Viernes, 19 de julio de 2013 | Hoy
EL PAíS › EL COMPLICADO VINCULO ENTRE LOS GOBIERNOS DE COLOMBIA Y VENEZUELA
La relación siempre tensa entre los gobiernos de Uribe y Chávez terminó de explotar por las FARC. Con la asunción de Santos el vínculo se reconstituyó, pero su apoyo a Henrique Capriles reflotó los conflictos.
Por Mercedes López San Miguel
Venezolanos y colombianos suelen afirmar que la relación entre ambos es como la de dos hermanos que se quieren y se odian de a ratos. En la calle como en la política, con sus próceres y sus historias, esa particular relación se reproduce. No es de extrañar que el mandatario venezolano Nicolás Maduro se sintiera defraudado por Juan Manuel Santos, su colega colombiano, cuando éste se reunió con el ex candidato Henrique Capriles, el 28 de mayo pasado. Tratando de no hacer más bulla, la canciller colombiana María Angela Holguín dijo que los temas diplomáticos con Venezuela se trataban de manera directa y sin micrófonos.
Maduro llevaba poco más de un mes en el Palacio Miraflores, un momento nada fácil para él tras la muerte de su mentor Hugo Chávez y luego del ajustado resultado que obtuvo frente a Capriles en los comicios anticipados de abril –resultado que Capriles se negó a reconocer, denunciando que hubo fraude–. El encuentro entre Santos y su ex rival molestó por demás al presidente venezolano y revolucionó la clase política a un lado y otro de la frontera que comparten. Según Maduro, su par colombiano violó el acuerdo de Santa Marta que había suscrito con Chávez y en ese sentido Venezuela perdía la confianza en su vecino.
El presidente venezolano se refería al acuerdo que firmaron Chávez y Santos bajo la mediación de Néstor Kirchner como secretario general de la Unasur en agosto de 2010. En esa ocasión, Venezuela y Colombia reanudaron las relaciones bilaterales y se comprometieron a prevenir la presencia o acción de grupos armados al margen de la ley.
Es que más atrás en el tiempo, hacia un pasado en el que hubo más odio que amor, Maduro y Santos se habían visto varias veces las caras, nada risueñas, cuando el primero era canciller de Chávez y el segundo ocupaba el ministerio de Defensa del gobierno de Alvaro Uribe. Recordemos que Uribe le había declarado la guerra a la principal guerrilla de su país, las FARC, y durante su gestión se conoció el caso de los “falsos positivos”, es decir, que el ejército mataba a civiles inocentes y los hacía pasar por “bajas” de la guerrilla.
El punto de inflexión de esa política de mano dura con el grupo rebelde ocurrió cuando las fuerzas colombianas bombardearon un campamento de las FARC en suelo ecuatoriano. El hecho tensó en extremo la relación con Ecuador y también con Venezuela, ya que Uribe acusó a Chávez de refugiar a 1500 guerrilleros en su suelo. Corría el año 2008 y el líder bolivariano se vio impelido a romper lanzas.
Así como Chávez fue el mentor de Maduro, Uribe lo fue de Santos. Pero la buena relación entre el presidente ultra conservador y su antiguo titular de Defensa terminó poco tiempo después de que Santos asumiera la presidencia en 2010 y diera señales de querer recomponer las relaciones con Venezuela –algo impensado para Uribe–. El propio Chávez y varios mandatarios de la región vieron con buenos ojos la llegada de Santos al Palacio de Nariño; quedaba archivado el frustrado plan norteamericano de instalar siete bases militares en Colombia y se encontraba un cauce común con el pacto de Santa Marta.
Pero volvamos a mayo de este año, cuando Maduro definió como una puñalada en la espalda el encuentro entre Capriles y Santos, viviéndolo como una traición. El venezolano aseguró tener información que apuntaba a que el Estado colombiano estaba dispuesto a derrocarlo. Pareció exagerar y no presentó pruebas de tal acusación, quizás las presente el próximo lunes. Al mismo tiempo, Maduro puso en duda el rol que desempeña su país en el diálogo de paz entre Santos y las FARC, que se inició en noviembre de 2012 –Venezuela y Chile son acompañantes, Noruega y Cuba, garantes–. Y reveló que él como canciller de Chávez accedió al pedido del colombiano para que su país interceda ante la guerrilla y logre sentarla a la mesa de las negociaciones. Vale destacar que si hay algo que distancia a Santos de Uribe es que el discípulo no siguió al maestro y decidió apostar por el diálogo con el grupo rebelde.
Así las cosas, la canciller Holguín señaló por estos días que la relación con Venezuela está un poco fría y que la reunión del próximo lunes entre Santos y Maduro apunta a dejar atrás los desencuentros. Lo mismo señaló su par venezolano, Elías Jaua.
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