EL PAíS › ZAFFARONI DIO BIEN EL EXAMEN PUBLICO
Y AHORA SE ACERCA A LA CORTE SUPREMA

“Hay que demostrar una piel curtida”

El primer ministro de la Corte postulado por el presidente Kirchner superó las 40 impugnaciones del Senado tras una jornada de siete horas seguidas. “Tal vez haya que demostrar que uno tiene las emociones templadas”, dijo Zaffaroni, aplaudido por los dirigentes de derechos humanos.

Por Eduardo Tagliaferro y Felipe Yapur

Al revés del alarmismo previo, la primera audiencia pública para evaluar a un candidato a juez de la Corte Suprema transcurrió sin ningún tipo de incidentes. Cada uno cumplió con el rol que se esperaba. La derecha se expresó a través de los senadores que reportan a Ricardo López Murphy y al menemismo. El riojano Jorge Yoma formuló la más encendida defensa de Raúl Eugenio Zaffaroni y los organismos de derechos humanos hicieron escuchar sus aplausos cuando el titular de la Comisión de Acuerdos, el entrerriano Jorge Busti, terminó de leer las respuestas del jurista a cada una de las 40 impugnaciones a su nominación. El radical mendocino Raúl Baglini quiso hacer trastabillar al candidato de Néstor Kirchner en materia de declaraciones de bienes. Zaffaroni hizo gala de una solvencia jurídica y cultural que enmudeció a quienes buscaron desacreditarlo.
Su paso por la audiencia fue tan sólido que los legisladores del oficialismo no ocultaban su satisfacción. “Me siento orgulloso como argentino de haber escuchado la absoluta coherencia jurídica del doctor Zaffaroni”, manifestó Busti una vez finalizada la audiencia y antes de dar paso a la conferencia de prensa que marcó el fin de siete horas de examen. Al punto que en su última respuesta, Zaffaroni acotó que “el examen más duro de mi carrera fue cuando vine de San Luis en el año ‘75. Esos meses que pasé en la justicia federal en aquellos años fueron los más terribles. Recuerdo a Nocetti y a Teófilo La Fuente que trabajaban conmigo. Soy el único sobreviviente”.
Salvo durante la lectura de las impugnaciones, el Salón Manuel Belgrano del edificio anexo del Senado no mostró un lleno total. Los objetores a la candidatura de Zaffaroni abandonaron la sala luego de las respuestas a sus preguntas. Habían formulado 313 que la comisión redujo a 125. Muchas fueron dejadas de lado como “improcedentes”. El jurista respondió verbalmente incluso a las preguntas repetidas.
Sobre el final de la audiencia, cuando se le pidió una opinión sobre las críticas que había cosechado su postulación, señaló que aunque por momentos le pareció que los planteos habían adquirido el tono de una verdadera campaña, pensó que también ése era un requisito a sortear para ser ministro de la Corte. “Tal vez haya que demostrar que se tiene la piel curtida y las emociones templadas”, concluyó.
El primero de los senadores en hablar fue el compañero de fórmula de López Murphy en la última elección presidencial, el salteño Ricardo Gómez Diez. Representante de un partido provincial cuyo máximo referente, Roberto Ulloa, gobernó Salta durante la última dictadura militar, intentó encontrarle un flanco a Zaffaroni en sus declaraciones impositivas. El salteño creyó ver una contradicción en declaraciones periodísticas del candidato en las que habría sostenido que su estudio jurídico era pequeño y que tan solo tenía dos empleados, mientras que en la AFIP había dicho que no tenía ninguno. Zaffaroni respondió que las dos personas que trabajaban con él eran asociados y no empleados. Gómez Diez también quiso saber cómo había obtenido el dinero para comprar su casa en la calle Boyacá. “Fue el resultado de la venta de varias propiedades más un préstamo de amigos”, fue la respuesta. Luego los enumeró. Colegas suyos de México, la esposa de uno de sus maestros en derecho penal y también algunos discípulos.
Camino similar al recorrido por el salteño realizó su compañero de bancada y ex integrante de otro partido procesista, el tucumano Pablo Walter, quien después de obtener sus respuestas se levantó y se fue.
