Ciento ochenta días llevan acampando frente al galpón de la finca El Talar, parte del ingenio Ledesma. Son las familias de los 200 trabajadores despedidos, que pertenecían a subcontratistas de los Blaquier y reclaman que el poderoso empresario del azúcar sea “solidario” con las tercerizadas que le prestaron servicios durante casi una década. Tal como anunció Página/12, habían decidido acampar a principios de marzo, cuando dejaron de asignarles tareas y contrataron cuatro plantadoras mecánicas. Ahora, con el inicio de la zafra y ante la falta de respuestas, evalúan iniciar los cortes de ruta que impedirán la circulación de los camiones que transportan la caña de azúcar, según anticipó a Página/12 Rafael Vargas, secretario general del gremio.

Una delegación viajó Buenos Aires para denunciar ante el Ministerio de Trabajo que Ledesma mantiene diversas categorías de trabajadores: los tercerizados, los eventuales, los temporarios y los de “planta permanente”. La mayoría de los despedidos llevan entre ocho y catorce años plantando y cosechando caña de azúcar. Desde el Sindicato de Obreros y Empleados del Ingenio Ledesma (Soeil) explican que tenían un acuerdo con la empresa por el cual ésta iba a ir incorporando como efectivos a los trabajadores de las subcontratistas, para llegar a julio con un blanqueo total. Sin embargo, a fines de febrero incorporaron las máquinas y quedaron afuera los tercerizados, con el simbólico “corte de ficha” que marca la no renovación de sus precarios puestos. De hecho, no aparecen en los listados de la AFIP y de la Anses, pero les hacen descuentos cuyo destino desconocen. Los representantes sindicales aclararon que no se oponen a la tecnificación, sólo reclaman que la empresa respete la antigüedad y les permita seguir trabajando para sostener a sus familias.

El otro frente abierto para el Soeil, hoy en manos de la lista Gris, tiene que ver con las elecciones gremiales previstas para el 10 de junio. Luego de insistir en las irregularidades con que se conformó la junta electoral, que los había dejando afuera de la elección, consiguieron que el Ministerio de Trabajo los habilitara para competir contra las otras tres listas, que Vargas no dudó en calificar como “patronales”.