El presidente de Uruguay, José Mujica, ayer junto a la secretaria de la Cepal, Alicia Bárcena.
Imagen: EFE.

Un micrófono abierto le jugó una mala pasada ayer al presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, quien desparramó algunos conceptos no muy afortunados sobre la presidenta Cristina Kirchner. “Esta vieja es peor que el tuerto”, le deslizó Mujica en una conversación informal al intendente del departamento de Florida, Carlos Enciso, mientras aguardaban el inicio de una rueda de prensa. “El tuerto –por Néstor Kirchner– era más político, esta –por la Presidenta– es terca”, insistió. Cuando medios uruguayos lo consultaron luego, Mujica negó que estuviera hablando de Cristina Kirchner. “Inventen los bolazos que quieran”, respondió. Sin embargo, el canciller Héctor Timerman presentó luego una nota formal de protesta al embajador de Uruguay en Argentina expresando el “profundo malestar” por las declaraciones.

Fueron unos pocos segundos –pero de efecto letal– mientras esperaban para una conferencia de prensa en Sarandí Grande, en Florida. Mujica no se percató que los micrófonos estaban abiertos, incluso la página web de la Presidencia de Uruguay transmitía en vivo vía satélite. “Es que para conseguir algo en Argentina tenés que recostarte un poquito en Brasil”, le explicaba el presidente uruguayo al intendente Enciso. Pero, añadió allí, “esta vieja es peor que el tuerto”. “Sí”, coincidió Enciso. “El tuerto era más político, esta es más terca”, agregó.

Luego también hizo una referencia irónica al obsequio que la Presidenta le llevó al papa Francisco cuando se reunieron en el Vaticano. “¿A un papa argentino, que vive 77 años, le va a explicar lo que es un mapa?”, dijo, e inmediatamente se corrigió: “¿Lo que es un mate y un termo?”.

Las declaraciones fueron recogidas por algunos medios uruguayos y, como suele suceder en estos casos, generaron revuelo en las redes sociales, principalmente en Twitter, donde se convirtió en “trendtopic”, el tema más difundido.

Consultado poco más tarde por el diario montevideano La República, Mujica optó por negar todo. “Yo estaba hablando de Lula y de Brasil, públicamente nunca hablé ni mencioné nada de Argentina”, respondió a la pregunta. Y añadió que “no les voy a dar pelota ni voy a recorrer el mundo aclarando nada, que inventen los bolazos que quieran”, dando por cerrada la cuestión.

Pero la desmentida no convenció al gobierno argentino. Por la tarde, el canciller Timerman convocó al embajador uruguayo Guillermo Pomi para entregarle una nota de protesta. El mensaje comienza con una expresión de “profundo malestar” por la forma en que Mujica habló del ex presidente Néstor Kirchner. “Es inaceptable que comentarios denigrantes que ofenden la memoria y la investidura de una persona fallecida, que no puede replicar ni defenderse, hayan sido realizadas, particularmente, por alguien a quien el doctor Kirchner consideraba su amigo”, se explica allí.

Respecto de las expresiones referidas a Cristina Kirchner, el comunicado aclara que la Presidenta le transmite al gobierno uruguayo que “no va a realizar comentario alguno sobre dichos agravios”. “La Cancillería considera que las históricas relaciones que han unido a nuestros países no deberían ser afectadas por expresiones que ofenden a quienes representaron y representan a la República Argentina y su pueblo”, concluye.

El cruce viene a agregarle un nuevo ingrediente a una relación bilateral que ha sabido de contratiempos. Luego de la larga controversia por la papelera Botnia, meses atrás resurgieron las diferencias por las obras de dragado en el canal Martín García. Uruguay presentó una denuncia por un presunto intento de soborno y Argentina pidió suspender el proceso de licitación hasta que no quede aclarado el asunto. Aunque desde entonces hubo avances en las conversaciones, la cuestión continúa en suspenso.