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El ex presidente Raúl Alfonsín explicó ante el juez federal Claudio Bonadío el contexto en el que impulsó la sanción de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Afirmó que, luego del levantamiento militar de Semana Santa, privilegió la ética de la necesidad por sobre convicciones personales. Es decir, que las normas fueron dictadas en un escenario institucional condicionado.
Alfonsín entregó al juez una copia de una entrevista periodística que concedió en 1987 donde explicó las razones que lo llevaron a impulsar esas leyes y pidió que esos dichos se incorporaran a la causa en la que se investiga la desaparición de una veintena de militantes montoneros en 1980. En ese expediente Bonadío declaró la inconstitucionalidad de las leyes de que trabaron el juzgamiento a los militares que violaron los derechos humanos.
El ex presidente fue citado como testigo esta mañana por el juez, quien le ofreció la posibilidad de declarar por escrito. Pero Alfonsín eligió concurrir personalmente al despacho de Bonadío, algo que concretó por la tarde junto a su abogado y ex ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra.
Con su declaración, el ex presidente reforzó uno de los argumentos por los que varios jueces anularon las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. El hecho de que las normas están viciadas desde su origen porque fueron producto de condicionamientos militares al gobierno democrático. Después de testificar poco menos de una hora, Alfonsín dejó la sensación en el juzgado de que no fue “plenamente libre en el consentimiento que dio a esas leyes”.
El juez citó a Alfonsín a raíz de la nota que le envió a los presidentes de los bloques legislativos de la Unión Cívica Radical. “Yo he dicho muchas veces que impulsé la aprobación de ambas leyes, aunque no me gustaran, porque entendía en ese momento histórico que tenía la obligación de preservar la libertad y la autoridad democrática y de sancionar un régimen jurídico inequívoco que recogiera lo que había anticipado durante mi campaña sobre las conductas paradigmáticas”, escribió.