Sábado, 6 de febrero de 2016 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Jorge Alemán *
La famosa sentencia de Adorno: “Después de Auschwitz no se puede escribir más poesía”, no se refería a la poesía como género literario. Se trataba de inaugurar una reflexión sobre los alcances letales en todos los confines de la vida, incluso en la lengua, una vez que un genocidio ha tenido lugar. Basta ver la Europa actual y sus distintos dispositivos de segregación para confirmar el alcance de la tesis de Adorno.
En la Argentina, después del 76, nada es ya lo mismo. Ninguna identidad política ha quedado a salvo y el kirchnerismo supo interpretar este hecho constituyendo a Madres, Abuelas e Hijos en un sujeto político definitivo. Pero nunca es suficiente, como se puede apreciar en estos días y con este nuevo gobierno. Por eso, la nueva organización que surja como respuesta al gobierno gorila debe sobrellevar como imperativo ético lo sucedido en el 76.
Cualquier proyecto que se plantee tiene un límite irreductible como responsabilidad histórica. Los delitos de lesa humanidad, el repudio a la teoría de los dos demonios y la continuación de los juicios a los cómplices de la dictadura cívico-militar. La afiliación al PJ sin estas premisas innegociables es volver a la vieja política. La otra cuestión crucial es, tal como lo vengo sosteniendo en estas intervenciones, es la frontera antagónica que delimite el espacio político en un nosotros y ellos. Si estas dos cuestiones se realizan del modo conveniente y es el PJ, el peronismo, el que las puede asumir, bienvenido sea una vez más el peronismo del siglo XXI.
Si no las asume será un proyecto débil de entrada y entonces más que entusiasmarnos en ganar unas elecciones a cualquier precio sería mucho más importante construir una organización política preparada para radicalizar la transformación política que el kirchnerismo comenzó. Hay compañeros peronistas, movimientos sociales, organizaciones kirchneristas, agrupaciones de distinto tipo, sectores que van a ser brutalmente excluidos por el proceso macrista, para organizar lo que Gramsci llamaría un nuevo bloque cultural. Unica condición a cumplir para que esa organización política sea la verdadera heredera de lo que es el kirchnerismo.
* Psicoanalista y escritor.
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