Nicolás Massot, Jorge Capitanich y Diego Bossio hablaron de la ruptura del bloque del FpV.
Imagen: Graciela Calabrese & Guadalupe Lombardo..

Diego Bossio justificó su decisión de motorizar la fractura en el bloque de diputados del Frente para la Victoria en la derrota electoral y la idea de armar una alternativa moderada con aspiraciones políticas propias. “Ser funcionales a Macri era seguir con la estrategia que nos llevó a la derrota”, sostuvo el ex director de la Anses, aunque evitó mencionar que el pacto que selló con Cambiemos fue garantizar el quórum para que el gobierno de Mauricio Macri avance con sus proyectos en la Cámara baja. El jefe del bloque del FpV, Héctor Recalde, volvió a calificar la postura de los secesionistas como “un error” y propuso un ejercicio simple para sacar conclusiones sobre los beneficiarios del cisma: “Veamos quiénes aplauden la decisión y se verá a quiénes beneficia”. El PRO festejó el quiebre en la principal fuerza de oposición, mientras que desde el kirchnerismo bonaerense acusaron a Bossio y Juan Manuel Urtubey de “cogobernar con el macrismo” y Jorge Capitanich calificó de “extraña” la actitud del ex titular de Anses. El massista Alberto Fernández tildó de “oportunistas” a los desertores del FpV.

“Queremos un peronismo moderno con un proyecto superador al de Macri, tenemos muchas diferencias con el actual gobierno que vamos a dejarlas expuestas en la Cámara de Diputados”, fue el argumento de Bossio para exculparse de las críticas de sus ex colegas de bancada y definió al flamante bloque como “una oposición responsable”. El Bloque Justicialista presentó formalmente ayer su conformación en la Cámara de Diputados con 15 integrantes y no 18 como habían anunciado. La bancada, integrada por una docena de ex diputados del FpV, dos del PJ pampeano y el ex massista petrolero Alberto Roberti, estará presidida por el sindicalista del Samata, Oscar Romero, el ariete de Bossio en la fractura.

El jefe del bloque PRO de diputados, Nicolás Massot, no dudó a batir palmas: dijo que “es una buena noticia” que un grupo de peronistas disidentes del FpV “se haya animado a dar este paso y darle madurez y coherencia al debate parlamentario”. Massot, junto al titular de la Cámara baja, el también macrista Emilio Monzó, fue uno de los negociadores del oficialismo con los rupturistas del FpV.

En cambio, el kirchnerismo continuó con los cuestionamientos a los díscolos. “Me extraña lo de Diego, tengo una excelente relación personal con él, no he hablado sobre esta decisión. Uno tiene que mantener la unidad de bloque y en virtud de eso tener posiciones internas para tomar decisiones”, sentenció el ex jefe de Gabinete y actual intendente de Resistencia, Jorge Capitanich. “La oposición debe ejercer su rol de control político” y “la agenda parlamentaria merecer ser discutida integralmente”, insistió el ex gobernador chaqueño diferenciándose de los dirigentes que buscan defender solo los intereses de sus provincias.

“Están cogobernando y no están dentro del peronismo. Nosotros somos una oposición responsable pero somos oposición”, afirmó el intendente de Berazategui, Patricio Mussi, sobre la actitud de Bossio y el gobernador salteño de acercamiento al macrismo. Mussi, como parte del kirchnerismo bonaerense, se pronunció en el mismo sentido que el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, y reclamó que Bossio devuelva su banca: “Debería renunciar porque la banca que lo puso ahí es a la que él ahora dice no representar”.

El massismo tampoco desaprovechó la oportunidad para agitar aguas para su propio molino. El ex jefe de Gabinete kirchnerista Alberto Fernández, reconvertido en armador y operador massista, calificó a los desertores del FpV como “un conjunto de oportunistas” que “después de ocho años de aplaudir a (la ex presidenta) Cristina parecen haber descubierto que era un poquito autoritaria”. Aunque también dejó en claro que “es un análisis simplista decir que el kirchnerismo está muerto”.