EL PAíS › PRIMERA DEFINICION OFICIAL SOBRE LA SOBERANIA EN LAS MALVINAS
Bielsa dijo que la guerra no es excusa para no negociar
En un discurso de tono duro, el canciller recordó en la ONU que la guerra emprendida por el gobierno militar no debe servir para que Londres eluda discutir sobre soberanía en las islas Malvinas. Bielsa dijo que el Reino Unido negoció con la Argentina entre 1966 y 1982. El ministro también estuvo con Kofi Annan y con el embajador norteamericano, John Negroponte: a Irak, sólo en nombre de Naciones Unidas.
Por Martín Granovsky
Uno de los kelpers se acercó al canciller Rafael Bielsa y le dijo: “Que tenga suerte, pero no en todo”. Fue ayer, en Naciones Unidas, después del discurso de Bielsa sobre las islas Malvinas en el Comité de Descolonización en el que el ministro dijo que “no es aceptable (más aún, nos molesta y nos ofende), que se quiera reducir la cuestión a un llamado a renunciar a una justa e histórica reivindicación”.
Bielsa pronunció el mensaje tradicional ante el llamado Comité de los Veinticuatro de la ONU, el órgano específico para los temas coloniales pendientes de resolución. Fue su primer discurso sobre Malvinas, y por lo tanto lo escucharon con mayor atención que la normal los kelpers John Birmingham y Mike Summers, miembros del consejo que secunda al gobernador británico de las islas. Birmingham y Summers explicaron por qué las Malvinas son del Reino Unido, en una ponencia que fue respondida por Alejandro Betts y James Douglas Lewis, nacidos en las islas pero convencidos de que las Malvinas son argentinas (ver aparte).
El canciller recordó que “la recuperación del ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de los habitantes de las islas y conforme al derecho internacional, es un mandato cuyo cumplimiento dispone la Constitución Nacional argentina”. Dijo también que en su discurso del 25 de mayo “el presidente Néstor Kirchner destacó que viene del sur argentino imbuido de la cultura malvinera, y que sostendrá inclaudicablemente aquella política”.
En uno de los párrafos más duros de su mensaje, Bielsa afirmó que “no es aceptable que el enfrentamiento entre un gobierno militar argentino y el Reino Unido sea aprovechado por éste para apartarse de la negociación acerca de la soberanía que había consentido y emprendido entre 1966 y 1982, desconociendo resoluciones de la Asamblea General”.
El ministro llevó a Nueva York al negociador más veterano con que cuenta la Argentina, Lucio García del Solar, embajador en la ONU en 1965, cuando la disputa de las Malvinas pasó a ser considerada un punto de la agenda mundial de descolonización, y jefe de la delegación argentina que en 1990 normalizó las relaciones con Londres sin que la Argentina renunciara a los reclamos de soberanía, que quedaban colocados bajo un paraguas para que ninguna de las partes se asumiera como resignando sus títulos de posesión. García del Solar no estuvo de acuerdo con la política de seducción a los kelpers impulsada después por Guido Di Tella y su vicecanciller Andrés Cisneros.
La Administración Menem partió de una base doble para su política hacia Londres:
- La puso en el centro de la estrategia de casamiento incondicional con el capitalismo, como para que nadie sospechase que gobernaba un peronista nacionalista con remembranzas de la pelea con Spruille Braden.
- Asumió como dato de la realidad que el enfrentamiento bélico había tenido lugar y que ese enfrentamiento había terminado con la victoria británica y la derrota argentina.
Kirchner, un santacruceño, criticó en ese momento la política malvinense y quiere diferenciarse de ella ahora, desde el gobierno.
“Me siento diez años más joven”, agradeció ayer en Nueva York García del Solar a Bielsa, según relató un diplomático argentino. Pero más se sentía reconfortado, dijo el diplomático, por dos hechos. Uno, un texto oficial que criticaba la exigencia británica de “to drop the claim”, declinar el reclamo de soberanía sobre Malvinas. Otro, el gesto de Bielsa de fijar un símbolo personal en la relación con los kelpers. Ni acercarse a conversar con ellos después del discurso, al estilo Di Tella, ni negarles el saludo como hizo Adalberto Rodríguez Giavarini, sino esperarlos y aceptar el apretón de manos.
El canciller completó su día sobre Malvinas invitando a almorzar junto a la delegación argentina, que integraban también su secretario privadísimo Aníbal Gutiérrez y el jefe de Gabinete Eduardo Valdez, a Betts y Lewis. Del almuerzo organizado por el representante argentino, Arnoldo Listre, participaron varios embajadores latinoamericanos, entre ellos el chileno Heraldo Muñoz, ex vicecanciller y ex secretario general de la Presidencia de Ricardo Lagos, con quien Kirchner comerá mañana en Asunción (ver página 8). Chile, que con Augusto Pinochet ayudó al Reino Unido en la guerra en materia de inteligencia y logística, es el país que patrocina la resolución en favor de la Argentina en el Comité de Descolonización.