EL PAíS › LOS RADICALES NO DIERON QUORUM
IMPIDIENDO EL COMIENZO DEL JUICIO POLITICO

Como si Moliné fuera un correligionario

La bancada de la UCR se mostró ofendida por el rechazo de un planteo de Baglini. Hubo duros reproches de los peronistas que no creen en la sinceridad del argumento. Por ahora, hay promesa de sesionar el miércoles.

Por Eduardo Tagliaferro y Felipe Yapur

Por la ausencia de 41 senadores –el bloque radical en su totalidad, el menemismo, y algunos representantes provinciales– se frustró el comienzo del juicio político contra Eduardo Moliné O’Connor. Oficialmente el radicalismo explicó que su correligionario, el mendocino Raúl Baglini, había sido ofendido por la titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales, la justicialista Cristina Fernández de Kirchner. Y aseguraron que bajarán el próximo miércoles al recinto. En el Congreso y en el Gobierno sospechan que, más allá del supuesto enfado de Baglini, hay otros intereses en juego. Algunos sugieren que es una presión para imponer un candidato radical para la vacante que deje Moliné en la Corte (ver pág. 2). Otros sugieren que existe algún acuerdo entre el robusto senador radical y otro mendocino ilustre: José Luis Manzano.
La noche anterior a la sesión, Pedro Salvatori del Movimiento Popular Neuquino, compartió con Baglini sus críticas hacia Cristina Kirchner. Algo que, en los pasillos, también realizó el menemismo una vez que finalizó la reunión de la comisión en la que se rechazó la excusación del mendocino.
El titular de la bancada oficialista, Miguel Pichetto, explicó a este diario que, hasta unas horas antes de comenzar la sesión, no recibió ninguna objeción de parte de los partidos provinciales.
Cerca de las 10.30, Pichetto, acompañado por la mendocina Marita Perceval y por la bonaerense Mabel Müller, intentó convencer a los radicales para que bajaran al recinto. Estos insistieron con la explicación de que Baglini se sintió ofendido cuando Kirchner, irónica, se preguntó: “¿Qué intereses defiende el senador Baglini cuando se excusa, los de su cliente o los de sus representados, el pueblo de Mendoza?”.
Los oficialistas sospechan que la excusación que formuló Baglini, basada en que lleva como abogado un juicio ante la Corte, no es una delicadeza sino uno trampa. Si fuera aceptada, el acusado Moliné podría recusar a otros senadores. Casi todos ellos son abogados con pleitos en el alto tribunal.
Luego de que la comitiva peronista fuera rechazada por los radicales, fueron algunos boinas blancas independientes los que intentaron convencer al bloque oficial de la UCR, que “quedarían pegados en la foto junto a los menemistas y los provinciales”. Ni el porteño Rodolfo Terragno, ni el pampeano Juan Carlos Passo lograron trocar la decisión a los boinas blancas. Aunque no estaban en sus bancas, los menemistas Eduardo Menem y Sonia Escudero se encontraban en sus despachos. La salteña Escudero no se privó de un profuso raid matutino por las radios embistiendo contra la santacruceña. Raid que bien hubiera sido la envidia de la diputada Alejandra Oviedo, una defensora incondicional de la Corte.
Una vez que se derrumbó la sesión, los radicales eligieron una conferencia de prensa (ver aparte) para tratar de explicar su ausencia. Allí el titular del bloque, el rionegrino Carlos Maestro, se ufanó de mencionar, en tres ocasiones, a la comisión presidida por Kirchner, como la de “negocios constitucionales”. Término que Maestro nunca había usado y que desenterró del arcón del viejo Senado. Muy enojado, Baglini señaló que en Asuntos Constitucionales “se ha instituido el delito de opinión” y de que “se está formando el partido de la opinión única del régimen”.
Cuando este diario preguntó a un legislador del peronismo, que conoce bien al mendocino, sobre los motivos que podrían estar detrás del planteo de Baglini, respondió “está vinculado con cuestiones en Mendoza”. Horas más tarde, otro senador del bloque del PJ fue más allá, “a Baglini lo está apretando Manzano”.
Un dirigente del radicalismo partidario le recordó a este diario que cuando Maestro integraba el Consejo de la Magistratura había manifestado que tras la embestida contra el juez mendocino Luis Leiva, que investigaba la caída fraudulenta de los bancos de Raúl Moneta, República y Mendoza,había una conspiración. Maestro había adelantado que formularía un dictamen en minoría rechazando la destitución de Leiva. Cuando llegó la hora de votar los dictámenes, el presidente del jury lo buscó infructuosamente.
“Mire qué curioso, a usted le llama la atención que luego del intento de desacreditar mediáticamente a la jueza mendocina Aída Kemelmajer de Carlucci, Manzano ahora aparezca obstaculizando este proceso”, contestó un legislador del oficialismo cuando este diario quiso conocer las causas profundas que podrían motivar una movida semejante.
Claro que los radicales no terminaron de romper lanzas. Señalaron que el próximo miércoles estarían dispuestos a bajar al recinto. Eso sí, insistieron con que el martes la Comisión de Asuntos Constitucionales volviera a considerar la excusación de Baglini. Eso empujaba a varios legisladores a afirmar que “los radicales buscaban ubicar a uno de los suyos en el máximo tribunal”. Se quejaban, según lo reconocido por un dirigente del oficialismo, de que “se están produciendo vacantes en la Corte y ellos no ven que se piense en radicales para ocuparlas”. Incluso mencionaban que “habían dado su respaldo, sin objeciones, al ingreso del cordobés Juan Carlos Maqueda y que había llegado el momento de las compensaciones”.
Así pareció entenderse cuando sin ir más allá y cuidando su enojo, el diputado tucumano Ricardo Falú afirmó que “no queremos pensar en pactos y componendas a espaldas del pueblo. Pactos que se conocieron en el pasado”. Falú reivindicó al radicalismo de la Cámara baja. A su lado, el radical santafesino Carlos Iparraguirre ratificó su compromiso con “la necesidad de destituir a Moliné O’Connor”. Para que no queden dudas concluyó su participación en la rueda de prensa diciendo: “Cada uno se hará responsable de sus actos”.
Mientras uno y otro sector daban cuenta de sus posiciones en sendas conferencias de prensa, Pichetto, Perceval, el presidente provisional del Senado, José Luis Gioja y el candidato a gobernador del PJ de Río Negro, Carlos Soria, partieron hacia la Rosada. El objetivo era filmar spots publicitarios para los próximos comicios provinciales, pero también para evaluar los pasos a seguir. La que se quedó con las ganas de brindar explicaciones de su posición fue la menemista Escudero, quien esperó sin éxito que Pichetto la atendiera.

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Carlos Maestro, jefe de la bancada radical, se mostró indignado y solidario con Baglini.
 
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