Los que no se movieron de sus asientos fueron los dirigentes de derechos humanos, entre ellos las Madres de Plaza de Mayo. A la izquierda de la fila se sentaron las pertenecientes a la Línea Fundadora y a la derecha las de la Asociación. También pudo verse a representantes de distintos colegios y asociaciones de abogados. El estrado central del salón loocuparon los senadores de la Comisión de Acuerdos. De izquierda a derecha se ubicaron, los radicales Horacio Usandizaga (Santa Fe), Carlos Prades (Santa Cruz) y el puntano Jorge Agúndez, el riojano Eduardo Menem, Busti, Gómez Diez, la salteña Sonia Escudero y el pampeano Sergio Gallia (PJ). Junto a Zaffaroni se sentó un colaborador suyo, Jacobo Grossman.
La menemista Escudero fue la más aguda entre los opositores. Sus preguntas apuntaron a conocer las opiniones del candidato y a presentarle casos hipotéticos. Le preguntó sobre el aborto, la eutanasia, los cuestionamientos a los magistrados por el contenido de sus sentencias y las leyes de impunidad. Incluso Zaffaroni sorteó una zancadilla cuando la legisladora quiso saber que opinaría en un caso con fuerte trascendencia pública pero que llega al tribunal por fuera de la reserva federal. Luego de mostrar cara de no entender la pregunta, Zaffaroni encontró la trampa y repreguntó: “¿Usted está hablando del per saltum?”. Su respuesta sobre el aborto generó uno de los aplausos del público. Afirmó que es un tema trágico y que en Latinoamérica la cantidad de muertes producidas puede ser considerado como un genocidio. Admitió que se está discutiendo la descriminalización pero que muchas ocasiones ese debate se formula con planteos importados desde los países centrales. “Acá los abortos se realizan por miseria, por necesidad y marginalidad. El tema no se resuelve por criminalizar sí o no. No hay que reducir el debate a un papelito, al contenido formal de la ley.”
Tan contundentes fueron las respuestas que Zaffaroni le entregó a Escudero que Eduardo Menem tardó un tiempo en recomponerse y comenzar su interrogatorio. Ante la insistencia del riojano en conocer su opinión sobre la capacidad de las penas como elemento disuasorio, Zaffaroni resaltó que a mayor perjuicio, la capacidad disuasoria que tienen las penas es menor y que, si como respuesta se elige aumentar los castigos, finalmente todos los delitos terminarán sancionados con la pena de muerte. Al finalizar la audiencia se mostró partidario de desarmar a la sociedad civil.
A su turno, el radical Agúndez quiso conocer cómo se había iniciado su carrera judicial en San Luis y qué opinaba sobre la federalización de la Justicia. Zaffaroni tuvo elogiosas palabras para uno de sus compañeros en los tribunales puntanos, al que consideró como un verdadero maestro. Para la senadora Liliana Negre de Alonso la mención no pasó desapercibida: “Muchas gracias por las opiniones que usted ha vertido sobre mi padre. Hace poco hablábamos con mi madre de esta audiencia y ella tiene los mejores recuerdos de usted”, dijo la legisladora.
El mendocino Raúl Baglini quiso apabullar con cuestiones económicas e impositivas. “Le recomiendo que cambie de contador”, dijo luego de repasar algunas aparentes contradicciones en las declaraciones de bienes del candidato. “Las explicaciones de Zaffaroni y los informes de la AFIP son contundentes en mostrar que no hubo intento de ocultar bienes o no tributar”, respondió Jorge Yoma. El riojano reparó en las campañas por correo electrónico que invitaban a formular objeciones a la candidatura de Zaffaroni ofreciendo estudios jurídicos a los cuales consultar para formularlas. No dudó en identificar esos estudios y recordar que uno de esos abogados había sido subsecretario de Justicia del dictador Jorge Rafael Videla.

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Zaffaroni se abraza con Tati Almeyda, de Madres de Plaza de Mayo. Línea Fundadora.
 
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