Sábado, 6 de febrero de 2016 | Hoy
EL PAíS › PIDEN A FRANCISCO QUE INTERVENGA EN FAVOR DE LA LIDER DE LA TUPAC AMARU
La nota remitida al Vaticano advierte que “estamos viviendo un clima de discordia, persecución laboral y despidos” y que la detención de Sala “busca intimidar” la protesta social. Al texto adhirieron más de 1700 dirigentes políticos, sociales y académicos.
Por Washington Uranga
Pocos días antes de la anunciada reunión entre el presidente Mauricio Macri y el papa Francisco, prevista para el 27 de febrero, una carta con más de 1700 adhesiones de dirigentes políticos, sociales y académicos fue enviada al pontífice a través de la embajada del Vaticano en Buenos Aires solicitando la “intervención” de Bergoglio “para que Milagro (Sala) obtenga sus derechos y libertades”. La misiva fue entregada al nuncio (embajador vaticano) Emil Paul Tscherring, por una delegación integrada por el ex secretario de Culto Guillermo Oliveri, la ex diputada Irma Parentella, el ex vicepresidente del Banco Nación Lorenzo Donohe y el ex embajador ante la Santa Sede Juan Pablo Cafiero.
La gestión ante el Papa se hizo el pasado jueves, mientras en forma simultánea se realizaba una reunión en la Casa Rosada con el mismo motivo, facilitada por la intervención del obispo Jorge Lozano, presidente de la Pastoral Social. De ese encuentro participaron el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; el secretario de Culto, Santiago de Estrada; junto al coordinador de la organización Tupac Amaru, Alejandro Garfagnini, y Emilio Pérsico, del Movimiento Evita. De la entrevista no hubo resultados concretos pero todas las partes la calificaron de “positiva” y dijeron que “el diálogo quedó abierto”.
Los firmantes de la carta al Papa, entre quienes se cuentan también Carlos Tomada, Daniel Filmus, Agustín Rossi, Eduardo Valdés, Fortunato Mallimaci, Tati Almeyda (Madres de Plaza de Mayo), los diputados Guillermo Carmona y Liliana Mazure y el senador Ruperto Godoy, señalan que “no escapará a Ud., y al trabajo de la Iglesia, que en Argentina –luego del cambio de gobierno– estamos viviendo un clima de discordia, persecución laboral, despidos y que, en particular, la dirigente y parlamentaria Sra. Milagro Sala hoy se encuentra presa por cuestiones puramente políticas”. Por ese motivo, aseguran, “quienes adherimos a este petitorio para pedir su intervención para que Milagro obtenga sus derechos y libertades somos militantes políticos y sociales que vemos, con gran preocupación, este entorpecimiento a las libertades que debilitan la democracia y violan los derechos humanos”.
Califican de “acoso criminal y mediático” la situación a la que se encuentra sometida Milagro Sala, señalando que con ello “se busca intimidar la genuina protesta de los movimientos sociales que son la expresión más directa y espontánea del sufrimiento de las personas más pobres y vulnerables”. Y agregan que “no obstante, por la experiencia histórica de nuestro pueblo, urge advertir que el miedo no prosperará y que habrá resistencia frente a la arbitrariedad”. Dicen además que “sin esa fortaleza de los grupos sociales, una democracia de partidos sólo quedaría estrechada a los márgenes institucionales del debate parlamentario o de los procesos electorales. Pero la vida de la gente tiene urgencias que no pueden sujetarse a esos calendarios y, por ello, los movimientos sociales son el motor de la democracia cotidiana”.
Tras la reunión en la Casa Rosada, el obispo Lozano había destacado también el “importante rol de los movimientos sociales en la Argentina” y se alegró del “canal de diálogo abierto”, si bien negó que la Iglesia estuviera embarcada en una “mediación” ni que desde el Episcopado se haya pedido la libertad de Milagro Sala. Desde la Conferencia Episcopal se insistió en que la función de Lozano fue la de “facilitador del encuentro”.
En la carta enviada al Papa, que también firman el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi; el padre Domingo Bresci; el Grupo de Curas Monseñor Enrique Angelelli (Córdoba); Artemio López y Analía del Franco, se subraya el hecho de que en sus mensajes Bergoglio “alienta a la solidaridad y a la acción política como expresión de la caridad”. Y en vista de ello “queremos solicitarle que intermedie para que la Justicia jujeña; el gobernador de la provincia de Jujuy, Gerardo Morales, y el gobierno nacional de Mauricio Macri sientan su voz y que en ella se los aliente a respetar las libertades públicas y la democracia”. Pero adelantándose a un posible respuesta del Gobierno advierten también que desde el oficialismo “dirán que es un tema de la Justicia y que el Gobierno no puede interceder pero es una falacia”.
“A Milagro Sala se la tenían jurada y no descartamos que sea la primera de una larga lista de personas que sufrirán persecución”, aventuran los firmantes y cierran la nota al Papa señalando que “estamos a tiempo de parar esta metodología de revanchismo, injusticia y persecución”.
Los promotores de la carta al Papa aspiran a que el tema de Milagro Sala y, en general, la situación social que se vive en la Argentina sean incluidos en la agenda del diálogo entre Bergoglio y Macri en el Vaticano. Mientras tanto la canciller Susana Malcorra, en diálogo con radio La Red, dijo ayer que “con el Papa tenemos una agenda rica en sustancia, no en fotos para las revistas del corazón” y dado que “Bergoglio es el jefe de un Estado las relaciones tienden a ser más protocolares”, dando una clara idea del tono del diálogo que mantiene el actual gobierno con la Santa Sede.
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