EL PAíS › LOS PRINCIPALES CONSULTORES ANALIZAN COMO QUEDAN EL GOBIERNO Y LA OPOSICION

La Argentina que surge de las elecciones

El mapa político quedó definido al terminar el cronograma electoral más extendido de la historia reciente. Los principales consultores desmenuzaron para Página/12 el alcance del efecto K, la situación en que queda el Presidente y las posibilidades que se abren a la oposición.

 Por Raúl Kollmann

El efecto Kirchner fue desigual en el proceso electoral de 2003, que cerró anoche con la elección de Entre Ríos. Hubo un notorio impacto presidencial en los comicios de la Ciudad de Buenos Aires o de Misiones, pero en otros casos, el efecto se sintió sólo dentro del peronismo, acomodando mejor a los candidatos cercanos al Presidente. Y también hubo provincias –como Mendoza o Neuquén– en que la mano de Kirchner no alcanzó para dar vuelta las cosas. Al final del proceso electoral, de todas maneras, el Presidente parece haber quedado con más poder, aunque no faltan quienes dicen que apenas tiene 20 diputados –de un total de 257– que le responden fielmente. Por último, todos los análisis indican que al menos por ahora la oposición aparece fragmentada y, sobre todo, débil. Estas son las conclusiones de cinco de los más conocidos consultores que trabajaron en las campañas de este año (Manuel Mora y Araujo, de Ipsos-Mora y Araujo; Analía del Franco, de Research Internacional–Analogías; Enrique Zuleta Puceiro, de OPSM; Eduardo Fidanza, de Catterberg y Asociados, y Hugo Haime, de Hugo Haime y Asociados) a los que Página/12 convocó para hacer un balance de las elecciones y prefigurar la Argentina que viene.


1 ¿Hubo efecto K en los procesos electorales de este año?


Mora y Araujo: –Hubo efecto K, pero limitado. En algunos casos ciertamente se vio, en otros no se apreció casi nada y en otros se percibió algo, pero no mucho. Hubo influencia del Presidente y su imagen en Misiones, donde Carlos Rovira se impuso a Ramón Puerta, y en la Ciudad de Buenos Aires, con la victoria de Aníbal Ibarra. Pero no hubo efecto K en muchos otros distritos. Yo diría que es un efecto que existe, pero es limitado y no explica todos los resultados. En general, el efecto es sobre los votantes, más que sobre los dirigentes. Por ejemplo, llevó a muchos independientes a votar a Ibarra, que no es peronista, y a Rovira que sí lo era. O sea que no es sólo un efecto dentro del peronismo.
Haime: –Hubo efecto K en algunos lugares. En Capital Federal, en Misiones para que Rovira le ganara a Puerta; en Santa Fe hubo efecto Reutemann pero también efecto K que le permitió ganar a Jorge Obeid. Hay provincias como Mendoza, Salta o Tucumán donde el impacto fue menor. El país sigue estando disgregado, ya que el peronismo es una federación de partidos provinciales. Yo diría igualmente que Kirchner impactó fuerte en los sectores de clase media y hay un proceso dentro del peronismo que también llega a los menos necesitados. No existe una ley de que gana el candidato que él apoya. Hay lugares donde hay un fuerte caudillismo local, donde hasta el momento Kirchner no pudo pesar.
Zuleta: –Hubo varios efectos K. Kirchner le imprimió fuertes rasgos al proceso político. Por ejemplo, el principal se produjo en la evolución interna del peronismo. A ese efecto se puede atribuir la selección de candidatos opuestos a la estructura del poder del peronismo: Rovira en Misiones, Fellner en Jujuy, Insfrán en Formosa, Gallo en Tierra del Fuego, Das Neves en Chubut. Frente a la conducción tradicional, Kirchner impulsó algunos hombres más renovadores. Eso en algunos casos no produjo efectos fuera del peronismo, pero sí dentro del PJ. El segundo efecto fue que Kirchner le dio más equilibrio interno al peronismo: antes, el peso del PJ bonaerense era decisivo, ahora es mucho menos. Está a la defensiva y la carta de Duhalde de la semana pasada exhibe un alineamiento detrás de Kirchner.
Analía Del Franco: –De alguna manera hubo efecto K. Si uno mira el discurso de los candidatos, incluso los no cercanos a Kirchner, trataron de identificarse con la línea y los planteamientos del Presidente. Lo que está presente en el aire es la influencia K y eso abarcó tanto a los candidatos como al electorado. No hubo un solo candidato que se haya enfrentado ni al estilo ni a la propuesta presidencial, salvo en los lugares donde hay un cierto dominio muy feudal.
Eduardo Fidanza: –En general, diría que el año político que se cierra estuvo signado por el impresionante ascenso de Néstor Kirchner. Para ejemplificar con cifras, extraídas de nuestras encuestas: a principios de enero Kirchner tenía una intención de voto del 7 por ciento, una imagen positiva que rondaba el 30 y alrededor del 20 por ciento de los argentinos no estaban en condiciones de opinar sobre él porque no lo conocían. Al cabo de once meses, y con seis de ejercicio de la presidencia, tiene alrededor de 75 por ciento de imagen positiva y sólo 5 de imagen negativa. A ello debe sumarse el aspecto cualitativo de la cuestión: Kirchner está disciplinando al peronismo detrás suyo, con la anuencia de Duhalde y otros líderes, tiene el apoyo implícito del radicalismo de Rozas (y Alfonsín), maneja la agenda política y cuenta, en general, con el beneplácito de los medios de comunicación. Todo un record en tan poco tiempo.
En ese contexto, el efecto de Kirchner sobre los procesos electorales provinciales fue, sin embargo, desigual, aunque no ha afectado, a mi juicio, la acumulación de poder del Presidente. En efecto, Kirchner tuvo éxitos notorios, como Misiones y Capital Federal, donde jugó a título personal; reveses (como Neuquén, Río Negro y la intendencia de Río Gallegos), y otros casos, en que acompañó hábilmente la previsible ola peronista (el más notorio fue Buenos Aires).


