Mauricio Macri no pisó la ex Escuela de Mecánica de la Armada durante sus ocho años como jefe del Gobierno porteño pero sí lo hizo como Presidente el último lunes. La agenda internacional comienza a explicar el motivo de la visita: es muy probable que Barack Obama recorra los sitios de memoria donde estuvo uno de los tres campos de concentración más grandes de la Argentina, junto con los de Campo de Mayo y La Perla. Obama obviamente asistirá con Macri, por lo cual era lógico que el futuro anfitrión conociera de antemano el terreno.

El secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Claudio Avruj, admitió ayer la posibilidad de que Obama visite la ESMA el 24 de marzo, a 40 años exactos del golpe militar. Obama llegará a Buenos Aires el 23 y ése será el segundo y último día de la gira argentina, tras pasar por La Habana.

“No está cerrada la agenda del presidente Obama y lo estamos hablando con la embajada de Estados Unidos, pero no me extrañaría que esa visita exista”, afirmó Avruj sobre el recorrido por los sitios de memoria de la ESMA.

“No me asombraría que Obama termine dando un reconocimiento muy formal al espacio de la Memoria, un homenaje a las víctimas y un mensaje contra el terrorismo, contra las dictaduras y una reafirmación de la democracia en el país”, dijo Avruj a la agencia de noticias DyN.

El funcionario ocupaba el mismo cargo a nivel municipal. Ahora, como secretario de Derechos Humanos a nivel nacional, comenzó a experimentar junto a su segundo, el subsecretario de Protección de Derechos Humanos José Brian Schapira, los vaivenes de un puesto sensible que puede dar una gran proyección o terminar con la carrera política de quien ignore la sutileza de los asuntos humanitarios en este país. La Argentina es un caso paradigmático tanto en materia de terrorismo de Estado como de revisión judicial de los crímenes de lesa humanidad.

Tal como informó este diario, Avruj ya recibió una comunicación discreta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que hacía preguntas en tono crítico sobre los decretos de necesidad y urgencia y la liquidación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Página/12 informó también sobre los cuestionamientos del relator de Libertad de Expresión, Edison Lanza, en visita a la Argentina. Y La Nación publicó una columna del experto chileno José Miguel Vivanco, director regional de Human Rights Watch, sobre la detención de Milagro Sala por su acampe. “Acusar por sedición a quienes simplemente participan en manifestaciones públicas pacíficas (incluso si fueran ilegales) supone una actitud persecutoria que cercena la libertad de expresión”, dijo Vivanco, un especialista a quien nadie puede acusar precisamente de chavismo. “Ninguno de los señalamientos contra Sala, aun si fueran ciertos, constituye ‘sedición’ conforme con ninguna definición legítima de este delito”, escribió.

También el gobierno de Macri empieza a lidiar con el poderoso sistema interamericano de derechos humanos, un conjunto plural de instituciones y jurisprudencia democrática construidas sobre todo en los últimos 30 años. A uno de los vértices de ese sistema, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, acaba de incorporarse el ex ministro del supremo tribunal argentina Raúl Zaffaroni. Su designación fue aprobada por la mayoría de la Organización de los Estados Americanos en 2015.

El futuro encuentro de Macri con la titular de Abuelas de Plaza de Mayo Estela Barnes de Carlotto (ver aparte) tendrá para el Presidente la misma lógica que haber asistido en la ESMA el lunes último a la reunión con el equipo del ministro de Justicia Germán Garavano. La causa de la recuperación de los chicos apropiados y la figura misma de Estela de Carlotto forman parte de la agenda internacional de los derechos humanos desde la fundación de Abuelas, hace casi 39 años.