[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

“Pensar que Argentina pudiera romper relaciones diplomáticas con Uruguay es como pensar que pudiera romperlas con la provincia de Buenos Aires”, dijo el canciller Rafael Bielsa en Montevideo. Y mientras calmaba al gobierno uruguayo, Bielsa advertía que el presidente Néstor Kirchner “tiene un compromiso personal con la dilucidación” del paradero del cuerpo de la nuera del poeta y periodista Juan Gelman, Claudia Irureta Goyena.
El sábado, el diario La República de Uruguay publicó un texto sobre el reclamo de Gelman que atribuyó a Alicia Oliveira, encargada de Derechos Humanos de la Cancillería, y aunque el papel no tenía firma señaló que se trataba de una carta al presidente Jorge Batlle.
“La nota no existió y además no corresponde que un funcionario de menor rango le envíe una nota a un presidente de otra nación”, explicó el canciller argentino.
La joven se había casado con Marcelo Gelman, hijo del poeta, y ambos fueron secuestrados en Buenos Aires el 24 de agosto de 1976. Después, Marcelo Gelman apareció muerto, pero María Claudia, quien estaba embarazada, no dejó rastros y sólo se supo que tuvo una hija en su cautiverio en Uruguay que había sido adoptada por un jefe policial del país vecino que ya falleció, y que fue hallada hace tres años por su abuelo mediante un examen de ADN.
Bielsa habló en Uruguay tras ser declarado ciudadano ilustre de Montevideo por el intendente Mariano Arana, del Frente Amplio. Anteanoche el canciller cenó con su colega Didier Operti. Un diplomático argentino dijo que durante la cena no se produjo una discusión de fondo sobre el pedido de Gelman pero sí una muestra de disgusto por parte de Bielsa ante declaraciones de Carlos Ramela, asesor de Batlle en cuestiones militares y de derechos humanos y antes secretario general de la Comisión para la Paz. Sin detenerse en que no hubo un mensaje oficial de Kirchner a Batlle, Ramela protestó contra una supuesta intromisión argentina en Uruguay o una presunta presión sobre el gobierno de Batlle.
–Ramela no es el vocero presidencial –aclaró Operti a Bielsa durante la cena del martes.
–El presidente Kirchner no acepta que Ramela lo insulte –dijo Bielsa.
Operti no quiso entrar en detalles, pero pidió a su colega argentino que tuviera en cuenta un punto: “La resolución de la salida democrática en la Argentina no es la misma que en Uruguay”. Se refería a la situación de impunidad para los represores de la dictadura, que en el caso uruguayo fue legalizada por una ley que prohibía seguir con los procesos penales.
En la cena, donde había otros seis funcionarios de los dos países, los cancilleres quedaron en que seguirían los pedidos por la vía diplomática.
Ramela sostuvo a principios de este mes que el gobierno no está en condiciones de confirmar lo que llamó “el final de la historia”, es decir el destino del cuerpo de la nuera de Gelman. “Teníamos dos versiones contradictorias”, dijo.
En una entrevista concedida en Uruguay, Gelman recordó que un informe de la propia Comisión para la Paz que presidía Ramela estableció que después de sustraerle a la niña “una versión confirmada por fuentes militares refiere que María Claudia Irureta Goyena fue derivada a una base clandestina militar, donde se le dio muerte, enterrando posteriormente sus restos en un predio militar”. La otra versión está atribuida en el informe a “fuentes militares involucradas en el operativo”. Señala que la madre fue entregada a represores argentinos. Gelman insistió en el matiz de diferencia. En un caso se habla de fuentes militares y en el otro de involucrados en el operativo, que obviamente no se incriminarán a sí mismos. En una nota publicada en la revista Brecha, el periodista Samuel Blixen citó una declaración del jefe de la Casa Militar de Batlle, el general González, investigó y comentó después que no se explicaba “por qué la habían matado en Uruguay en lugar de devolverla a Buenos Aires”.
Cuando salió del encuentro con Kirchner, a principios de agosto, Gelman refirió que Batlle sabe que su nuera está enterrada en Uruguay y quetambién conoce el nombre del asesino. Contó que en una conversación con el senador Rafael Michelini el presidente uruguayo dio el nombre de un policía, Guillermo Medina.
Gelman señaló que ya en el 2000 Batlle le transmitió a través del penalista Gonzalo Fernández que su duda no estribaba en el país donde había sido enterrada María Claudia sino en el cuartel uruguayo que albergaba sus restos. “El 5 de junio de 2000 me dice el doctor Fernández que estuvo conversando con Batlle en la mañana de ese día y que éste insistía en que María Claudia estaba enterrada en el Batallón 14, de Montevideo, y no en el 13, que es la conclusión a la que llegó la investigación del diario La República”.