2 ¿El Gobierno está más fuerte o más débil después de los procesos electorales de 2003?


Mora: –El Gobierno está un poco más fuerte. Tiene más fuerza propia en el Congreso y se ha visto que tiene potencialidades a desarrollar. Y tal vez más que por el resultado electoral, en muchos casos consiguió que diputados y senadores que no eran kirchneristas ahora sean oficialistas o un poco más oficialistas que antes. Además, consiguió meter en el Congreso alguna gente propia.
Haime: –El Gobierno está más fuerte porque Kirchner viene de no tener poder político y ahora empezó a construir un poder. Hoy tiene más diputados que antes, más senadores que antes. Hay un incipiente proceso de acumulación de poder, no de hegemonía. En el corto plazo su poder deviene de su gestión y de que el peronismo bonaerense, por ejemplo, se queja mucho pero se alinea. La carta de Duhalde es clara en ese sentido. Lo mismo ocurre en Santa Fe, donde Reutemann dice que apoya a Kirchner, De la Sota en Córdoba y así sucesivamente. Por ahora mostró habilidad para gestar acuerdos políticos.
Zuleta: –El Gobierno está mucho más fuerte. Tiene independencia, autonomía. La idea de un K dependiente, chirolita, está archivada. El segundo factor es que maneja la agenda política, sintoniza mucho con lo que pasa en la gente. Tiene mucha iniciativa. El tercer factor no es una popularidad basada en expectativa, sino en un buen desempeño. Pero hay que tener cuidado: va bien el manejo de la economía, lo internacional, defensa, derechos humanos, pero hay temas en los que muestra debilidades. Habrá que ver el peso del Gobierno en el Congreso. Por ahora, las iniciativas del Ejecutivo tienen mucha recepción en las cámaras. El presupuesto, por ejemplo, se discutió, pero no mucho. El rechazo a los superpoderes de Menem o Cavallo, fue de más envergadura que el rechazo a los superpoderes de Alberto Fernández. Yo diría que, por ahora, no hay una confrontación de modelos con el Presidente y eso es lo que lo hace fuerte.
Del Franco: –Creo que está más fuerte. Podía haber tenido mucha mayor oposición de candidatos a gobernador que ganaron y que no son de supartido, pero todos más bien se alinearon. No veo ni siquiera grandes amenazas en el Congreso. Hay que pensar que recién ahora va a empezar su mandato y lo inicia con un mapa político que no le es adverso.
Fidanza: –En rigor, el Presidente, investido de creciente poder político, empleó distintas estrategias en los escenarios provinciales: el involucramiento personal, el acompañamiento a distancia y la transversalidad, que finalmente fue más un recurso retórico que un hecho concreto. En todos los casos, salvo tal vez en Río Negro, donde claramente el apoyo presidencial a un candidato extra partidario le costó al PJ la gobernación, Kirchner salió airoso y fortalecido, en un escenario político que mostró la fuerza convergente del peronismo a la hora de disputar el poder.


