EL PAíS
Un acuerdo de buenas intenciones atravesado por la invasión a Irak
La cumbre de países progresistas elaboró un documento lleno de principios abstractos. El intento inglés de justificar la guerra de Irak fue frenado por Schröder, Kirchner, Lula y Lagos.
Por Marcelo Justo
Con un largo comunicado lleno de buenas intenciones y algunos puntos concretos, con negociaciones de último momento para que no se colasen frases polémicas, con el fantasma de Irak sobrevolando la conferencia de prensa conjunta, se cerró ayer la cumbre de “países progresistas” que reunió a 14 jefes de Estado en la localidad de Surrey, al sur de Londres.
El comunicado resaltó una serie de principios abstractos comunes para lograr un desarrollo económico con justicia social y un mundo más seguro y equilibrado. Un intento británico de filtrar una justificación de la guerra con Irak fue diluido por la firme oposición del canciller de Alemania, Gerhard Schröder, y los tres presidentes latinoamericanos presentes, Néstor Kirchner por Argentina, Inácio Lula da Silva por Brasil y el de Chile Ricardo Lagos.
En la conferencia de prensa conjunta, el anfitrión del encuentro, el primer ministro Tony Blair, mencionó el tema al decir que “hemos expresado nuestro deseo de proteger a los pueblos de la brutal represión a que los somete su propio gobierno”. El primer ministro fue más allá y defendió la invasión angloestadounidense diciendo que “se están ahora tomando los primeros pasos para que haya un gobierno iraquí y tenemos a las Naciones Unidas hablando de 300 mil personas en fosas comunes, de modo que estoy orgulloso de que Saddam Hussein ya no esté”.
En el comunicado solo se mencionaba la necesidad de “mejorar la respuesta de la comunidad internacional a serias crisis humanitarias, de acuerdo con los objetivos y principios de la carta orgánica de las Naciones Unidas”, haciendo referencia a “la valiosa contribución del informe de Canadá del 2000”. En este informe, Canadá plantea que en determinadas circunstancias límites “el principio de la no intervención” debe ceder paso a la responsabilidad internacional de evitar una tragedia humanitaria, como en los casos de genocidio o limpieza étnica.
En base a este documento, el gobierno británico propuso a la cumbre un texto que podía servir como justificación de la invasión a Irak: “Cuando como resultado de guerra interna, insurgencia, represión o fracaso del Estado, un gobierno no puede o no quiere evitar el sufrimiento de la población, el principio de no intervención debe ceder lugar al de la responsabilidad internacional de la protección”. Debido a la oposición que generó, en el comunicado final sólo quedó una pálida sombra de ese concepto.
Mandatarios tan dispares como el canciller alemán, los primeros ministros de Canadá, Nueva Zelanda, la República Checa, Polonia y Etiopía pudieron suscribir la aguada versión final.
Las diferencias retóricas de esta cumbre de países progresistas, heredera de una tercera vía blairista de la que ya pocos se acuerdan no se limitaron a Irak. Desde la cena inaugural de la conferencial el viernes, se hicieron claras las diferencias que podía haber entre una visión latinoamericana y una británica, o entre un país como Etiopía, al fondo del ranking de desarrollo humano publicado por la ONU la semana pasada, y la República Checa y Polonia, que el año próximo comenzarán su integración a la Unión Europea. En la cena inaugural, el primer ministro laborista británico advirtió a los presentes que “el antiamericanismo y la antiglobalización” conducen a callejones sin salida. El domingo Lula se despachó con unas durísimas declaraciones respecto a Estados Unidos y el primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, señaló que la globalización actual no es necesariamente una ayuda al desarrollo de Africa.
En el comunicado final los catorce jefes de Estado hicieron hincapié en la necesidad de profundizar la integración ya existente en Europa, el Mercosur y Africa para enfrentar los desafíos de la globalización. “En Europa esto significa la ampliación de la Unión Europea y la euro zona. EnAmérica del Sur, la profundización del Mercosur y la incorporación del resto de América del Sur, en Africa el reforzamiento de la Unión Africana”, señaló el comunicado.
Adelantándose al texto, los presidentes de Argentina, Brasil y Chile anunciaron por la mañana que presentarían en un plazo de 60 días un plan para la integración de Sudamérica. “Reconocemos que es un momento histórico importante y queremos avanzar en hechos concretos hacia una mayor integración de América del Sur”, dijo Kirchner. El proyecto es una prioridad del eje Kirchner-Lula, que no parece perder oportunidad de marcar que la integración a un futuro Tratado de Libre Comercio de las Américas o ALCA se subordina a una profundización del Mercosur y, en lo posible, a una ampliación al resto de las naciones de América del Sur de la unión aduanera que conforman con Paraguay y Uruguay.
En relación con la reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que se realizará en Cancún en septiembre, el comunicado de la cumbre hizo un llamamiento a que se abrieran al mundo en desarrollo los mercados de los países desarrollados. “Es fundamental que esta reunión en Cancún tenga éxito y ofrezca a los países en desarrollo un acceso adecuado a los mercados del mundo desarrollado”, dijo el primer ministro británico en la conferencia de prensa conjunta.
Para Tony Blair fue el último momento de paz. Inmediatamente, después le empezaron a llover preguntas sobre ese tema que lo acosa como una sombra: Irak.