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Apostillas

Examen. Ya había superado las siete horas de audiencia, preguntas repetidas, ironías e incluso una que otra chicana. Cuando después los periodistas le preguntaron si había sido un “examen difícil”, Raúl Zaffaroni sonrió y dijo que el más duro de su carrera “fue cuando vine de San Luis, en el ‘75”. Recordó que los dos magistrados que entonces lo acompañaban murieron después durante la dictadura. “Después de eso, todo me parece fácil.”


Busti I. El titular de la Comisión de Acuerdos, el justicialista Jorge Busti, se equivocó durante la lectura de las preguntas de los objetores de Zaffaroni en más de una oportunidad. Al leer una pregunta sobre un inmueble que el candidato posee en Costa Rica, Busti lo consultó sobre “la adquisición del Pacto de San José de Costa Rica”.


Busti II. Las críticas de los objetores al aspirante a juez de la Corte se centraron básicamente en su patrimonio y en la forma que fue adquirido, sobre todo la casa de la calle Boyacá. Busti pronunció Boyaca, sin acento en la última sílaba. Siguió así hasta que el riojano Jorge Yoma tomó la palabra en su defensa: “Los que somos del interior pronunciamos así. Los que le ponen el acento son los porteños”.


Hinchada. Durante la primera parte de la audiencia realizada en el salón Manuel Belgrano del anexo de la Cámara de Senadores estuvo colmado. Una vez que Zaffaroni terminó de responder a las 125 preguntas de los objetores a su postulación, éstos se retiraron en silencio. Los que acompañaron al candidato durante las siete horas fueron los representantes de los organismos de derechos humanos, quienes aplaudieron y vivaron. “Esta hinchada es un verdadero lujo”, aseguró uno de los colaboradores de Zaffaroni. Agregó: “Y entre los nuestros no hay barrabravas”.


Bonafini. La titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, es una de las más fervientes adherentes a la candidatura de Zaffaroni. Sin embargo, no pudo estar durante la audiencia porque está enferma. Sus colaboradores habían pedido una ambulancia que la condujera desde La Plata, pero llegó demasiado tarde. Zaffaroni le agradeció el gesto visitándola después en la sede de la Universidad de Madres de Plaza de Mayo, que está ubicada a una cuadra del edificio anexo de la Cámara alta.


Campaña. Zaffaroni no dudó en afirmar que su candidatura había sido objeto de “un collar de injurias y calumnias de toda índole” que dieron cuerpo a una verdadera campaña en su contra. No dio detalles, pero en el salón Belgrano allegados al postulante repartieron la cadena de mails que había circulado, donde había un instructivo para presentar la impugnación. Recomendaba presentarse a título personal porque “es más eficaz”. A los que viven en el exterior les pedía que enviaran el sobre por correo y hasta sugería una empresa. En una parte del mensaje el remitente aseguraba que “no son tiempos para esconder la cabeza como el avestruz”. Y en otra pedía borrar el nombre al reenviar el e-mail.

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