3 ¿Quién se perfila como oposición al Gobierno?


Mora: –La oposición está absolutamente fragmentada. No hay una oposición, hay polos opositores. Los más identificables son los dos candidatos no peronistas de las elecciones: López Murphy y Carrió. Los otros opositores serían dentro del peronismo y también habría que fijarse en los candidatos presidenciales, o sea Menem y Rodríguez Saá. Sin embargo, no están claros como opositores. Dentro del radicalismo no se define un liderazgo, hay mucho desorden, pero hay una potencialidad opositora. Desde ya insisto, la oposición está fragmentada, con polos distintos y, por ahora, no muy fuertes.
Haime: –Me parece que la oposición al Gobierno está disgregada. Y se da tanto dentro del PJ como fuera del PJ. Mi sensación es que la Argentina va a una discusión sobre el destino del país. Está el proceso del Mercosur, del ALCA, más el problema de la reconstrucción nacional, cuáles van a ser los sectores más dinámicos de la economía, cuáles los ejes de crecimiento y los ejes sociales. En el terreno político, por ejemplo, Reutemann hoy no está claro si es opositor o adherente. Marín, lo mismo. Yo creo que la Argentina va a un esquema en el alineamientos políticos nuevos y en los que todavía hay incógnitas. Macri, por ejemplo, ¿dónde jugará?
Zuleta: –La principal oposición va a ser el radicalismo, que tiene sus provincias y tiene presencia en el Congreso. Será una leal oposición, porque no son demasiado contradictorios con el Gobierno. Ciertos sectores empresarios sí son de choque y algunos gobernadores del noroeste y alguna parte del peronismo bonaerense, estructuras clientelares, van a confrontar más o menos abiertamente con Kirchner. También la opinión pública pone límites: cierto rechazo a la designación de Zaffaroni o el rechazo a los piqueteros van a operar como un tipo de oposición al Gobierno.
El radicalismo es una oposición ideológica, de principios, pero con poco que ofrecer. No tiene buenas soluciones alternativas y los grandes temas del centroderecha, Kirchner los tiene cumplidos: el equilibrio fiscal, las privatizaciones, el acuerdo con el Fondo, la negociación con los acreedores. No veo que a Kirchner lo puedan correr por derecha. Por eso, hoy López Murphy aparece poco claro y yo diría que los líderes provinciales de centroderecha van a terminar acordando con el Gobierno. A la izquierda le pasa lo mismo. Kirchner ha incorporado buena parte de las ideas progresistas al Gobierno y a la izquierda o el centroizquierda les queda poco espacio.
Del Franco: –Hay oposición en varios lados. No está concentrada en un solo partido. El radicalismo estaba muy mal hace cuatro o cinco meses, pero ahora tiene algo más de fuerza, el centroderecha –López Murphy y Macri– van a seguir estando, no con una fuerza muy importante, pero a la expectativa, y dentro del peronismo también habrá resistencia. Son focos diversos, y no se puede dejar afuera a la izquierda, que también embestirá con argumentos diferentes.
Fidanza: –Por ahora, y de acuerdo con los resultados electorales, la fuerza política en condiciones de ejercer institucionalmente la oposición es el radicalismo. Queda por ver, sin embargo, si la UCR ejercerá ese rol o se alineará en los temas básicos con Kirchner, como parece indicarlo la actitud de sus actuales dirigentes nacionales. Para determinar la actitud final del radicalismo habrá que ver cómo se resuelve la interna entre Rozas e Iglesias. Si gana Rozas preveo un radicalismo convergente con el gobierno en los temas básicos, lo que dejaría al sistema sin oposición institucional. Si, en cambio, prevalece Iglesias, la UCR podría dar un vuelco importante y generar una recomposición significativa que, incluso, le abriera las puertas a López Murphy y a Carrió.
En las actuales circunstancias, a López Murphy y a Carrió les está costando, como es previsible, consolidar fuerzas nacionales, pero no creo que esta dificultad sea central para su futuro político. Ellos son figuras nacionales, y mantienen prestigio y presencia mediática, aunque su rol opositor es limitado por carecer de estructura. Con esas condiciones, puede volver a presentárseles la chance presidencial si el gobierno tiene muchas dificultades o fracasa. La política actual, como en un juego, quita y ofrece oportunidades permanentemente. En cambio, a Patti o a Sobisch por ahora no los veo.

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Todos coinciden en que el efecto K se mostró en algunos distritos y en otros no gravitó.
 
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