despedir a un amigo. Cuando nos vinimos, Maduro nos acompañó hasta la puerta, la gente identificó y ovacionó a Cristina y manifestó su agradecimiento por haber estado y acompañado, por ser amiga de Chávez. Ahí nos dimos cuenta de que la decisión de prolongar siete días más el velatorio fue acertada: la gente quería ver y despedir a Chávez.
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