Jueves, 14 de agosto de 2014 | Hoy
EL PAíS › ESTELA DE CARLOTTO Y SU NIETO HABLARON CON DANIEL BARENBOIM LUEGO DE ESCUCHAR SU CONCIERTO EN EL TEATRO COLóN
El músico puso de ejemplo la lucha de Abuelas y lo comparó con la situación en Gaza e Israel. “¿Quién hubiera creído hace veinte años que esto iba a ser posible? ¿Quién cree hoy que la paz en Medio Oriente es posible?”
Por Ailín Bullentini
Cuando el encuentro aún retumbaba como noticia fresca, la Abuela añoró “momentos gratos” futuros con el nieto que buscó durante 37 años y recién entonces conocía. A una semana de haberse visto las caras por primera vez, sus deseos siguieron cumpliéndose: Estela de Carlotto e Ignacio Hurban/Guido Montoya Carlotto compartieron uno de esos acontecimientos deseados, el primero en público. El maestro de orquesta Daniel Barenboim los invitó a presenciar el concierto que en el Teatro Colón ofreció la orquesta West-Eastern Divan, dirigida y por él conformada con músicos palestinos e israelíes. “Vamos a tomar este ejemplo de humanidad y esperanza para conseguir que se cambien el rumbo de las cosas en otros temas”, destacó el músico militante por la paz en Medio Oriente en un encuentro que mantuvo con ambos tras bambalinas.
Ignacio/Guido y su abuela escucharon el concierto desde el palco tres del Teatro Colón acompañados por el embajador en España, Carlos Bettini. Aplaudieron cada pieza, uno al lado del otro, y asimismo recibieron las palabras sobre la aún inconclusa embestida de Israel al pueblo palestino con las que Barenboim cerró la última presentación de la orquesta: “Es un conflicto humano que no se resolverá sin justicia ni seguridad. Para que haya paz tendrá que haber seguridad, y no la habrá hasta que no haya justicia”, dijo al fin de la función.
“El concierto fue maravilloso”, lo felicitó, entre la admiración y la timidez, Ignacio/Guido, “también por las palabras finales, que fueron como encontrar en otra boca lo que uno piensa”. “Creo también que a partir del arte y de la música se puede cambiar todo”, deslizó el joven y le tendió la mano al maestro. Así como la de Barenboim, la música estructura su vida. Vale recordarlo: el nieto de Estela y Hortensia, el hijo de Laura y Walmir es pianista y compositor y dirige una escuela de música. “Ser artista también es una actividad política”, definió en su primera aparición como el nieto de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
Luego del espectáculo, abuela y nieto saludaron personalmente al director de la orquesta camino al camarín. “Ni me puedo imaginar lo que usted siente”, la recibió con un abrazo el maestro a Carlotto, quien le contestó con una sonrisa: “Siento una felicidad enorme y mucha esperanza. Esperé 37 años, este joven es un premio”, ratificó la abuela, que ayer recibió otra grata felicitación por el encuentro, en esta ocasión del Papa (ver aparte). “Yo sabía que nos iba a escribir, siempre está atento a las cosas que suceden en su país, lo recibimos con mucha alegría”, diría más tarde sobre la misiva.
Entonces, tomó de la mano a Ignacio/Guido, quien observaba la escena un paso más atrás, y lo llevó frente al músico. La prensa, que presenció el encuentro, no evitó su ansia de protagonismo: “Ignacio es músico también”, se oyó detrás de los micrófonos. “¿En serio? ¿Pianista? No toques mejor que yo, eh”, le advirtió entre risas el maestro, que logró sonrojar a su colega: “Trabajo todos los días para eso”, le contestó el muchacho que lleva la marca de Olavarría en la voz.
“Acá esta mi nieto, el encuentro de este hombre después de 37 años de búsqueda movilizó a toda la sociedad argentina, que recibió con un aplauso general la noticia, por la alegría que provocó y que se sigue viviendo”, actualizó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo a Barenboim. “Quiere decir que podemos”, se esperanzó la mamá de Laura . Barenboim coincidió y completó la reflexión: “El mensaje más extraordinario es el hecho de que nunca hay que abandonar la esperanza. ¿Quién hubiera creído hace 20 años que esto iba a ser posible? ¿Quién cree hoy que la paz en Medio Oriente es posible? Vamos a tomar este ejemplo de humanidad y esperanza para conseguir que se cambie el rumbo de las cosas en otros temas”.
Ante la insistencia de la prensa para que ponga en palabras el torbellino de emociones a bordo del que viaja desde que supo que sus padres fueron víctimas del terrorismo de Estado, Ignacio/Guido solicitó intimidad y reiteró las ideas que vertió en la conferencia de prensa que ofreció la semana pasada: “Que esto sirva para empujar a otros a que se saquen las dudas. Y que sirva para entender que todos debemos tratar de hacer desde cada uno de nuestros lugares un mundo mejor”. Su abuela materna lo miró con orgullo. El de ayer fue su primer paseo juntos, uno de los tantos “momentos gratos” que tendrán.
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