Desde San Carlos de Bariloche

El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, consiguió un amplio triunfo sobre el Frente para la Victoria (FpV), que llevó como candidato al senador nacional Miguel Angel Pichetto. Al cierre de esta edición, y con el 80 por ciento de las mesas escrutadas, el actual mandatario, con su Frente Juntos Somos Río Negro (JSRN), sumaba el 52,7 por ciento de los votos contra 33,8 del FpV. Los otros dos postulantes, la senadora María Magdalena Odarda, por la Alianza Frente Progresista por la Igualdad y la República (FPIR), y la UCR, que impulsaba al ex gobernador Mario Massaccesi, quedaron muy rezagados, con poco más del 10 y el 3 por ciento de los sufragios, respectivamente. A pesar de la polarización, la diferencia de 20 puntos entre las primeras dos fuerzas sorprendió. La contundencia no fue prevista por ninguna de las encuestadoras, las que prenunciaban una elección reñida. El porcentaje conseguido ayer por Weretilneck fue superior incluso al obtenido por el asesinado Carlos Soria, a quien acompañó en la fórmula y reemplazó tras su muerte (ver aparte). Fue la peor derrota del justicialismo desde que se presenta a elecciones en la provincia.

“Si hay alguien que ha ganado hoy es Río Negro, después de hoy está más unido porque siente que somos parte de un camino”, dijo Weretilneck. “Empieza una nueva etapa”, agregó.

Ya luego de la primera hora de cerrado el escrutinio, cuando comenzaron a aparecer los resultados de algunas mesas de San Carlos de Bariloche, la principal ciudad de la provincia, se advirtió que el triunfo del frente de Weretilneck sería irreversible. En las mesas de los barrios periféricos, los votos del primero duplicaban al segundo, otra tendencia que sorprendió. Otros guarismos, como los del Alto Valle Oeste, las tierras del gobernador, estaban dentro de lo previsto. Con estos datos, el candidato del Frente para la Victoria reconoció su derrota apenas pasadas las 20: “Cuando se pierde hay que tener dignidad, acá hay un resultado y hay que hacer un reconocimiento al que ganó”, dijo Pichetto. Frente a la insistencia de la prensa, intentó despegar de los resultados al gobierno nacional, ya que los resultados de ayer contrastan con la imagen positiva de la Presidenta.

A la hora de las explicaciones, la sorpresa entre muchos integrantes del FpV era generalizada y no tardaron en aparecer las facturas. Los primeros reproches apuntaron al candidato, “por su escaso contacto con los sectores populares”, la elección de una vicegobernadora radical y un discurso que enfatizó en la seguridad en una región cuyos índices de criminalidad están muy lejos de los del conurbano bonaerense. En una segunda línea se destacó la falta de compromiso en la campaña de las dirigencias locales de los distintos distritos.

En una provincia altamente heterogénea, que va de los Andes al mar pasando por la estepa y los valles irrigados, y dividida en ocho circuitos electorales, el Frente para la Victoria se impuso sólo en uno, el Alto Valle Centro, el único que visitó CFK, pero también las tierras de Martín Soria, el hijo de quien desbancara al radicalismo en 2011. Allí, los guarismos fueron –siempre con los números al cierre de esta edición– del 43 por ciento para el FpV y del 42 para JSRN, un dato que sin embargo contrasta fuertemente con el 70 por ciento de los votos que en las recientes elecciones municipales obtuvo Soria hijo en General Roca.

Pero la mayor sorpresa fue en el distrito Andino, que incluye a Bariloche, y donde el partido del gobernador obtuvo el 55 por ciento de los votos contra poco más del 32 del FpV, casi 23 puntos de diferencia. El dato sorprendió además por la buena gestión que se le reconoce a la intendenta del FpV, María Eugenia Martini, aliada al senador para los comicios. De todas maneras, el voto de la principal ciudad de la provincia se mostró históricamente fluctuante tanto por su crecimiento acelerado como por el alto componente migratorio.

En el circuito atlántico, donde se encuentran Viedma, la capital administrativa, pero también la turística y portuaria San Antonio Oeste y la “cuna” del senador Pichetto, la minera Sierra Grande, el resultado fue favorable al oficialismo provincial, aunque por debajo de la media. El partido del gobernador obtuvo poco más del 50 por ciento contra el 34 del FpV. En este circuito parece haber tenido peso la decisión de última hora de Weretilneck de pasar a planta permanente a más de 5 mil empleados públicos, incluso a muchos que ingresaron en los últimos meses. Aunque impulsada por el gobernador, la iniciativa fue apoyada también por el resto de los bloques legislativos.

En números, el triunfo más contundente fue en la línea Sur, la zona más inhóspita y menos poblada de la provincia, que suma apenas unos 15 mil electores sobre un padrón de poco más de medio millón, y donde JSRN obtuvo el 73 por ciento de los votos contra 23 del FpV. El gobernador claramente fue profeta en su tierra. En el Alto Valle Oeste, donde se encuentra Cipolletti, la tercera localidad de la provincia de la que Weretilneck fuera intendente, la diferencia con el FpV fue de 35 puntos: 61 a 26.

Queda por considerar el impacto real de las protestas de los fruticultores del Alto Valle, que suman tres distritos electorales y la mitad de los votantes de la provincia. Los chacareros cortaron las rutas durante las semanas previas a los comicios y declararon una impasse solamente para el acto eleccionario. Las acusaciones cruzadas cargaron culpas en el gobierno provincial o en el nacional, según el bando. Para el FpV, el gobernador motorizó las protestas, lo que en el mediano plazo podría transformarse en un bumerán. Pero lo cierto es que a pesar del auge creciente de otras actividades, como la petrolera, la fruticultura sigue teniendo peso en la región y su crisis se hace sentir por la menor entrada de divisas. Históricamente, los ajustes por shocks en la demanda externa, como en el presente, recayeron sobre los eslabones más débiles, los productores primarios independientes y los trabajadores, quienes trasladan sus ánimos al resto de la sociedad. Sin embargo, medidos en votos, los resultados del Alto Valle no estuvieron fuera de la media del resto de la provincia, lo que lleva a descartar a las demandas de los fruticultores como factor explicativo de los malos resultados.